En los últimos meses, las empresas bolivianas se han enfrentado a un fenómeno no planeado, involuntario y casi “temido”: la digitalización del trabajo.
La nueva normalidad trajo consigo muchos beneficios, pero también ha presentado grandes desafíos para un mercado boliviano caracterizado por modelos de negocios tradicionales, inflexibles y, en muchos casos, poco innovadores.
La crisis actual ha dado lugar a un proceso de “deconstrucción creativa”. Como parte de este, las empresas tienen que adaptarse a una nueva realidad. Para tal efecto, en muchos casos deben abandonar sus viejas estructuras y culturas empresariales, llegando incluso a cambiar de rubro o simplemente terminar por desaparecer. En otras palabras, se debe ‘deconstruir’ algo para ‘crear’ algo nuevo y, eventualmente, mejor.
Y Covid-19 tiene todo que ver con la deconstrucción creativa. En este análisis se desarrollará la importancia de la innovación en los momentos de crisis.
Sabemos que actualmente es cuestión de supervivencia para las empresas innovar en los servicios y productos que ofrecen en el mercado.
Sin embargo, considero que antes de empezar innovando hacia afuera, es importante comenzar desde adentro.
Desde adentro significa cambiar las formas convencionales de comunicación con los empleados; aunque ya no los podamos ver físicamente, por ejemplo generando videollamadas de equipo al menos dos veces a la semana, cuando antes se lo hacía una vez cada siete días. E innovar conlleva generar mecanismos adecuados para evitar el desgaste de la salud mental de los trabajadores.
Todos sabemos que la salud mental se ha convertido en el punto de quiebre para las empresas y sus integrantes durante la pandemia de Covid 19. Los empleados se enfrentan hoy más que nunca a elevadas dosis de estrés debido a la sobrecarga laboral, el trabajo doméstico en casa, la producción de alimentos, la limpieza, el cuidado de los niños y los adultos mayores, provocando lo que se conoce como el Síndrome de Burnout.
El Síndrome de Burnout o trabajador quemado es un trastorno psicológico vinculado con la esfera laboral, que responde al estrés causado por el trabajo y la forma de vida del empleado. Este síndrome puede provocar consecuencias muy graves, tanto a nivel físico como psicológico.
Los trastornos de estrés requieren un tratamiento similar a los producidos luego de traumas como los generados por los desastres naturales, ataques terroristas y desastres ambientales, entre otros.
Básicamente las empresas deben inculcar tres pilares fundamentales para combatir y normalizar el estado mental de sus trabajadores:
En primer lugar, es importante promover el ejercicio. La actividad física permite descansar mejor y conciliar el sueño, además de paliar estados de depresión, ansiedad y estrés, a parte de los beneficios metabólicos e inmunológicos que le aporta al cuerpo.
En segundo lugar, si bien puede sonar “irónico”, los expertos señalan que el trabajo es, en realidad, el factor que ayuda a mantener la mente ocupada y, por ende, se constituye en un arma poderosa para combatir el estrés, permitiendo al ser humano gozar de buena salud mental. Efectivamente, es importante regularizar los horarios de trabajo para evitar caer en lo que todos conocemos como sobrecarga laboral.
En último lugar, se debe promover espacios para socializar. Hay que organizar actividades virtuales con los miembros de la oficina, tales como juegos de mesa, bingos, charlas sobre la importancia de la salud mental y física, entrenamientos virtuales y meditaciones, entre otros.
Los seres humanos acarrean la necesidad de compartir sus preocupaciones y sentimientos con un grupo de personas que estén en una situación similar en su trabajo o en su casa, a fin de encontrar un hombro de apoyo en momentos tan complicados como los que atravesamos.
En esta línea, mantengo la firme idea de que el cambio real empieza desde adentro. Por lo tanto, la deconstrucción creativa es un proceso que debe darse desde la empresa, a través de un profundo proceso de autoevaluación, desde las altas gerencias, para luego abarcar a todos los empleados que la integran. Únicamente así será posible cambiar los servicios y productos que ofrece un negocio. De lo contrario, aquellas organizaciones resistentes a la nueva esfera en que vivimos están destinadas a morir en un mercado boliviano, que, sin lugar a dudas, ya no es el mismo que el que era hace un par de meses.
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