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Por Gary Daher Canedo para Guardiana (Bolivia)

Fue la peor entrevista de mi vida, dijo, arrancándose el micrófono de la chaqueta y dándoselo al camarógrafo, que le hizo notar que no tenía de qué preocuparse, al final ella era propietaria de su propia productora. A eso la periodista le dijo que ser independiente no era ninguna ventaja, más al contrario, en un periodo de crisis, como el que nos dejó el encierro de la pandemia. El operador se acomodó el barbijo como si le hubiesen hecho recuerdo del peligro; aunque su tía siempre le repetía que eso no le cuida de nada. Más bien te quita el aliento, que es lo que se necesita para vivir. La vio en su memoria, gesticulando con el palo del bastón sobre la jaula del loro.

La mujer cruzó a la isla de edición, e interrumpiendo la alegre conversación de los técnicos, solicitó la copia digital de la sesión. Se llama Libertad y Economía, dijo, un poco cohibida, pensando en que no pudo realizar las preguntas adecuadas, qué difícil es entrevistar a alguien que apenas se conoce, pensó, recogiendo la copia de la transmisión que el canal grababa. ¿Por qué se ríen?, preguntó, a sabiendas de que podría tratarse de bromas de varones. Es que no nos pagan hace ya más de dos meses, reveló el más joven, que sobrevivimos a punta de alcohol, acotó bromista. ¿No les pagan todavía?, a mí tampoco me han abonado los clientes, confesó; parece que a todos nos tocó el ocho. Estamos sin dinero y no sabemos cómo sobrellevaremos el siguiente día. Como el juego del Camarón, intervino alegre el camarógrafo, pensando en la serie de moda. ¡Qué Juego del Camarón ni qué nada!, despachó el de la consola. En la vida verdadera se ha desatado un infierno sin tamaño. Esto de la pandemia es como una lotería de Babilonia, donde hay que rogar para que no te toque el número negro, como lo que le pasó nuestro compañero, el mayor.

La mujer se acercó al que nombraban, con un poco de temor, ya que no recordaba haberlo visto anteriormente; pero pensando que al final un hombre no deja de contestar casi nunca a una dama. Qué le sucedió, si nos puede contar, inquirió cálida. Parándose al frente, pensando que se puede conversar algo mientras preparaban la copia del programa.

Pasó que yo estuve entubado, dijo por fin el aludido. ¿Entubado por la Covid?, replicó la periodista, alejándose un poco del sujeto. Sí, dijo él, y no se lo deseo a nadie. O sea, agregó ella, es un milagro conversar con usted, que se encuentre vivo. He oído decir que solo sobrevive uno de diez de esos terribles tratamientos.

Es muy duro, contestó el hombre, que parecía tener, a pesar de lo narrado, una contextura de boxeador callejero. Mire, si todavía tengo huellas. Estoy muy lastimado, dijo, mostrando la mancha negra que le quedaba en la mejilla izquierda. También me duele la pierna derecha, aquí cerca de la rodilla, tocándose la zona afectada. Ha sido un trance muy grave.

Treintaiún días en el hospital. Dieciséis en la sala de terapia intensiva, entubado. Una pesadilla inenarrable. Una seguidilla del infierno.

Allí todo el tiempo se vive como en el sueño. Muertos. Los vivos estaban muertos. Yo sentía a mis amigos y compañeros de trabajo, con los que ahora departo, los sentía muertos. Los veía muertos. Pero los muertos, no. Los muertos me visitaban cada día. Mi hija, una muchacha que se me murió antes de que me hospitalizaran, venía cada día. Y se quedaba allí. Mirando en silencio, y en silencio se reía.

Cuando estás entubado no pasa el tiempo. Pero tenés que sentirte vivo. Hay que vibrar de alegría, aun en medio de los muertos.

Cuando el fantasma de mi hija reía como en una película muda, yo también creía que reía. Aunque ahora sé que no es posible ya que uno está como en una máquina, como si fuera un feto adulto alimentado por la máquina, o acaso como en Matrix, al revés, dando energía al sistema.

GARY DAHER

Es poeta, narrador, ingeniero y ensayista boliviano. Master en Estudios Avanzados de Literatura Española e Hispanoamericana (Universidad de Barcelona, España). Autor de catorce libros de poesía, tres novelas, un libro de ensayos sobre poesía boliviana y un libro con poemas de Catulo y Safo, frutos de su traducción. Varios de sus textos han sido traducidos al italiano, portugués e inglés. Es curador, junto al poeta Gabriel Chávez Casazola del Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de los Anillos, y miembro del comité editorial de la revista El Ansia. En 2018, la Editorial Vitrubio de Madrid lanzó su libro Piedra Sagrada, integrado por una trilogía que reúne tres de sus producciones poéticas. En 2019, a través de Plural editores, publicó, con el poeta español José María Muñoz Quirós, el libro doble La Santa y la Cruz, en el cual participa con el libro Muralla Iluminada.

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