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TikTok es una red social de origen chino que permite compartir videos de corta duración con diferentes temáticas como música, comedia y educación. Al estar disponible desde 2017 para Android e iOs es usado en todo el mundo, especialmente por la población joven y adolescente. Se ha calculado que los adolescentes destinan más de una hora diaria de sus vidas a redes sociales, siendo la favorita TikTok.

Aparte de la adicción que pueden producir como todas las redes sociales, lamentablemente esta red de videos cortos ha servido para una creciente ola no sólo de mala información, sino de desinformación en salud (información intencionalmente concebida para confundir o dar información errada, usando indicios de verdades a medias).

La desinformación ha encontrado en las redes sociales una tierra fértil para el crecimiento de la “pseudociencia” que se disemina al igual que un virus infeccioso. Con seguridad usted ha visto estos videos cortos de profanos en el tema de salud recomendando tratamientos milagrosos para diferentes afecciones, consumo de algún tipo de alimentos o frutas para evitar el cáncer, pociones para mejorar el vigor sexual, compuestos para la juventud eterna, dietas para bajar de peso, consejos de belleza, y así para cada mal existente en este mundo. Pero eso no es todo, esta red social también ha sido utilizada para difundir teorías conspirativas (que ya publicamos en este mismo medio) de las más descabelladas, por ejemplo en contra de las vacunas contra Covid 19 y del origen de la enfermedad. Por otro lado, de forma peligrosa ha influido en la salud mental de los más jóvenes con los famosos videos de “desafíos”, incrementando las visitas a las salas de emergencias en varios países porque, por ejemplo, circularon videos donde un adolescente desafiaba a otros a consumir un tipo de medicamento o lanzarse de determinada altura.

Pero es especialmente preocupante la influencia de TikTok sobre la salud mental de los jóvenes. Según algunos psicólogos, esta red social es especialmente adictiva y pegajosa, lo cual mantiene a los adolescentes enganchados varias horas al día, más que en otra plataforma lanzada anteriormente (actualmente tiene más de mil millones de usuarios en el mundo). Los expertos en salud mental afirman que puede agravar o incrementar la prevalencia de la depresión y el abuso de sustancias.

Algunos países como la India prohibieron el uso de TikTok, lo mismo que parte de Estados Unidos y universidades de unos 20 estados de este país que la han bloqueado de las redes de sus campus, pero sin extenderse a los dispositivos personales. En febrero de este año, la Casa Blanca comunicó a los organismos federales que disponían de 30 días para eliminar la aplicación de sus dispositivos. Gran Bretaña, Canadá y el brazo ejecutivo de la Unión Europea también prohibieron recientemente la aplicación en los dispositivos oficiales. Actualmente se promueve una medida más extrema en la cámara de Representantes de los Estados Unidos para votar por una ley que permitiría a Joe Biden prohibir TikTok en todos los dispositivos del país que gobierna. Un Fiscal de un estado estadounidense presentó dos demandas contra TikTok, una de ellas alegando que la plataforma atrae a los niños al asegurar de manera falsa que es amigable para usuarios de entre 13 y 17 años, junto a un estudio que afirmaba que TikTok puede mostrar a los adolescentes contenidos potencialmente nocivos relacionados con el suicidio y los trastornos alimentarios a los pocos minutos de crear una cuenta.

Aunque TikTok dice que ha generado políticas para marcar ese contenido que desinforma, se encontró que más de la mitad de los videos publicados carecen de advertencias sobre su contenido. Un estudio de PlushCare (proveedor de salud digital) encontró que el 84% del contenido de salud de TikTok es falso, con un alto contenido de autodiagnóstico e información errónea o dañina. Y sobre los autores de estos videos, sólo el 9% de los tiktokers que asesoraban en la plataforma tenían una calificación profesional relevante; es decir, más del 90% era gente profana en el tema, difundiendo temas relevantes de salud sin ningún estudio ni “expertise”. Aunque TikTok piensa que las prohibiciones son usadas como “teatro político” y que la raíz del problema es que la red es propiedad de China, que el temor de que se esté colectando información de sus usuarios no es diferente a la que hacen otras redes sociales.

Pero ¿por qué tienen éxito o influyen estos videos en el resto de las personas? Los estudiosos de las redes sociales que estudian la desinformación mencionan que los relatos de anécdotas personales a veces son más poderosos que afirmaciones científicas, sobre todo en momentos de zozobra o miedo cuando las falsas afirmaciones hacen que parezcan más creíbles (como ocurrió en la pandemia). Además, la información alarmante, sorprendente y el morbo tienen siempre más audiencia.

Aunque actualmente hay una creciente comunidad de científicos y profesionales que utilizan redes sociales para tratar de desmentir y desmitificar publicaciones falsas, el trabajo es duro ya que los influyentes no calificados que publican información errónea superan con creces a los expertos que la desmienten, los cuales a menudo son objeto de acoso por parte de otros usuarios debido a sus esfuerzos (experiencia propia y de todos los que escribíamos o publicábamos a favor de las vacunas durante la pandemia).

Más allá de cuestiones políticas o intereses comerciales de las grandes potencias, lo cierto es que las redes sociales sí influyen en sus usuarios, especialmente en los más jóvenes, motivo por el que los padres deberían controlar y medir el tiempo de exposición y verificar el contenido al que sus hijos acceden. Otra forma es conversar con ellos y mostrarles que gran parte de lo que se muestra en las redes es falso, publicado sólo con el afán de conseguir “likes” o hacerse famosos.

Algunas claves para verificar contenido falso son las siguientes: verificar el autor y la fuente para comprobar que se trata de un profesional en el área el que hace afirmaciones; buscar otras fuentes de información para corroborar la veracidad de las afirmaciones hechas y asegurarse de que no son fake news. Los sitios que ofrecen curas milagrosas para varios males sin tratamiento conocido hasta la fecha son poco confiables. También es importante verificar la calidad de los videos que en esta era pueden ser fácilmente manipulados (hacen sospechar las superposiciones, las diferencias de calidad o definición), los errores ortográficos cuando una noticia es falsa son evidentes (tanto así que te duelen los ojos al leer semejantes faltas ortográficas que no serían cometidas por un profesional), los tonos muy pesimistas o sensacionalistas exagerados son usados generalmente por noticias falsas y finalmente tener capacidad crítica de lo que se está leyendo.

Dr. Héctor Mejía Salas, M.Sc.

Pediatra Magíster en Epidemiología Clínica

Profesor Titular de Pediatría UMSA

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