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El Movimiento Al Socialismo (MAS) muestra ante el mundo una victoria aplastante, con porcentajes que jamás lograron gobiernos anteriores desde la reinstauración de la democracia de tiempos neoliberales, y que solo consigue este partido una y otra vez.

El MAS solo conoció la derrota el 21F, pero como es una tienda política sin convicción realmente democrática, desconoció el resultado y su líder Evo Morales se postuló sin ruborizarse, llevándose por delante, además, el candado de la Constitución que limitaba a solo dos gestiones presidenciales.

Ya todo es agua pasada. La realidad, hoy, es que la población boliviana ha perdonado todos los errores —escandalosos, muchos de ellos— y les ha vuelto a dar un voto de confianza. Sin embargo, el presidente electo, Luis Arce Catacora, ya ha señalado lo que se sabía: que el PIB (Producto Interno Bruto) muestra indicadores peores a tiempos de la UDP de la década de los 80 y así lo ha expresado. Claro que ha añadido que ese descalabro se debe a los “11 meses” y no a 14 años de gestión y el nuevo escenario mundial. También ha deslizado que, acaso, tal vez, se haga necesaria una devaluación de la moneda boliviana. Probablemente, a poco ser posesionado, le escuchemos decir algo semejante a “Bolivia se nos muere”.

Si la población votó por lo malo conocido que lo peor por conocer y creyó que nuestro tren de vida iba a seguir como antes, es posible que esté equivocada. A causa de la pandemia y muchos otros factores, como la caída del precio de las materias primas, la situación de pobreza generalizada se extenderá como una mancha de aceite. Si a esto se añade un estado de ingobernabilidad, nuestras vidas se harán insoportables.

Al parecer, por lo menos de momento, el discurso del nuevo mandatario es conciliador y no está haciendo uso de amenazas. Pero, sus seguidores arden en deseos de venganza, de revancha; ya lo ha dicho Marianela Paco, que, según sus apreciaciones en una grabación, ambos nuevos dignatarios son demasiados blandengues, omitiendo el léxico en el que lo dijo. Por lo tanto, se abren dos opciones: o Arce se separa de la política de confrontación impuesta a sangre y bala por su antecesor Morales o claudica ante el golpe de puño en la mesa de sus cuadros y comienza una cacería de brujas.

En el discurso de posesión en su primera gestión en el 2006, Morales ya comenzó amenazando con nombre y apellido a un ingeniero, José María Bakovic. En ese momento, ya estaba anunciado su estilo de gobierno, pues Bakovic perdió la vida en la terrible persecución judicial que se le hizo. Veremos cómo es el discurso de Arce y qué señales nos envía. Probablemente, podemos esperar (no hay que ilusionarse demasiado), por lo menos al inicio, un talante más amistoso con la oposición. No puede olvidar que tiene al 45 por ciento de la ciudadanía en contra, así sea en una oposición dividida entre sí. No obstante, su ánimo de acaso bajar las espadas en alto, su gente puede exigir la prepotencia exhibida por el anterior. A eso puede sumarse una oposición encarnizada y reacia a todo, que podría dar alas al sector duro del MAS.

La economía del país casi en ruinas —y que irá para peor por el contexto mundial—, exigiría un pacto para salir todos de la crisis que se nos viene. Si Arce derrocha todas sus energías para hacer cacería de brujas, encarcelando aquí y allá, poniendo en marcha a sus añoradas milicias y, lo que sería peor, profundizando la sumisión de los otros órganos del Estado al despotismo del Órgano Ejecutivo, Bolivia pierde. Ya perdimos grandes oportunidades de un espectacular despegue económico en tiempos de las vacas gordas, ya perdimos derrochando en elefantes blancos y hasta museos para deleite narcisista.

Ahora sería el tiempo de la austeridad: Arce desplazándose en coches cuando ello es posible, que el combustible de la aeronavegación es muy caro; Arce trabajando y leyendo informes en lugar de insulsos e innecesarios viajes a inauguración de canchas deportivas; Arce dejando de asignar fondos para el mantenimiento de elefantes blancos y destinando a hospitales e ítems de profesionales de la salud, en fin, otra forma de hacer gobierno.

La gran duda es que si Arce será capaz de desprenderse del manto de su mentor, que ahora es solo su pupilo, alguien que fue colocado por el dedo del jefazo. ¿Será Arce él mismo o será un Evo II? A la espera, pues, de las señales de Arce, pero sin olvidar que se nos viene una crisis económica como las presentes generaciones no han conocido ni se lo imaginan. Si a eso se añade una crisis de ingobernabilidad y persecuciones, la verdad es que Bolivia se nos morirá. Paz Estenssoro dixit.

El rol de la economía del conocimiento en la región

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