0

Durante estos meses de cuarentena los cochabambinos estamos haciendo un esfuerzo particular en relación a otros departamentos o ciudades con respecto a la comida y no solo de la calle, sino también de locales muy conocidos en la Llajta.

La serie de Netflix “Street food” que nos muestra algo de la comida callejera de La Paz y de lo luchadoras que son las mujeres de esa ciudad, me hizo pensar en la riqueza culinaria y la capacidad de comer de las y los cochabambinos.

Soy consciente de que no todos los platos que se consumen en el Valle son propios de estos lugares, pero no importa, con tal de que estén a disposición del buen gusto y la buena compañía.

Si a alguien le ha tocado salir temprano de casa o si está llegando muy temprano, vale la pena darse una vueltita por los calditos que, según me cuentan, quitan la borrachera y te dan una energía indomable. Pero si uno está más cerca a Quillacollo que a Cochabamba, por Colcapirhua sirven unos tremendos fricasés que, esencialmente, tienen los mismos efectos que los calditos.

Pero si simplemente necesitas un buen desayuno, un api o tojorí con pastel es la solución. Los encuentras en cualquier punto de la ciudad. Son famosos los de la Perú, por su tojorí con leche evaporada.

Ya a media mañana, si uno está con hambre en la oficina, o si está realizando sus diligencias a pie, no está de más una tucumanita, un rellenito, un sandwichito de chola. También están los famosos Juanquis por la zona norte y las chamarritas por la zona sur. Estos últimos suelen ser contundentes, o sea que te ayudan a no tener hambre hasta el almuerzo.

El tiempo es inexorable y llega la hora del almuerzo. Una sopita de maní, sería infaltable acompañada con sus cabañitas de pescado; o una sopita de papalisa con pollo al horno como segundo plato. Sin duda el menú es más amplio y en los mercados de distintos puntos de la ciudad circulan las recetas originales de estos completitos.

Unas horas después uno vuelve a sentir hambre y cómo no tomar cafecito con su respectiva marraqueta o su tortilla de la Plazuela de Osorio.

Y en la noche antes de regresar a casa caminando por la calle, el distraído cochabambino se encuentra con el casero de Zonzo. También te encuentras con los carritos de comida sobre todo por la América, para aplicarle un choripán, o un lomito. Ahora si no te animas, también están las anticucheras que te llaman desde lejos con el aroma de sus parrillas.

Ahora bien, si fuera fin de semana, un buen chicharrón de cerdo es infaltable. En Cochabamba encontramos locales que ofrecen este producto en todas las latitudes; pero si tu antojo es con carne, podrías buscar un exquisito pique macho; un bien servido plato de charque o bien un plato de chorizo frito al estilo sucrense.

Ahora, si lo tuyo es el pescado, es muy fácil tomar camino al trópico donde se encuentran locales que ofrecen diversos platos deliciosos con pescados de aguas frías y de ríos tropicales.

¡Y no hablemos de las bebidas! ¡Tampoco de los platitos de la tarde según los días de la semana!

Está claro que este artículo es una exageración, pero ojalá que un día podamos volver a disfrutar de todas estas delicias y de la alegre compañía de nuestros amigos, en Cocha, en Tarija, en Santa Cruz, en cualquier lugar del país.

Bloqueo, eufemismo de aniquilación

Noticia Anterior

El único camino: derechos humanos, democracia y estado de derecho

Siguiente Noticia

Comentarios

Deja un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *