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Probablemente usted padece del síndrome de intestino irritable y no está enterado. Es más conocido como colon irritable y pertenece a un grupo de patologías que se denomina trastornos funcionales digestivos (es decir que no hay daño anatómico, infección o causa orgánica para la aparición de este grupo de síntomas o molestias intestinales). Se define por la presencia de dolor abdominal recurrente, con periodos sintomáticos y otros sin síntomas, asociado a alteraciones en el ritmo intestinal, ocurriendo periodos de diarreaestreñimiento o ambos, frecuentemente asociados a distensión abdominal (hinchazón del abdomen con sensación de presencia de gases). Se calcula que hasta un 20 por ciento de la población adulta puede padecer de esta entidad. La mayoría desarrolla sus primeros síntomas antes de los 40 años y muchos pacientes recuerdan la aparición de los síntomas durante la niñez o la adultez temprana. Parece haber un componente familiar, ya que muchos informan que tienen un familiar con síntomas similares.

¿Cuáles son sus causas?

Lamentablemente no se sabe con precisión qué lo causa. Los estudios mencionan que puede deberse a alteraciones de la motilidad intestinal (movimientos intestinales normales, que se convertirían en erráticos e irregulares), por otro lado, existiría una comunicación deficiente entre el intestino y el cerebro, en la que los nervios del intestino son excepcionalmente sensibles y lanzan una señal de dolor durante los procesos digestivos normales. Las investigaciones sobre el tema también encontraron que existiría una alteración de la microbiota intestinal (microbios que normalmente viven en equilibrio en el intestino).

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma principal es el dolor o malestar abdominal asociado a un cambio en los hábitos intestinales. Los pacientes manifiestan su malestar abdominal de diferentes maneras, como dolor agudo, cólicos, hinchazón, distensión, plenitud o incluso ardor. El dolor puede desencadenarse al comer alimentos específicos, después de una comida, estrés emocional, estreñimiento o diarrea. El dolor abdominal suele aliviarse después de la defecación.

Las alteraciones del hábito intestinal pueden manifestarse con predominio del estreñimiento o de la diarrea, o de forma alterna diarrea-estreñimiento. La distensión abdominal y el meteorismo se desarrollan progresivamente a lo largo del día y son referidas como "exceso de gases". Son frecuentes la sensación de saciedad precoz tras la ingesta, ardor torácico (vinagrera).

Otros síntomas pueden incluir: mucosidad en las heces, sensación de urgencia para defecar y sensación de evacuación incompleta.

¿Cómo se diagnostica?

Un médico diagnostica el colon irritable sólo basado en los síntomas que el paciente le refiere y la historia clínica. Es posible que le solicite algunos exámenes de laboratorio y gabinete solamente para descartar otras enfermedades como la enfermedad celiaca. La presencia de sangre en las heces, pérdida de peso, dolor que despierta en la noche hacen pensar en otro tipo de enfermedades y no en colon irritable.

¿Cómo se trata?

Así como muchas enfermedades crónicas no tienen tratamiento, el síndrome de intestino irritable no tiene tratamiento efectivo ni cura, por lo cual si la padece tiene que hacerse la idea de que vivirá con ello, pero se pueden mejorar algunos síntomas comprendiendo los factores que en usted desencadenan los síntomas, por ejemplo, estrés, algún tipo de comidas o líquidos como las gaseosas o el alcohol. Algunas recomendaciones en la dieta y el estilo de vida para aliviar los síntomas del colon irritable son:

  • Aumente la fibra en su dieta (sobre todo si en usted se manifiesta con más estreñimiento): coma más frutas, verduras, granos y nueces.
  • Beba mucha agua.
  • Evite la cafeína y gaseosas.
  • Limite el queso y la leche. La intolerancia a la lactosa es más común en personas con intestino irritable. 

Existen algunos medicamentos aprobados para tratar el colon irritable, pero con beneficios marginales y deben ser prescritos por un médico gastroenterólogo. Si usted piensa que padece esta enfermedad acuda a un especialista para ser evaluado y, sobre todo, para descartar otras posibilidades más peligrosas, ya que por fortuna el síndrome de intestino irritable aparte de alterarle la calidad de vida no trae mayores consecuencias graves.

Dr. Héctor Mejía Salas, M.Sc.

Pediatra Magíster en Epidemiología Clínica

Profesor Titular de Pediatría UMSA

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