La Guerra del Agua…La Guerra del Gas…La Guerra de las Pititas… A cada masivo dolor en el que afloró el odio para derramar sangre se le puso un nombre en Bolivia. Y del vivido este año nadie saldrá indemne. Fuimos de un modo antes del 20 de octubre y seremos de otro modo, mejores o peores, cuando Bolivia empiece a cerrar sus heridas.
Las lecciones que deja la Guerra de las Pititas al mundo son numerosas. Cuando sean investigadas, saldrán a la luz con mayor nitidez componentes fundamentales como las nuevas tecnologías, los jóvenes y una vez más el poder de la información como arma de destrucción masiva del “otro”, del diferente.
Hoy nadie puede estar seguro de cuánta ficción o verdad contiene un discurso o un video. En la Guerra de las Pititas hemos demostrado cuánta capacidad tenemos los seres humanos para destruir las fronteras entre la ficción y la realidad.
Y no es que recién esté pasando… Desde hace años existen, por ejemplo, “medios de información” de crónica roja en los que parte de los textos e incluso imágenes son inventados o sacados de otros hechos de internet. Sin embargo, están ahí con todo el daño que ya pudieron haber causado, pero a disposición de quien quiera comprarlos o no.
El problema ahora es mayor. Se ha llegado a tal grado de sofisticación para convertir la ficción en realidad, que a los medios llegan cartas con membrete, firmas y demás para hablar de un hecho que jamás ocurrió. Y esto no solo proviene de algún guerrero digital pagado por el MAS, sino también del otro lado.
Del otro lado de la batalla, gente que no termina de ser visibilizada manda videos totalmente descontextualizados de entrevistas realizadas en algún momento de la historia como si hubiesen sido hechas ayer u hoy para hacer quedar mal a una persona o a un partido.
A los textos y videos se ha sumado el teatro callejero político con escenas como la protagonizada por la senadora Adriana Salvatierra del MAS. El miércoles 13 de noviembre, ella y otros legisladores intentaron ingresar a la Asamblea Legislativa en La Paz. Un cordón de policías se lo impidió. Y claramente se vio que los parlamentarios no fueron agredidos físicamente como querían que se pensara.
Salvatierra quiso hacer creer que fue brutalmente agredida y por eso tenía la blusa rota. Sin embargo, gracias a imágenes anteriores a su llegada al Legislativo nos pudimos dar cuenta de que intencionalmente ella o alguien le había rasgado las vestiduras, pero no fue un policía.
También nos dimos cuenta de que la actuación de Salvatierra había sido coordinada con quien fuera presidente de Bolivia, Evo Morales. Apenas ocurrido el hecho, él activó su Twitter para decir que los “legisladores del pueblo fueron brutalmente reprimidos e impedidos de ingresar a la Asamblea. El golpe racista y fascista se hunde en la ilegalidad”
Y aparentemente el teatro también fue "coincidente" con la información de algunos medios de izquierda como Telesur que al respecto dijo: "Agentes de la Policía Nacional de Bolivia atacaron este miércoles con golpes y gases lacrimógenos a parlamentarios del Movimiento al Socialismo (MAS) cuando intentaban ingresar al Congreso para plenaria convocada ante golpe de Estado perpetrado contra el presidente Evo Morales".
Claramente, de tanto repetir una mentira, esta puede terminar convirtiéndose en verdad y tal parece que a eso apunta parte de la estrategia informativa del MAS. Y hoy nos queda la duda sobre cuándo empezó a manejar la información de ese modo. ¿Desde el 22 de enero de 2006?
Más ejemplos de este tipo se pueden encontrar hoy en las diferentes declaraciones de Evo Morales a medios de información del extranjero, además de los mensajes por Twitter que claramente el exPresidente quería que llegaran a los gobernantes y políticos de otros países, pero terminaron siendo también vistos por las y los bolivianos. Veamos algunos ejemplos:
- "Domingo en la mañana, ¿qué dije?, vamos a elecciones, si quieren sin Evo Morales y con un nuevo Tribunal Supremo Electoral. Ya dije eso. No es ninguna novedad". Eso le dijo Evo Morales a quien le entrevistó para la BBC. Pero no es cierto, no lo dijo en Bolivia.
- Evo Morales dijo que sufrió un golpe de Estado de parte de los militares. Sin embargo, en su carta de renuncia se refiere solo a los cívicos y policías, pero no a los militares. Cuando este "detalle" le hicieron notar en una entrevista reciente, él dijo que también fueron los militares. Lo cierto es que los militares no le exigieron, sino le sugirieron que renuncie como también lo hizo la COB, pero, claro, de esta se olvidó Morales. ¿Debe renunciar el Presidente, señor (Juan Carlos) Guarachi?, le preguntaron al secretario ejecutivo de la COB el 10 de noviembre, él respondió: “Nosotros llamamos, si seguramente es una acción y una medida para que el pueblo se pacifique, compañero Presidente, le llamamos a la reflexión de que pueda seguramente asumir esta responsabilidad, si hay la necesidad de renunciar por pacificar al pueblo boliviano, Presidente, lo hacemos, le decimos desde la Central Obrera Boliviana para pacificar el país a nivel nacional”.
- "Este golpe de Estado ni los atentados contra mi vida me harán cambiar de ideología", indicó Morales por Twitter. Hasta donde se sabe, no hubo ningún atentado contra su vida ni nadie lo echó del país, él decidió irse. Es más, aún no se sabe por qué no se fue a Venezuela o Cuba.
- “A todos les sorprende que ya casi cumplí 14 años y ahí viene el golpe. Estuvo bien organizado, bien planificado, bien financiado por grupos violentos. Han pagado a pandilleros y drogadictos", le dijo al periódico La Jornada de México. Claramente se refería a los miles de jóvenes que bloquearon las esquinas durante 19 días y de los que ya había dicho antes que bloqueaban por dinero o por nota y luego los llamó delincuentes.
La sustitución de la verdad por mentiras o medias mentiras que recurren incluso al teatro se está produciendo en Bolivia desde las más altas cumbres de la política. Pero no nos equivoquemos al pensar que solo proviene de la izquierda.
Evo Morales siempre quiso que las y los bolivianos pensáramos que él es una persona honesta. Acostumbrados como estábamos a políticos pillos y mentirosos, nos tragábamos sus kilométricos discursos, sus metidas de pata y sus bromas machistas…porque lo creíamos, en el fondo, honesto.
Pero en las últimas semanas, en su desesperación por retomar el poder, Evo Morales mintió y volvió a mentir y lo sigue haciendo. Eso, hasta donde sabemos, no es honestidad. Nos está mostrando hasta dónde es capaz de poner toda la carne sobre el asador para mantenerse en el poder.
Sus mensajes y respuestas en entrevistas también han dado lugar a una serie de contradicciones. Una de ellas y, tal vez, la más importante está en el hecho de que por un lado manda mensajes en pos de la paz y, por otro, dice que sigue en la lucha y se sabe que está tras el estado conflictivo que se vive en ciudades como El Alto, La Paz y Cochabamba.
El 16 de este mes, Evo Morales le dijo al periódico La Jornada de México: " El comportamiento de los policías está llevando a que el pueblo también se organice. Me sorprende el planteamiento de guerra civil, porque si las instituciones como las Fuerzas Armadas no garantizan la democracia, eso significa que se va a obligar a que el pueblo se arme. No lo quisiéramos. Yo no lo quiero personalmente, pero si nacen estos grupos, así como plantean la guerra civil, será por culpa, primero de la derecha y, segundo, de esos comandantes que no garantizan la democracia. Por supuesto, los pueblos tienen derecho a liberarse".
La pregunta del millón es por qué Evo Morales optó por poner lo que quedaba de su imagen en la palestra de la mentira, por qué rifar en pocos días lo bueno que pudo haber hecho en casi 14 años…
Por todos los que se han manifestado a favor o en contra de Evo Morales a nivel internacional, uno puede darse cuenta de que, en realidad, este pequeño país era un laboratorio de experimentos observado a nivel internacional. Sin embargo, acaba de explotar...
No otra cosa significa que en la OEA los países estén más preocupados de afirmar y reafirmar que en Bolivia hubo Golpe de Estado. Durante su última sesión, casi no fue escuchada la palabra "fraude" y eso se los hizo notar a los embajadores de los países el mismo secretario general de la OEA, Luis Almagro. Y es que, tal vez, lo que más les preocupa es que la pitita vaya a ser contagiosa.
A los países que integran la OEA no les conviene que sus poblaciones piensen ni por un segundo que es posible echar a gobernantes que no funcionan. Y menos que se crea que eso es posible con solo poner en las esquinas pititas y aguantar, según la receta boliviana, por lo menos 19 días, sin militares ocupando el poder.
Y es que hoy la Guerra de las Pititas se pinta exportable desde Bolivia. Por lo menos así lo está mostrando Juan Guaidó, quien en Venezuela no ha podido sacar a Maduro hasta ahora. Pero ha visto a las pititas y le han encantado. Pero los demás países no quieren ni escuchar hablar más de ellas.
Este domingo, El País de España publicó: "Juan Guaidó intentó este sábado reactivar la oposición en las calles de Venezuela con dos mensajes clave. El primero: tomar como inspiración Bolivia, donde las protestas por el padrón en el recuento electoral y el fin del respaldo militar forzaron la salida del ya expresidente Evo Morales. El segundo: mantener frente al régimen de Nicolás Maduro una protesta sostenida. “No hay soluciones mágicas”, dijo en la concentración en Caracas. El chavismo marchó en apoyo a Morales".
Y si las pititas son exportables es probable que se deba al colapso de una vieja manera de hacer política y gestionar países. Eso de seguir apostando por discursos extremistas de izquierdas o derechas cuando los jóvenes tienen la mente puesta en si habrá un mundo para ellos el día de mañana se está haciendo cada vez más evidente.
Las mentiras o medias verdades de las fuentes de información han llegado a tan alto nivel de sofisticación que no se sabe hasta dónde son capaces de fingir para hacer creer tanto a nivel nacional como internacional que el desastre y el caos son tan grandes en Bolivia, que no es posible pensar nunca más la vida sin Evo, el salvador.
Al centro o un poco más a la izquierda o un cachito más a la derecha estamos los llamados periodistas, agredidos verbal y físicamente de uno u otro lado.
Los periodistas también estamos al centro de un fuego de santos y demonios. Al frente tenemos a un expresidente que se cree el Mesías y al otro lado a una Presidenta que en vez de dedicarse únicamente a organizar las nuevas elecciones, se está dando tiempo para echar a los demonios extranjeros del país. Y sin tener vela en este entierro, los fotógrafos y camarógrafos andan detrás de los líos para la toma del día, poniendo en ese intento su vida en riesgo.
Está en nuestras manos que todo esto se convierta mañana en una Bolivia mejor o en una incendiada por el odio. Tenemos que convencernos de que los mensajes de odio hacia el “otro” llevan a la acción violenta y esta conduce a la muerte. Si la espiral sube, nadie estará a salvo, ni siquiera en su casa como alguna gente piensa, porque en el último tiempo han sido quemadas varias casas de uno y otro lado, incluyendo a los que se los imaginaba al centro: las y los periodistas.
Por todo lo visto, el momento de generar o compartir una información, un video o un meme, piensa dos veces. La información no solo es un derecho, también es una responsabilidad y si no se la maneja de forma adecuada puede convertirse en un arma de destrucción masiva.
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