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La tos ferina o coqueluche es una enfermedad infecciosa aguda causada por la bacteria Bordetella pertussis. Los brotes de tos ferina fueron descritos desde la edad media. El microorganismo que produce la enfermedad fue aislado por primera vez por Jules Bordet y Octave Gengou en 1906. La tos ferina sigue siendo un importante problema de salud entre los niños de todo el mundo. Los datos de un estudio de modelado reciente sugieren que más de 24 millones de casos nuevos de tos ferina ocurrieron a nivel mundial entre niños menores de 5 años en 2014 y causaron unas 160.700 muertes.

La tos ferina es principalmente una enfermedad mediada por toxinas. Las bacterias se adhieren a los cilios de las células epiteliales respiratorias; producen toxinas que paralizan los cilios y causan inflamación de las vías respiratorias, lo que interfiere con la limpieza de las secreciones pulmonares. Es una enfermedad que puede afectar gravemente a bebés y niños pequeños, pero también puede afectar a adolescentes y adultos, estos últimos se convierten en el reservorio de la enfermedad, es decir no tienen enfermedad grave, pero la transmiten a los niños pequeños.

¿Cómo se contagia la coqueluche?

Cuando una persona que tiene tos ferina estornuda o tose, elimina pequeñas partículas de saliva con la bacteria en ellas, estas son inhaladas por otra persona. También se propaga cuando las personas pasan mucho tiempo juntas o comparten un espacio para respirar, como cuando una madre sostiene a su bebé (el 80% de los contagios de los lactantes y recién nacidos son de esta manera). Se calcula que una persona enferma puede contagiar alrededor de 15 a 17 personas, por lo cual es considerada una de las enfermedades más contagiosas.

¿Cuáles son los síntomas?

La coqueluche de inicio puede parecerse a un resfriado, pero la tos puede durar de semanas a meses. Los síntomas comienzan aproximadamente de cinco a 10 días después de contagiarse.  Los síntomas varían dependiendo del estado inmunitario de la persona, es decir si tiene anticuerpos por enfermedad previa o vacuna. La enfermedad es más grave en niños pequeños no vacunados o con vacunas incompletas. Los síntomas se presentan en tres fases:

Primera fase, que dura de 1 a 2 semanas y los síntomas son parecidos a los de un resfrío con presencia de tos leve, fiebre de bajo grado, rinorrea (fluido nasal).

Segunda fase, puede durar de 1 a 6 semanas y en esta fase la tos se hace paroxística (ataques de tos violentos e incontrolables,) que puede ocasionar que el niño vomite. Al finalizar cada paroxismo de tos, se puede producir un ruido agudo al inspirar que se denomina “gallo inspiratorio”. Los niños menores a seis meses pueden presentar solo accesos de tos y periodos donde dejan de respirar denominados apnea y ponerse azules, lo cual hace que tengan que sean internados para ser manejados.

Tercera fase, dura de 1 a 2 semanas. En esta fase todos los síntomas mejoran paulatinamente hasta resolverse.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

Se sospecha que se trata de coqueluche principalmente por los síntomas descritos arriba, más aún en niños sin vacuna. Se pueden realizar algunas pruebas para comprobar la presencia de la bacteria en una muestra de la garganta del niño, en un estudio denominado reacción en cadena de polimerasa.

¿CÓMO SE TRATA?

El tratamiento temprano (en la primera fase, no siempre posible porque es confundida con resfríos comunes) de la coqueluche con antibióticos puede hacer que la infección sea menos grave y ayudar a prevenir la propagación de la bacteria que la causa a otras personas. La administración de antibióticos en la segunda o tercera fase no afecta mucho la duración de la enfermedad, solo reduce la posibilidad de contagios.

¿CÓMO SE PREVIENE LA COQUELUCHE?

La bacteria que produce fue aislada en 1909, pero recién en 1940 se logró una vacuna eficaz de células enteras, que además se combinó con el toxoide tetánico y diftérico (vacuna DPT). Posteriormente en los años 80 se logró una vacuna acelular con menos efectos adversos que la vacuna de células enteras (que aún es usada en Bolivia y en muchos países).  Para los años 90 casi todos los países desarrollados cambiaron la vacunación contra coqueluche a vacunas acelulares. Es importante destacar que la primera vacuna de células enteras es más económica y más efectiva, por lo cual es la preferida en países de bajos y de medianos ingresos.

La mejor manera de prevenir la coqueluche es vacunándose. El esquema en Bolivia prevé 5 dosis, a los 2, 4, 6,18 meses y 4 años. Otros países aplican además una sexta dosis en adolescentes de 10 a 12 años.  Una recomendación desde hace ya más de 10 años es vacunar a todas las mujeres embarazadas en cada gestación entre las 27 y 36 semanas con la vacuna Tdap (Toxoide tetánico, difteria reducida y coqueluche acelular), con el objetivo de reducir la infección en los recién nacidos donde la enfermedad es muy grave. Bolivia no cuenta aún con esta vacuna en el sistema público, pero es posible vacunarse en forma privada.

Lamentablemente el 2020 y 2021 las coberturas de vacunación cayeron peligrosamente, dejando a muchos niños sin vacunas o con esquemas incompletos, lo cual los pone en un riesgo inminente de adquirir la infección y generar brotes epidémicos de la enfermedad como el que ya se informó en varios departamentos. Es imperativo que los padres acudan a los centros de salud para vacunar a sus niñas y niños.

Dr. Héctor Mejía Salas, M.Sc.

Pediatra Magíster en Epidemiología Clínica

Profesor Titular de Pediatría UMSA

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