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Por Nicole Sánchez* //

La rápida evolución tecnológica, marcada por la omnipresencia de redes sociales y el creciente uso de tecnologías de reconocimiento facial, plantea desafíos significativos para la privacidad y seguridad de las y los usuarios. Esta recolección de datos biométricos faciales y el análisis predictivo introducen nuevas dimensiones de riesgo.

Brechas en las regulaciones existentes

Existe una brecha en la protección de datos y su tratamiento, esto solamente hablando de datos almacenados en relación a una persona, dando la posibilidad de que éstos dejen de ser anónimos. 

Ahora sumemos a esto, la vulnerabilidad relacionada a datos biométricos, terminando con la privacidad de una persona, ya que no solamente hablamos de datos escritos, sino sobre el desarrollo de una persona en diferentes entornos, gesticulaciones, tono de voz, lenguaje corporal, movimiento de los ojos, huellas dactilares, reconocimiento facial, etc.

La recolección de datos de manera constante y en grandes cantidades es la mayor amenaza contra la privacidad hoy, más aún, tomando en cuenta que la recolección de datos en la mayoría de los casos no se realiza con un fin determinado, además, el uso de Inteligencia Artificial convierte a estos hechos en aún más riesgosos para la privacidad, ya que que evalúa comportamientos y reacciones faciales.

Sin embargo, no solamente hablamos de una vulneración total de nuestra privacidad e intimidad por parte de redes sociales, ya que muchos gobiernos a través de plataformas implementadas dentro de los gobiernos electrónicos cuentan con sistemas de reconocimiento facial y la recolección de datos biométricos faciales, los cuales buscan ser aplicados buscando crear procesos más rápidos y eficientes para la sociedad, pero exponiendo al mismo tiempo a la ciudadanía al robo de este tipo de datos en caso de niveles bajos de ciberseguridad y seguridad de la información dentro de las bases de datos o manejo inadecuado por parte de servidores públicos. Las infraestructuras críticas de los Estados suelen ser uno de los primeros puntos a ser atacados dentro de un ataque de ciberterrorismo, poniendo en riesgo a un país y sus ciudadanos.

Durante años hemos tratado el tema de la protección de datos escritos y su regulación; sin embargo, los avances no fueron muchos en temas regulatorios y la tecnología no dejó de avanzar, lo cual nos trae nuevos problemas en temas de protección de datos, el tratamiento de datos biométricos y lo que esto trae consigo.

Todo esto nos muestra la necesidad de que los gobiernos deben buscar, plantear y establecer marcos legales sólidos que abarquen la protección de datos escritos, pero también de datos biométricos, que son recolectados por empresas privadas, instituciones públicas y empresas transnacionales, a través de aplicaciones, servidores y plataformas, teniendo la necesidad de definir dentro de los marcos jurídicos, la protección y resguardo de datos transfronterizos, con la finalidad de garantizar la protección de datos, el derecho a la privacidad e intimidad, con el establecimiento de medidas de seguridad y ciberseguridad adecuadas. La colaboración entre usuarios, usuarias, empresas y gobiernos se vuelve esencial para preservar los derechos fundamentales en este entorno digital dinámico.

Reflexiones finales

La proliferación de plataformas digitales, redes sociales y tecnologías como el reconocimiento facial plantea cuestionamientos importantes sobre la protección de datos personales y la seguridad en línea. A pesar de su aparente seguridad, estas herramientas encierran riesgos significativos para la privacidad, esto como resultado de la recopilación y análisis de datos biométricos faciales, impulsada por aplicaciones y tecnologías de reconocimiento facial, dando lugar a inquietudes acerca de la propiedad de la imagen y la posibilidad de elaborar perfiles detallados. Este enfoque va más allá de los datos escritos, exponiendo la privacidad de las personas, su imagen y hasta la propiedad sobre su imagen. La implementación de análisis predictivos y el procesamiento constante de datos sin propósitos claros aumentan aún más los riesgos.

Es evidente la necesidad de regulaciones actualizadas para abordar estos desafíos, educando a las y los usuarios y brindándoles un mayor control sobre sus datos. En medio de la revolución digital, los gobiernos deben establecer un marco legal sólido para la recolección de datos biométricos, garantizando la ciberseguridad y la protección de datos.

Ya no se habla solamente de una protección de datos, sino de una protección de nuestra identidad en un mundo que cada día se encuentra más digitalizado y así analizar y cuestionarnos si nuestros rostros serán realmente nuestros a futuro, y crear conciencia en nuestros gobernantes y legisladores sobre la necesidad de generar normativas sobre ciberseguridad, protección de datos y seguridad de la información.

Debemos pensar en el desarrollo de marcos normativos con alcances nacionales, pero también con un alcance y protección transfronterizos.

*Coordinadora de Protección de datos de Fundación InternetBolivia.org

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