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El miedo a contraer Covid-19, la incertidumbre sobre el presente y el futuro, el temor por no contar con el dinero suficiente para la familia y otros miedos dan lugar a que no solamente esté en juego la salud física de un ser humano en este momento, sino también su salud mental porque hablar de salud en general incluye el bienestar físico, mental y social según la Organización Mundial de la Salud (OMS); por tanto, no solo implica la ausencia de enfermedad.

Entonces, debemos entender que la salud mental debe ser vista como parte de un todo y, por ello, no es suficiente cuidarla en la familia, sino también en el entorno laboral y en general en la sociedad.

El artículo sexto de la Ley 16998 de Higiene, Seguridad Ocupacional y Bienestar de Bolivia, que está vigente desde el año 1979, establece como obligación de los empleadores: “Adoptar todas las medidas de orden técnico para la protección de la vida, la integridad física y mental de los trabajadores a su cargo; tendiendo a eliminar todo género de compensaciones sustitutivas del riesgo como ser bonos de insalubridad, sobrealimentaciones y descansos extraordinarios, que no supriman las condiciones riesgosas”.

Es decir, desde hace 42 años ya existían indicios de que la salud mental debía ser protegida en el entorno empresarial; sin embargo, Bolivia poco o nada ha avanzado en la implementación de normativas especificas que vayan a regular la prevención de riesgos psicosociales en el entorno laboral a diferencia de países de la región como Chile, Colombia y Perú que ya tienen protocolos regulados por el Estado para velar por el bienestar mental.

La pandemia ha ocasionado una serie de cambios, desafíos y consecuencias, entre ellos problemas en la salud mental ocasionados por Covid-19, con cierto impacto crítico en el entorno laboral, sobre todo en quienes nos han cuidado todo este tiempo: médicos, enfermeras y en general el personal en salud.

Un gran número de personas aún no cuantificado sufre hoy de estrés, ansiedad e incluso depresión que pueden afectar notablemente su calidad de vida. Algunas han tenido que alejarse de sus familias por miedo a enfermarlas; otras han caído en episodios de fobias que les impiden volver a relacionarse con su entorno por temor a enfermarse; no faltan las que han renunciado a sus trabajos porque no querían salir de casa y contagiarse. Los contextos son diversos y poco visibles, pero no significa que no estén ahí.

Desde que se inició la pandemia, los expertos proyectaron que esta iba a requerir de acciones preventivas, sobre todo por los cambios que se iban a generar. Por eso, hoy más que nunca debemos prestar atención a la manifestación de síntomas que pueden indicar afecciones de tipo psicosocial. Estos son:

  • Ansiedad
  • Irritabilidad
  • Tics nerviosos
  • Cambios en los patrones de sueño
  • Cambios en los patrones de alimentación
  • Aislamiento
  • Depresión
  • Cambios repentinos de humor
  • Cambios en el relacionamiento interpersonal

Las enfermedades de salud mental son varias; sin embargo, las que se buscan prevenir son la ansiedad y la depresión, mediante un abordaje preventivo del estrés laboral en el caso de las empresas e instituciones. Para ello, las empresas deben estructurar planes que les permitan:

  • Identificar los factores de riesgo psicosocial.
  • Analizar los datos de la evaluación de riesgos psicosociales, tomando en cuenta la incidencia ya sea por género, grupo etario, cargos y otros que la empresa vea relevantes para hacer una intervención adecuada y oportuna.
  • Intervenir de forma individual y/o colectiva los riesgos psicosociales de manera oportuna, para ello deberán hacerse asesorar por un especialista.

Esto está establecido en la normativa por Covid-19 exigida por los protocolos de bioseguridad que las empresas deben presentar al Ministerio de Trabajo para seguir operando. La pregunta es: ¿Cuántas empresas están cumpliendo?

¿Por qué es importante gestionar el riesgo psicosocial?

El estrés laboral puede desencadenar una serie de consecuencias conductuales e incluso alteraciones en la salud de las personas ya sea física o mental, lo que genera una tasa de ausentismo alta que se traduce en pérdidas de productividad para las empresas.

Seguramente alguna vez usted escuchó quejarse a alguna persona de episodios de migraña frecuentes en el trabajo o de alguna patología gastrointestinal como consecuencia del estrés. Cada vez tenemos más personas afectadas por una mala gestión del estrés (no sólo en el campo laboral).

¿Qué podemos hacer ahora?

Ahora, más allá de entender la obligación de las empresas para prevenir las enfermedades de salud mental, nosotros como personas tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra salud mental y más ahora en el contexto tan crítico e incierto que estamos viviendo, y para ello a continuación rescato algunos consejos para preservar una buena salud mental:

  1. Mantente en actividad: Realiza ejercicios, esto traerá múltiples beneficios para tu salud, no solo la mental. Si no puedes tener una rutina de ejercicios, sal a caminar y establece una rutina de una caminata saludable cada día.
  2. Descansa: Debes dormir entre 7 y 8 horas para poder darle al cuerpo el tiempo suficiente para reponerse del desgaste al que se expone durante el día.
  3. Come bien: Lleva una dieta saludable que permita cubrir tus necesidades energéticas y nutricionales, y te ayude a mejorar tu calidad de vida. Limita el consumo de alcohol, cigarro, azúcares, grasas.
  4. Haz vida social: Cuida y mantén las relaciones con otras personas o inicia nuevas relaciones tomando en cuenta las medidas de bioseguridad y teniendo el cuidado de que estas no sean tóxicas o den lugar a mayor depresión. Tener relaciones saludables con gente positiva será de gran ayuda para ciertos problemas como la ansiedad o el estrés, ayudarán a mantener más activo nuestro cerebro. El apoyo social, el contacto sano con personas que enriquecen y con las que se puede compartir, además de mejorar tu bienestar, retrasa el deterioro de capacidades cognitivas como la memoria. En pandemia se puede mantener el contacto social sin romper las medidas de bioseguridad a través de la tecnología y con disciplina.
  5. Diviértete: Dedicarte tiempo para realizar alguna actividad placentera, solo o en compañía de otros, te permite mejorar tu estado de ánimo. Si estás contento sabrás gestionar las responsabilidades diarias como laborales o familiares de una mejor forma. Disfruta de actividades que te relajan, te animan, te ayudan a desconectar o a tomar perspectiva de las situaciones problemáticas.
  6. Gestiona tus pensamientos: Gestionar adecuadamente las preocupaciones excesivas y continuas y los pensamientos negativos puede ayudarte a mantener una buena salud mental.
  7. Comunícate: Puedes tener problemas a la hora de comunicarte con las demás personas, incluso porque te entendieron mal lo que quisiste decir o sencillamente porque también están tan nerviosas como tú. Puedes transmitir verbalmente una emoción y la otra persona no comprenderla, simplemente porque tiene otra concepción de la misma. Todo ello puede hacerte sentir mal y reducir tu bienestar personal. Las personas comprendemos normalmente desde nuestro punto de vista, nuestra experiencia. Preguntar en lugar de suponer es en este caso primordial.
  8. Relájate: Cuando disfrutas de momentos calmados y respiras de forma adecuada tu mente se relaja. Entonces, las tensiones que puedes estar experimentando y el estrés disminuyen y, por tanto, aumenta tu bienestar y cuidas tu salud mental.
  9. Ponte objetivos: Para mantener una buena salud mental es importante que te plantees objetivos en tu día a día, metas alcanzables y prioridades. De esta manera te comprometes y adquieres un hábito, y poco a poco añades retos y nuevas metas a tu diario vivir. Las pequeñas victorias te aportarán una gran satisfacción. No te pongas metas inalcanzables o demasiado grandes al principio. Realiza una tarea, esfuérzate, comprométete a desarrollarla y poco a poco ponte objetivos más ambiciosos, ¡seguro que lo consigues!
  10. Busca ayuda: A veces es complicado poner en práctica estos consejos. Las situaciones, el entorno o las habilidades personales pueden dificultar el deseo y la intención de cuidar la salud mental. Si te encuentras en estas circunstancias, busca ayuda, habla con tus amistades, con personas de confianza, con profesionales. No dejes de cuidar tu salud mental, busca el apoyo necesario.

Tenemos que dejar de ver las enfermedades de salud mental como un tabú. El ser humano “sano” lo es solo si está de manera integral bien, tanto física como mentalmente. Por ello, quitémonos los estigmas y no esperemos enfermarnos para modificar nuestros hábitos, conductas, actitudes y forma de pensar y enfrentar los problemas. Está en nuestras manos afrontar esta situación con optimismo y responsabilidad personal.

Y tú, ¿qué estás dispuesto/a a hacer por tu salud mental?

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