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¿Cambiará Bolivia para mejor? ¿El hecho de que una mayoría vote por una opción electoral, es carta blanca para hacer y deshacer, para abusar los derechos humanos, para llevar a un país por una espiral creciente de autoritarismo y violencia a nombre del pueblo?

¿La intolerancia contra el que piensa diferente; el odio contra todo aquél que no votó por el partido en gobierno, la persecución contra todo aquél que, por el solo hecho de ser crítico con el nuevo gobierno, por fin, cesarán?

¿Reinarán la comprensión y el diálogo, con los que no piensan igual a las doctrinas del partido en el poder? ¿Se terminará el acoso laboral por razones políticas? ¿Pararán los insultos contra todo aquél que no concuerde con las políticas y arbitrariedades del gobierno o sus seguidores? ¿Parará el acosamiento político, se acabarán los falsos causales de procesos judiciales contra los que no acatan lo dispuesto por el gobierno?

¿El nuevo gobierno aprenderá de los errores anteriores, o simplemente, “los superará”, los ignorará, como si nada hubiera ocurrido? ¿Los gobernantes tendrán capacidad de autocrítica, como no la tuvieron antes?

¿Será un gobierno triunfalista, arrogante, soberbio, o por el contrario, será un gobierno humilde, que escucha las críticas, que no se considere el non plus ultra no sólo de Bolivia, sino del universo? ¿Tendremos gobernantes honestos, humanos, que se opongan al odio desatado, que lo repudien, o por el contrario, tendremos gobernantes que azucen los rencores, las humillaciones, el fanatismo?

¿Se crearán trabajos de calidad? ¿Habrá estabilidad laboral, protección laboral, gratificaciones justas para quien lo merece por su esfuerzo y la excelencia de su trabajo? ¿Se reconocerá la capacidad profesional, los méritos, el estudio y los logros académicos antes que los padrinazgos políticos o los favores prestados al jefe de turno?¿Habrá jubilaciones justas que premien una vida entregada al servicio de los demás?

¿Mejorará, o tan siquiera existirá, una buena educación en Bolivia? ¿un buen sistema de instrucción pública? y aún más, ¿una verdadera cultura de educación, no sólo para niños y jóvenes, sino para todos? ¿Se privilegiará una educación que forme el pensamiento crítico, desautomatizante, la creatividad, la originalidad, la búsqueda de la verdad, antes que el catecismo político, el adoctrinamiento, la simplificación de la realidad, el resentimiento, la intolerancia? ¿Se valorará y pagará bien a los maestros entregados a su vocación, o por el contrario, se premiará a los maestros serviles a la inculcación de ideologías acríticas y triunfalistas?

¿Las universidades serán espacios que promuevan el libre pensamiento, el pensamiento crítico, la autonomía de las ideas por encima de las ideologías, la investigación que derribe mitos y encuentre verdades, la profesionalidad, o por el contrario, serán escuelas ideológicas reducidas a una posición servil en relación al gobierno central y sus designios políticos? ¿Se crearán oportunidades de estudio y trabajo para niños y jóvenes, y se estimulará que estos desarrollen al máximo sus potencialidades?

¿Mejorará la atención pública a la salud? Los hospitales públicos que ya existen, ¿serán refaccionados, reconstruidos, cumpliendo con los estándares internacionales de calidad para brindar los mejores espacios de atención? ¿Se construirán más hospitales, mejor equipados, con más ítems para el personal de salud? ¿Se dará una mejor atención, rápida, oportuna, de gran calidad, sin colas, sin papeleos inútiles? ¿Se aprobará el 10 por ciento para salud? ¿Se despolitizarán, se desprebendalizarán los cargos de autoridad y de responsabilidad en salud, o por el contrario, seguirá siendo premios políticos antes que puestos otorgados por mérito y vocación de servicio?

¿Se pagará mejor al personal de salud, que por ejemplo durante esta pandemia, trabaja en turnos agotadores, ganando sueldos míseros, a pesar de ser enfermeros, enfermeras, bioquímicos, auxiliares de laboratorio, auxiliares de enfermería y muchos más oficios vinculados al cuidado de la salud? ¿Serán tratados con consideración, y no insultados, perseguidos, apedreados, amenazados por el solo hecho de trabajar en salud?

¿La cultura será un pilar de una vida compartida mejor? ¿La cultura y las artes cobijarán lo mejor de los seres humanos, sus esperanzas, sueños, horizontes y reflexiones, las banderas de la magia, la creatividad, la imaginación, la originalidad, la búsqueda de un futuro de paz y vida vibrante, de realizaciones, y el advenimiento del amor?

¿Se iniciará una cacería de brujas contra los funcionarios públicos, contra los policías, contra los dirigentes opositores, contra el ciudadano común que expresó su oposición al fraude electoral de 2019, y contra todos los excesos autoritarios de los gobiernos del MAS?

¿Se protegerá en serio, y no de manera discursiva y falsa, el medio ambiente, la naturaleza, las especies animales, las plantas, los árboles, los bosques, los ríos, los lagos, los glaciares, los ecosistemas en general? ¿La naturaleza será una prioridad, o se continuará con la lógica depredadora del ambiente natural a nombre del saqueo de los mal llamados “recursos naturales”, el enriquecimiento fácil, depredador, extractivista, ilegal, criminal?

¿Habrá esperanza verdadera, profundamente, en una sociedad mejor, más allá del griterío de consignas y fanatismos cansinos, violentos, exaltados, agresivos que se amparan solamente en fantasías y mitos sociales? ¿Se buscará la equidad social y el respeto a los derechos humanos de todos, en base al diálogo y a la tolerancia?

¿Habrá una auténtica justicia? ¿Se terminará la impunidad aplastante, el engaño convertido en virtud, la mentira convertida en verdad? ¿Se respetará el derecho, el Estado de derecho, la reflexión jurídica antes que las imposiciones políticas a favor de grupos y personas con poder? ¿Se creará una cultura de respeto a la ley, de conductas conscientes y educadas, basadas en el autocontrol y la autoconsciencia, antes que la obediencia ciega al dictamen autoritario del gremio, el cuerpo, los dirigentes o los mandones?

¿Continuarán el desmedido culto a la personalidad, la imposición repetitiva de eslóganes, la construcción de un enemigo interno al que hay que aniquilar, las lógicas revanchistas, la siembra de miedos y odios, antes que la pacificación social, la estima al otro, la demanda de acuerdos, de paz?

¿Bolivia será mejor, más pacífica, más tolerante, buscando un crecimiento social y espiritual no basado en las mejoras materiales, sino fundamentalmente en la armonía con la naturaleza y la libertad de las personas, en sus potencialidades, en su bienestar compartido, y no a costa del sufrimiento de los demás?

¿Se permitirán la prensa libre, la libre expresión, el libre pensamiento, el pensamiento crítico, la libre imaginación, el derecho de vivir en paz?

¿Cuántas preguntas más nos quedan por hacer, cuántas ilusiones más? ¿Cuánto más podremos soñar sin caer en una pesadilla de la que no podamos despertar nunca más? ¿Pero a pesar de todo, a pesar de todos los autoritarismos y demagogias, a pesar de las violaciones de los derechos, se continuará batallando por una sociedad mejor?

Nos quedan muchas preguntas. Renaceremos de nuestros errores. Los días de luz llegarán, más temprano que tarde. Llegarán sin duda. Llegarán.

A la espera de las primeras señales de Arce

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