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Sexualidad y género atraviesan la nueva currícula escolar de forma tímida y general

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Por Zulema Alanes y Adriana Gutierrez para Guardiana (Bolivia)

Miércoles 1° de febrero de 2023.- Inaugurando el año escolar 2023, las y los maestros alistan una marcha nacional para el miércoles 8 de febrero en rechazo a la nueva currícula escolar.  A más del cuestionamiento al “adoctrinamiento político” y la distorsión de los acontecimientos políticos de 2019, la discusión se centra en los contenidos sobre educación sexual integral y género.

Por ley y recomendación de organizaciones internacionales como la Unesco y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, Bolivia ya debía haber incorporado y transversalizado hace años en la currícula tanto de los colegios como de las universidades contenidos vinculados a la violencia en general y la violencia sexual en particular a partir de los derechos humanos y, entre estos, los derechos sexuales y reproductivos. Incluso se recomendó que se aprobara una ley de derechos sexuales y reproductivos, pero aún no se la aprobó en la Asamblea Legislativa, mientras los ajustes a la Ley 348, prometidos por el Ministerio de Justicia hace dos años, tampoco tienen luz verde en dicho órgano del Estado.

Las violaciones sexuales han subido en 51 por ciento en los últimos cinco años y el abuso sexual es el delito más denunciado (toques y otros sin penetración). En la mayoría de los casos los perpetradores son personas conocidas de las víctimas, siendo muchas de ellas parientes directos. "Más de la mitad de los victimarios son familiares directos de la víctima y un 14 % son cercanos al círculo familiar, mientras que el 7,7 % son desconocidos" (Estudio de la Coordinadora de la Mujer).

Y el otro problema son los embarazos adolescentes, parte de ellos frutos de violaciones, pero también de relaciones sin el uso de preservativos por falta, en muchos casos, de información. Entre enero y noviembre del 2022, el 78 por ciento de las interrupciones legales del embarazo se produjeron en menores de 15 años.

Sin embargo, en las noticias de los últimos días aparecieron padres y madres reclamando una educación basada en valores tradicionales y denunciando que la nueva currícula  habla de “un tercer sexo” y motiva a niños y niñas a “elegir el sexo que quieren ser”.

La Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) cuestionó “la incorporación de las temáticas que son propias del fuero interno de la familia, afectando los derechos fundamentales” y aseguró que el enfoque de la educación sexual “vulnera el derecho y la responsabilidad de los padres de educar en el amor para la vida”.

Sin embargo, Cristiam Espíndola, coordinador nacional de proyectos de Marie Stopes Bolivia, hizo notar que diferentes estudios evidencian que madres y padres hablan poco o nada con sus hijos e hijas sobre sexualidad y, el personal docente corre con la misma suerte, en tanto niños, niñas y adolescentes acceden a contenidos digitales, audiovisuales, musicales y televisivos que reproducen estereotipos, mitos y tabúes sobre la sexualidad.

Entre las críticas, se deslizó que se intenta imponer la “ideología de género”, un término que se utiliza de manera despectiva para desvirtuar las ideas de igualdad, empoderamiento y respeto de la vivencia personal de la identidad y la sexualidad y, asimismo, rechazar a los movimientos feministas y de la diversidad con el argumento de que van en contra de la naturaleza y de la familia.

No hay que olvidar que la Ley 348 para disminuir la violencia hacia las mujeres, aprobada en marzo de 2013, indicaba que el enfoque de género debía ser incluido en la currícula de los colegios y de la educación superior, a fin de que hombres y mujeres sean tratados por igual en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

"Incorporar el enfoque de género, los principios y valores establecidos en esta ley, el respeto pleno a los derechos humanos y la formación en resolución pacífica de conflictos en la currícula educativa en todos los niveles, incluidas las escuelas superiores de formación docente y universidades...".

Artículo 19 de la Ley 348 de marzo de 2013.

En las redes sociales usted puede escuchar una charla denominada “Reflexiones sobre la nueva currícula, una perspectiva crítica”, en la que se denuncia una conspiración de alcance internacional que incluye la producción de nuevos contenidos educativos que promueven “afectos sin discriminación, emociones, placeres y displaceres desde el nivel inicial” que ya cuentan “con guías que dicen cómo debemos enseñar a los niños a masturbarse de profusa circulación en países vecinos y que no tardarán en llegar a Bolivia“.

Guardiana gestionó, sin éxito, entrevistas con autoridades del Ministerio de Educación y del Viceministerio de Igualdad de Oportunidades dependiente del Ministerio de Justicia para conocer una posición sobre el fondo de esas “reflexiones sobre la nueva currícula”.

Una cuestión de derechos

No todo es oposición.  Hay sectores de la sociedad civil que respaldan los cambios porque ya no es posible “llegar tarde y mal” en detrimento del bienestar integral de niñas, niños y adolescentes.

Guardiana recogió varias voces que, desde la sociedad civil, aseguraron que una malla curricular que incluya la educación sexual integral y de género es una cuestión de derechos. Y lo importante de estas voces es, además, que tuvieron acceso a dicha currícula antes de que generara polémica entre maestras y maestros.

Cristiam Espíndola, coordinador nacional de proyectos de Marie Stopes Bolivia, que acompañó la reforma, rechazó la crítica y aseguró que la currícula incorpora lineamientos generales en materia de género y sexualidad y que en función de las necesidades de cada contexto, las y los maestros deben adecuarlos para potenciar el desarrollo de habilidades, aptitudes y capacidades para la vida de niños, niñas y adolescentes.

Espíndola recordó que Bolivia se ubica entre los siete países con las más altas tasas de embarazo en adolescentes en América Latina y el Caribe. Según datos del Servicio Nacional de Información en Salud (SNIS), en 2021 se registraron más de 38 mil embarazos en niñas y adolescentes, lo que equivale a un promedio de 105 por día, la mayoría por violencia sexual.  El 18% de las adolescentes entre 15 y 19 años ya son madres o están embarazadas. Cada vez es menor la edad de inicio de actividad sexual en adolescentes, 12 años de edad en promedio, y según el Ministerio de Salud se registran altos índices de infecciones de transmisión sexual y VIH.

La violencia física, psicológica y sexual está presente en la comunidad educativa: conductas violentas en los enamoramientos (empujones, tirones de pelo, sopapos, burlas e insultos), que se refuerzan en espacios familiares. 

Paola Estensoro, responsable de Incidencia en Católicas por el Derecho a Decidir, dijo que su institución participó en las consultas del Ministerio de Educación para el ajuste de la currícula escolar y destacó que “bajo el modelo educativo sociocomunitario y productivo se vincula la educación integral en sexualidad con la prevención de la violencia porque la violencia atraviesa los cuerpos y, por tanto, todos los temas de autocuidado son fundamentales”.

Refirió que una encuesta dirigida a personas de fe, católicas pero también evangélicas, que realizó la empresa IPSOS en seis países, reveló que “en Bolivia un 45% de la gente está de acuerdo en integrar la educación en sexualidad desde primaria y el 47% desde el nivel secundario, porque tiene que ver con el conocimiento, reconocimiento y autocuidado del cuerpo y con el ejercicio de un derecho humano”.

Estensoro atribuyó al fundamentalismo religioso los cuestionamientos a la nueva currícula escolar. Aseguró que “desde posiciones conservadoras se pretende desconocer el rol del Estado en la formulación de las políticas públicas en materia educativa”.

“Si bien los padres y madres deben participar en el proceso educativo, pero si pensamos que la educación es un derecho exclusivo de los padres y las madres, no deberíamos enviar a los hijos a las escuelas y cada familia debería impartir los contenidos como le parezca, enseñar matemáticas según sus creencias religiosas, y lo mismo en el ámbito de la sexualidad y la reproducción (… ). Creemos que no son argumentos realmente válidos desde una perspectiva de derechos humanos. Los padres son responsables de guiar la formación religiosa sus hijos, pero no pueden imponer la moral religiosa a todo el sistema”.

Paola Estensoro, responsable de Incidencia en Católicas por el Derecho a Decidir

Estensoro subrayó que la malla curricular “no está escrita en piedra, se puede mejorar”, pero dejó sentado que en su opinión “es la respuesta de arranque para iniciar la inclusión de la educación integral en sexualidad sin oscurantismo ni desinformación”.

Tania Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer, una red que agrupa a 20 instituciones privadas a nivel nacional, dijo que en la formulación de la currícula escolar participaron diversos actores sociales “que han recogido la demanda de prevención de la violencia en todas sus formas y desde los niveles iniciales".

"No está cambiando todo el sistema, es un ajuste. El mundo ha cambiado, la pandemia ha impuesto las clases virtuales, y no podemos estar atrasados frente a los nuevos desafíos de la educación”.

Tania Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer

Ella considera que a tono con los cambios “la currícula plantea educar para la vida, impulsar procesos integrales y no acciones aisladas.  Me sorprende que se haya cuestionado contenidos como la robótica cuando es un hecho que los niños se vinculan tempranamente a la tecnología, desde los dos o tres años dominan los celulares, por eso desde la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación desarrollamos contenidos para que los maestros eduquen para la vida, ese es el gran reto”.

Según Sánchez, la nueva currícula escolar “no aborda temas nuevos, simplemente cambia el enfoque de los contenidos que ya existían, se pone a tono con la realidad porque es un hecho que muchos adolescentes ejercen su sexualidad y de lo que se trata es que sean capaces de tomar decisiones informadas, que sepan cuidarse, y si la escuela no los orienta, aprenden por la vía de la pornografía en las redes sociales”.

Considera que la currícula es una guía para los maestros que son, en última instancia, los que darán sentido a los lineamientos que debe orientar la formación pedagógica en las escuelas con información dosificada según la edad.

La estructura de la currícula escolar

La currícula escolar es el plan que orienta la práctica docente, contiene los lineamientos del proceso educativo y los contenidos mínimos que deben desarrollar las unidades educativas en el aula para brindar conocimientos y desarrollar habilidades, destrezas y actitudes en cada etapa del proceso educativo.

En Bolivia, la currícula está organizada en cuatro campos y nueve áreas de saberes y conocimientos.

  • Primer Campo Cosmos y Pensamiento contiene las áreas de Valores, Religiones y Espiritualidades.
  • Segundo Campo Comunidad y Sociedad aglutina a las áreas de Comunicación y Lenguajes –Idiomas Originarios e Inglés; Artes Plásticas y Visuales; Educación Musical; Educación Física y Deportes y Ciencias Sociales.
  • Tercer Campo Vida Tierra Territorio contiene a Ciencias Naturales.
  • Cuarto Campo Ciencia Tecnología y Producción integran a las áreas de Matemática y Técnica Tecnológica.

Los contenidos se inscriben en la perspectiva pedagógica y curricular del Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo

Cristiam Espíndola, pedagogo y coordinador nacional de proyectos de Marie Stopes Bolivia, siguió de cerca la reforma curricular y revisó junto a Guardiana cada una de las áreas de saberes y conocimientos para establecer cómo se integra la Educación Integral en Sexualidad (EIS) y el enfoque de género en la currícula educativa tanto en el nivel primario como secundario.

Género y sexualidad en la Educación Primaria

Espíndola explicó que en el área de Valores Espiritualidades y Religiones no existe ningún contenido explícito sobre sexualidad; “aunque debía incluirse porque la Educación Integral en Sexualidad se sustenta en valores y derechos, pero no se lo hace porque desde una visión fundamentalista y adultocentrista se asume que niñas y niños son seres asexuados”.

Recién en el tercer trimestre del primer año de escolaridad se sugiere abordar temas sobre “la amistad: relaciones interpersonales en la familia, la escuela y la comunidad, así como autoestima, me acepto y me quiero tal como soy, algo tarde porque desde el primer día de escuela las chicas y los chicos se agrupan con sus pares, no se genera relacionamiento entre los sexos, y se nota la carga de los roles de género que aprenden en sus familias, pero apenas en el segundo año de escolaridad se incluye la equidad y complementariedad, así como los principios que regulan la convivencia pacífica entre hombres y mujeres”.

El tema está ausente en Artes Plásticas, Educación Musical, Matemáticas, Técnica y Tecnología y Educación Física y Deportes, aunque esta última “no es solo para hacer ejercicios, sino para desarrollar habilidades y ayudar a entender el proceso de crecimiento y lo que pasa con los cuerpos de las personas.  Muchas adolescentes experimentan su primera menstruación en esta etapa y debiera ser un motivo para que el profesor explique cómo cambian los cuerpos de la niñez a la adolescencia, pero no lo hacen y lo convierten en algo morboso”.

Lo propio en Ciencias Naturales... “Aunque deberíamos hablar oportunamente de cambios biológicos y fisiológicos, explicar a qué edad viene la menstruación, para que cuando ocurra, las niñas no se asusten, la currícula los incluye en sexto de primaria, ciclo en el que por primera vez se menciona la Educación Integral en Sexualidad”.

Desde su experiencia como pedagogo, Cristian Espíndola aseguró que “abordar tardíamente los temas de sexualidad no logrará que las y los niños no los tengan presentes porque empiezan a tener juegos que son sexuados, hacen comparaciones de quién es más hombre; las niñas por su lado se centran en cómo se visten o cómo se peinan, se comparan con las otras, empiezan a disfrutar de su cuerpo”.

La currícula de primaria integra el enfoque de género en todos los niveles de escolaridad. Incluye la equidad y complementariedad, la convivencia pacífica entre hombres y mujeres, la despatriarcalización en la familia, escuela y comunidad; la igualdad de oportunidades en la convivencia comunitaria y el vivir bien, la complementariedad y reciprocidad entre el hombre y la mujer; los tipos de violencia, sus causas y consecuencias y el derecho a una vida libre de violencia, así como la prevención del bullyng y de la trata y tráfico de personas.  

Según Cristian Espíndola, la currícula de primaria “no pretende cambiar nada, simplemente reflexionar sobre los roles de género, cultivar el sentido crítico desde temprana edad, alentarlos a tomar decisiones para su autoprotección en la familia, la escuela y la comunidad”.

Subrayó que cuando se propone el abordaje de los “derechos de las niñas a la identidad y a la expresión de las ideas y sentimientos” se integra la dimensión afectiva “y es clave para desestructurar ideas como eso de que ‘los hombres no deben llorar’ o que ‘los niños no deben hablar cuando un adulto habla’ que son formas de desvalorización que afectan su desempeño social, en general, no sólo en la escuela, sino en todos los espacios de socialización, contribuyen a la violencia y obstaculizan su desarrollo pleno“.

De manera categórica, aseguró: “Todo el enfoque de primaria está más orientado a la prevención de la violencia y no hacia un abordaje integral de la sexualidad.  En Ciencias Sociales se habla de ‘despatriarcalización, las relaciones de las personas y el ejercicio de poder’, en Ciencias Naturales de ‘cuidado y protección del cuerpo frente a algún tipo de violencia, pedir y brindar ayuda’ y esto es muy importante porque hay escolares que naturalizan tanto la violencia que, en algunos casos, no identifican la violencia sexual”.

En quinto de primaria incluir "el autoncepto: quién soy", según la explicación del pedagogo, “ayuda a trabajar la autoestima, aceptarse para definir quién quiero ser, pero en las noticias han dicho que con este tipo de contenidos los padres perderán la potestad sobre sus hijos; aunque no existe ningún contenido que sugiera eso”.

En el sexto grado, en Ciencias Naturales, se incluye explícitamente la Educación Integral en Sexualidad y, según Espíndola, “se trata de una primera aproximación al desarrollo biológico para que los escolares aprendan a cuidar y valorar sus cuerpos, es importante para protegerlos de algunos estereotipos que venden los medios. Por ejemplo, hay muchos adolescentes que quieren parecerse a los coreanos, siendo que no sólo su cultura sino la estructura de sus cuerpos son diferentes, quieren ser delgados, hacen dietas, se pintan para cambiar el color de sus rostros, son personas alienadas de sus raíces y sus culturas a las que debemos enseñar a valorar su cuerpos y aceptar sus diferencias”.

Es importante tomar en cuenta los cambios que experimentan las y los adolescentes, “quitar esos contenidos no los ayuda, necesitan información especialmente las mujeres por el tema de la menstruación, que está ligada al tema reproductivo y del embarazo, a la necesidad de desvirtuar la famosa ‘prueba de amor’ y desarrollar habilidades y capacidades para desarrollar un proyecto de vida saludable”.

Asimismo, aclaró que “la currícula plantea contenidos muy generales y vaya a saber qué interpretación y qué enfoque aplicará la o el maestro en el aula, es posible que algunos ni siquiera los desarrollen. Todo va a depender de las competencias que tengan”.

Género y sexualidad en la Educación Secundaria

En los contenidos de la currícula de la educación secundaria se pone más énfasis en los temas de sexualidad.  En primero de secundaria, “se habla sobre ‘la sexualidad humana, integral y holística’, y lo holístico se refiere a los cambios biológicos del hombre y de la mujer, la identidad de género, el cuerpo como fuente integral de sensaciones agradables y desagradables. Amistades saludables y bienestar emocional. Siendo correctos no aborda todas las dimensiones de la sexualidad y el enfoque está centrado en lo biológico”, explicó Cristiam Espíndola.

En lo relativo a la identidad de género, aseguró que aunque desde el marco de derechos y tratados internacionales se recomienda hablar de “géneros”,  la currícula escolar “sigue abordando la construcción social desde el enfoque binario, hombre o mujer, como si no existieran otras identidades, por lo que son infundadas las sospechas de que los contenidos educativos amenazan con destruir la familia”.

Tampoco se integra el tema intergeneracional porque “sigue siendo una educación donde el maestro define los contenidos y las actividades que desarrolla en aula, y aunque según la (ley) Abelino Siñani, los padres y estudiantes tienen derecho a participar, no existen mecanismos para que lo hagan, por tanto, ello contribuye a que persista la construcción conservadora, tradicional y heteronormativa del género”.

En Ciencias Sociales, quinto de secundaria, aparece “Derechos sexuales y derechos reproductivos.  Definición de los derechos, conductas sociales en riesgo y sus efectos en la salud mental, como por ejemplo pornografía, cibersexo y acoso virtual y el tema pederastia. Está también la violencia sexual comercial.  Aunque está muy orientado al abordaje de la violencia, hay contenidos de derechos, lo cual es un avance porque la Constitución garantiza los derechos sexuales y derechos reproductivos en el artículo 66 y el ejercicio de esos derechos permiten una vida saludable y un proyecto de vida sin violencia”, puntualizó Espíndola.

En su opinión, en primero, segundo, tercero y cuarto de secundaria, “no hay nada, los niños y adolescentes están pasando por ciertos cambios, ya están con relaciones de pareja, ya viven situaciones de violencia, están expuestos a muchos temas a través del internet y las redes sociales, las estadísticas muestran que sufren más violencia social, pero el sistema educativo no incorpora esos contenidos. No hay lógica ni siquiera con las etapas de desarrollo, podemos formular muchas críticas, y reclamar por contenidos que faltan y cómo deberían estructurarse”.

El resto de las asignaturas no incluyen nada sobre educación integral en sexualidad y género, pero en su opinión “incluso en matemáticas se podría incluir el análisis estadístico de violencia, embarazos en la adolescencia, pero no se lo hace”.

En el último año se incluye la investigación científica con temática de lucha contra la violencia y toda forma de discriminación, “se limita al último periodo, pero de todas maneras es importante porque permite una aproximación al estado de situación en Bolivia en el contexto escolar, pero en lengua originaria, inglés no hay nada, tampoco en artes plásticas”.

Se mostró partidario de un enfoque que reconozca que hay diferentes maneras de vivir la sexualidad, que no se puede presionar o encapsular a las personas porque es un derecho personalísimo, no es un derecho colectivo.  Valoró los contenidos sobre las paternidades activas y maternidades decididas, la gestión de emociones, la toma de decisiones libres e informadas, porque “la famosa ‘prueba de amor’ sigue vigente, es la mejor expresión del machismo y  se convierte en una forma de influir, engañar, manipular una relación de pareja”.

En el tercer año de escolaridad en salud comunitaria se incluyen contenidos relativos al cuerpo, la sexualidad y las relaciones entre hombres y mujeres a través del juego, y en cuarto año se pone énfasis en el fortalecimiento de valores contra todo tipo de violencia y discriminación. En sexto año de escolaridad se incluye contenidos sobre las relaciones de pareja, la responsabilidad afectiva y la prevención de noviazgos violentos, “demasiado tarde, son temas que debían abordarse antes porque hay muchos casos de enamoramientos violentos en adolescentes debido a las construcciones de roles desde una matriz patriarcal. En los servicios de salud identificamos adolescentes que reportan que han sido golpeadas por sus parejas”.

Las asignaturas de Filosofía y Psicología también incluyen contenidos de violencia, despatriarcalización y equidad de género, “asumiendo que desde el enfoque de la integralidad de la sexualidad la comunicación asertiva es un tema clave porque las personas no sabemos comunicarnos. Puede ayudar en el mejoramiento de las relaciones entre hombres y mujeres, pero no sé si ese es el sentido que les otorga la currícula”.

En segundo año estas asignaturas incluyen los temas de despatriarcalización, prevención de la violencia y aparece  el tema de ‘salud sexual y reproductiva, métodos de anticoncepción, y toma de decisiones responsables, enfermedades de transmisión sexual, diferencia entre preservativo y anticonceptivo, métodos de anticoncepción naturales’, temas que según Cristiam Espíndola, están desarrollados en el modelo de atención para adolescentes y jóvenes del Sistema de Salud y son contenidos que deben ser abordados con el objetivo de prevenir la  violencia y el embarazo adolescente.

También se incluyen contenidos sobre  la pubertad, la adolescencia, sus características sexuales, destacando el desarrollo emocional integral para el vivir bien y asumiendo que lo afectivo es un tema fundamental en el desarrollo de varones y mujeres, junto con el autoconocimiento y el proyecto de vida. En criterio de Espíndola, “esta parte es muy interesante: por su abordaje es más integral, parte de lo afectivo incluye lo social, se centra en prácticas y comportamientos, como debería ocurrir en todos los  ciclos porque autoestima, autoconocimiento, autodeterminación, son claves para mirarme quién soy y luego de evaluarme, es inevitable responder quién quiero ser”. 

En el sexto año los contenidos curriculares se centran en temas de espiritualidad, la visión de las religiones.  “Cada quien puede tener la religión que quiera y, desde esa concepción y desde sus principios, decidir cómo quieren vivir su sexualidad:  a qué edad emparejarse, a qué edad ser padre o madre.  La complementariedad en la relación de pareja, los temas asociados a la discriminación, racismo y feminicidios, y el derecho a  vivir en una sociedad más inclusiva, que respete las diferencias y diversidades”. 

“No hay más”, aseguró Cristiam Espíndola, y concluyó, sin dudar, que “la currícula es insuficiente,  los contenidos no se ajustan a los contenidos  de la educación integral en sexualidad y género. La Unesco ha dado recomendaciones técnicas y un contenido mínimo, sin embargo, la currícula no se aproxima al 20% de esas sugerencias”.

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