Comunicate con uno de nuestros agentes x
Comunicate con Guardiana

Como podemos ayudarte?

TIRO DE GRACIA EMPRESARIAL

0

Por Guiomara Calle para Guardiana (Bolivia)

Martes 8 de febrero de 2022.- “No estábamos produciendo ni un solo centavo, pero teníamos que seguir pagando alquileres, expensas y cumplir con nuestros trabajadores. Ahora estamos endeudados”, lamenta Jorge Oblitas, quien hace dos meses tuvo que cerrar su negocio de comida mexicana en La Paz tras los duros golpes de la Covid-19 a las actividades económicas. La pandemia se llevó por delante o fue el tiro de gracia de al menos 10.113 empresas bolivianas en casi dos años de restricciones y cuarentenas. El departamento de La Paz fue el más afectado, según los últimos datos de Fundempresa.

Órale era el nombre de un próspero negocio que ofrecía tacos, burritos, chile con carne y una variedad de comida mexicana a los paladares paceños. Abrió a mediados de 2017 en el patio de comidas del Megacenter, en Irpavi de la zona Sur, y por la demanda habilitó rápidamente una sucursal en el centro comercial Torres Mall, en la zona de Sopocachi. Un tiempo antes de la pandemia, sus propietarios estaban a punto de abrir una tercera sucursal en un mall de El Alto y en tratativas para vender la franquicia a Cochabamba y Santa Cruz.

La primera sucursal de Órale funcionaba en el Megacenter, en Irpavi de la zona Sur (foto: Sandra VA).

“Era un producto muy lindo. Ante la situación, hemos intentado achicarnos (tras el comienzo de la pandemia) para no cerrar. Nos hemos salido de esos dos lugares donde estábamos en exposición y con buenos volúmenes de venta, y nos trasladamos a un pequeño restaurante en la avenida Busch (zona Miraflores), pero ya el golpe estaba dado, ya habíamos acumulado deudas, ya habíamos quedado debiendo un montón en alquileres en los dos lugares, teníamos problemas con los trabajadores, ya no hemos tenido más respiro”.

Jorge Oblitas, propietario de Órale

El crecimiento derivó en la generación de empleo, pues en su mejor momento Órale pudo contar con 20 trabajadores. Los esfuerzos de Oblitas, su esposa e hija, además de dos amigos que entraron a la sociedad, estaban dando buenos frutos y sus sueños de expansión no podían estar en mejor camino. Sin embargo, la Covid-19 llegó y les puso en apuros hasta que terminó dándoles un tiro de gracia matando todo lo que habían construido hasta entonces. 

Con la esperanza de que el negocio podía repuntar cuando la pandemia sea controlada, Oblitas y sus socios insistieron en mantenerlo abierto. “Hemos seguido aguantando y lo hacíamos casi a pérdida para seguir manteniendo a nuestros trabajadores, pero un día ya no pudimos, ya habíamos sacado dinero de donde no teníamos para pagar las obligaciones sin producir nada. Tomamos la decisión más difícil: cerramos hace unos dos meses”.

LOS NEGOCIOS FRENTE A LA COVID-19

La Covid-19 apareció en Bolivia el 10 de marzo de 2020 y hasta el domingo infectó a 872.811 personas, de las cuales 21.150 perdieron la vida y 724.828 se recuperaron, dentro de las cuatro olas que ya soportó la población, de acuerdo con el Ministerio de Salud. Pero, los efectos negativos incidieron también en la economía del país, que se vio afectada por la paralización de actividades durante las cuarentenas, rígida y flexibles, y las restricciones en el horario de circulación que permanecen hasta hoy. Órale sufrió estos severos impactos, al igual que miles de emprendimientos.

Así lo confirma la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa), que en su último informe “Estadísticas del Registro de Comercio de Bolivia”, a noviembre de 2021, señala que de enero a noviembre de 2021 se cancelaron 5.153 matrículas de comercio y que en similar periodo de 2020 fueron 4.960 matrículas, representando un crecimiento de 3,9 por ciento. Es decir, que en casi dos años de pandemia se cerraron 10.113 emprendimientos en el país.

“Evidentemente han ido incrementando los cierres de empresas en comparación a años anteriores a la pandemia, muchas han dejado de operar porque más han sido sus pérdidas y para no tener más gastos y seguir pagando a Impuestos Nacionales, alquileres, salarios y otros, varias decidieron cerrar. Ha sido creciente, pero después de levantar la cuarentena ha ido disminuyendo esta situación de cierre, muchas empresas han vuelto a reactivar sus actividades”.

Ronald Loayza, jefe de Oficina de Fundempresa La Paz

La mayoría de estas 10.113 empresas que cancelaron sus matrículas de comercio definitivamente eran unipersonales y se dedicaban a la venta por mayor y menor, alojamiento y servicio de comidas, reparación de automotores, servicios profesionales y técnicos, industria manufacturera, construcción y transporte. El desglose por departamento detalla que La Paz registra las cifras más altas, con 3.375 empresas cerradas durante la pandemia; en Santa Cruz fueron 2.719; y en Cochabamba, 2.531.

A nivel municipal, el informe de Fundempresa solo especifica lo que corresponde a 2021 y menciona que Santa Cruz de la Sierra tuvo el mayor número de cancelación de matrículas, con 1.164; seguido por las ciudades de La Paz, con 998, y Cochabamba, con 884. En cuarto lugar está El Alto, con 579, y en quinto está Oruro, con 220.

Al respecto, Loayza menciona que efectivamente el departamento de La Paz registra una creciente demanda de cierre de empresas; no obstante, también presenta un incremento en cuanto a formalización de empresas, es decir, apertura de nuevos emprendimientos, sobre todo en El Alto, donde está la mayor cantidad de trámites para la inscripción de empresas o modificaciones, ya sea por aumento de capital o ampliación. “Si antes una empresa se dedicaba solo a la construcción civil, ahora también a la venta. Entonces, eso de alguna forma ha ido equiparando con los cierres registrados en La Paz”.

UNA MIRADA DESDE LOS EMPRESARIOS

Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industria (CNI), una de las más importantes del sector empresarial privado del país, informa que evaluaron el impacto de la pandemia y otros factores en la actividad económica durante los dos últimos años y concluyeron que la reducción o cambios en la demanda de productos y el contrabando son las principales causas del cierre de empresas.

“Evidentemente en la pandemia se ha cerrado un número mayor de empresas y ello se debe a varias razones. Seguro que muchas de estas empresas tienen que ver con la producción de bienes duraderos cuya demanda durante la pandemia ha disminuido sensiblemente. La demanda en este tiempo ha cambiado y se ha orientado principalmente en alimentos, bebidas y medicamentos. Todos los demás productos, especialmente los bienes duraderos, han dejado de ser demandados. Una de las razones es justamente esa”.

Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industria

Agrega que el contrabando afecta de gran manera a la producción nacional y en muchos casos obliga al cierre de empresas que no tienen espalda financiera y que han entrado en iliquidez por efecto de la pandemia. En junio del año pasado, la CNI estimó que entre 2020 y 2021 el contrabando de productos de consumo masivo incremento en 10% y que ello derivó en el peligro de perder 80.000 puestos de trabajo por la afectación a la industria nacional.

Parte de los productos de contrabando, equivalentes a Bs 185.160, que la Aduana Nacional decomisó en octubre de 2021, en Santa Cruz (foto: Aduana Nacional).
TRABAJADORES, LAS OTRAS VÍCTIMAS DE LA PANDEMIA

Pese a este panorama, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, aseguró el 24 de enero del año lectivo que en 2020 la población ocupada cayó a 3,1 millones de personas, pero el año pasado aumentó a 4,2 millones, es decir que 1,1 millón de personas se volvieron a reinsertar en el mercado laboral. El comercio lidera la inserción laboral con un 39%, le siguen la industria manufacturera con un 28%, la construcción con un 24%, el transporte y almacenamiento con un 17%, y comidas con 35%.

Blazicevic afirma que durante la pandemia “se han destruido” cerca de 70.000 empleos solo en la industria, pues se estima que se han perdido más de 600.000 empleos en total en Bolivia. Y que, si bien el Gobierno nacional muestra cifras alentadoras, no se debe dejar de lado que los empleos recuperados ya no tienen la calidad de antes.

“Estos desempleados -según Blazicevic- han encontrado alguna actividad, en su gran mayoría orientada al comercio informal. Las personas sí han encontrado qué hacer, pero se han puesto a vender cualquier producto. Además, hay una conexión con el contrabando y las actividades ilícitas. Mucha gente se ha vuelto distribuido o importador ilegal de productos. Creemos que, si bien hay una recuperación en la tasa de desempleo abierto, como dice el Gobierno, este empleo no tiene la misma calidad que tenía antes”.

Guardiana intentó en reiteradas oportunidades conversar con el dirigente de la Central Obrera Bolivia (COB), Juan Carlos Huarachi, y el secretario de Empleo, Nicanor Baltazar, para conocer las consecuencias de la pandemia desde el lado de los trabajadores, sin embargo, en su oficina informaron que los dirigentes se encontraban fuera de la ciudad de La Paz y ninguno de los dos contestó a las insistentes llamadas.

LAS RESTRICCIONES AÚN ESTÁN VIGENTES

El nuevo coronavirus aún tiene en vilo al país y al mundo, que no termina de descifrarlo. Por ende, los cuidados y la prevención persisten. Desde principios de 2021, el Gobierno nacional dejó en manos de las gobernaciones y alcaldías definir las restricciones y otras medidas preventivas para frenar el contagio. En algunas regiones, la circulación peatonal y vehicular es hasta las 02:00, en otras hasta las 00:00 o 22:00.

El departamento de La Paz optó por esta última alternativa, hasta las 22:00, aunque con mayor rigor de controles en la sede de Gobierno y El Alto, pero en medio de rechazos y movilizaciones de propietarios de negocios nocturnos que advirtieron posibles cierres y más desempleo como consecuencia, debido a que se considera el sector más afectado en la actualidad porque el resto retomó sus actividades con normalidad. Luego de una serie de protestas y reuniones, la Alcaldía de La Paz aceptó la anterior semana ampliar los horarios de circulación hasta las 00:00 de lunes a jueves, y hasta las 02:00 los viernes, sábados y domingos, en el marco de la reactivación económica y evitar cierres.

Los ambientes del restobar Epicentro, en la zona de Sopocachi de La Paz.

El grupo afectado económicamente por las restricciones está el Epicentro, en la plaza Abaroa de la zona de Sopocachi. Manuel Pacheco, uno de los dos propietarios, detalla que este espacio da el sustento de vida a siete personas y sus familias, para quienes los tiempos aún son difíciles por la baja afluencia de clientes.

La reducción del aforo, las restricciones de atención durante meses, y el pago de alquileres y de salarios complica la situación de este lugar. “Para nosotros es muy complicado sostenernos en estas condiciones, sabemos que es importante cuidar la salud, pero también es importante llevar el dinero a la casa. Tenemos que poner de nuestro dinero para no cerrar y no perder la licencia, pero la gente ya no viene como antes. La situación aún es complicada”.

¿ES FÁCIL EMPRENDER EN BOLIVIA?

Tanto Pacheco como Oblitas coinciden en afirmar que emprender en Bolivia es muy difícil debido a que no perciben apoyo del Estado, más al contrario, cuestionan la burocracia y la lentitud para realizar los trámites y constituir legalmente un emprendimiento o negocio, y el pago que debe realizarse a distintas instituciones para trabajar.

“Uno de los grandes problemas para el emprendedor en Bolivia es que no tiene apoyo de nadie, cuando el Estado debería ser el principal promotor de emprendimientos ya que no nos puede dar trabajo. Los papeleos para abrir nuestro restaurante nos han llevado seis meses, yendo de Herodes a Pilatos, consiguiendo firmas, requisitos (…) es muy triste, no se puede hacer en Bolivia un gran emprendimiento, es difícil, algunos salen victoriosos, pero 1 en 1.000. La mayor parte abre y cierra locales, es un fenómeno que se ha dado con la pandemia”. Jorge Oblitas, propietario de Órale, un restaurante cerrado por la crisis.

Crédito: Cámara de Comercio Oruro.

Pacheco resalta que la competencia no es justa para un emprendedor en Bolivia, debido a que existen muchos negocios que no están constituidos legalmente, no tributan, ni pagan a las instituciones que lo exigen, y trabajan con poco o nada de control por parte de las autoridades.

Blazicevic coincide también con ellos y afirma que “en Bolivia es muy difícil hacer negocios” porque hay una tramitología enorme y pagos a varias instituciones. “Esta dificultad afecta sin duda nuestra competitividad con el resto de los países. El Gobierno tiene que dar un giro y tiene que impulsar el aparato productivo boliviano, y ello pasa por tener un clima de negocios adecuado, una simplificación de trámites, un abaratamiento de la formalidad para desincentivar la informalidad y por una lucha frontal contra el contrabando. Si se lleva adelante esas laborales, la situación sin duda cambiaría y mejoraría”.

Viacha halla la fórmula antiviolencia: dinero+información+denuncias+ alianzas

Noticia Anterior

40 horas menos tras las rejas a cambio de 400 páginas de lectura

Siguiente Noticia

Comentarios

Deja un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *