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Gracias a la iniciativa de la Agencia de Viajes Mithical en Uyuni, logramos conocer el Desierto Siloli, ubicado en la provincia Nor Lípez del departamento de Potosí, donde se encuentra el Hotel Tayka del Desierto Ojo de Perdiz. Allí los turistas tienen la posibilidad de quedarse unos días para continuar la visita turística por el árbol de piedra, el cañadón de vizcachas, la Laguna Colorada, hasta llegar a los pies del Volcán Licancabur, en plena frontera con el desierto de Atacama en Chile y que de rato en rato, expulsa unas fumarolas de color gris. Al pie del volcán se encuentra la apacible Laguna Verde, donde no existe vida de animales visible, a diferencia de la otra Laguna Colorada, que está colmada de flamencos y wallatas.

El Hotel Tayka del Desierto Ojo de Perdiz, según Marco Antonio Huayllas Morales, administrador del hotel, fue construido el año 2006 a propuesta de la Fundación Innovación en Empresariado Social (ICE), que con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) posibilitó que la comunidad de Soniquera que se encuentra en el municipio de Colcha K (a 400 kilómetros al sur este del departamento de Potosí) fuera la beneficiaria del proyecto. Esta decidió apoyar el emprendimiento para impulsar la obra. Según Huayllas Morales, la inicial propuesta fue dirigida a las comunidades de Quetena Chico y Quetena Grande, las que supuestamente no quisieron aceptar el desafío de encarar un proyecto comunitario.

El hotel se encuentra a 220 kilómetros de la ciudad de Uyuni. El recorrido hacia el Desierto Siloli se lo hace por carretera de tierra, bastante soportable para el tráfico vehicular que se aparece de vez en cuando y que permite que los turistas puedan hacer un alto en el camino para conocer diferentes atractivos. En horas de la tarde, más o menos a las 17:00, antes de llegar al hotel, se puede conocer la vertiente de agua conocida como “Ojo de Perdiz”, de donde el personal del hotel como los turistas se abastecen de agua. Estos últimos tras un recorrido de once horas requieren de una ducha y un breve descanso para después visitar los alrededores del hotel, divisar el desierto y los cerros que por la noche alumbran diferentes colores, mirar el firmamento para divisar la noche de estrellas, después esperar la cena, luego reposar unas horas y a las siete de la mañana, emprender camino para continuar con la ruta turística hasta llegar al Volcán Licancabur.

Su administrador asegura que es el hotel más alto del mundo, se encuentra a 4.600 metros sobre el nivel del mar, “ubicado en las áreas más remotas del planeta” y al encontrarse en el desierto, carece de vegetación, solo se divisa paja brava apaleada y castigada por el viento, algunas alpacas que transitan libremente lejos de la carretera, un intenso viento y frío, en un área aproximadamente de 5.000 kilómetros cuadrados de un desierto solitario y abandonado. Huayllas asegura que la presencia de turistas europeos, asiáticos, sudamericanos y bolivianos le dan vida y movimiento al hotel, que hace el esfuerzo de ofrecer calidad y calidez humana.

La construcción del hotel fue posible gracias a la existencia de bloques de piedra en el mismo desierto y fueron los comunitarios de Soniquera que se dieron a la tarea de construir la infraestructura de la cual ahora gozan de la propiedad en el cien por ciento. El 21 de agosto de 2021 asumieron la responsabilidad de ser dueños y responsables de lograr la autosostenibilidad administrativa y financiera del hotel, bajo el consentimiento de IES que confío para que los comunarios de Soniquera asumieran el reto de impulsar esta experiencia para convertirse en actores y protagonistas de su propio desarrollo. En la comunidad de Soniquera viven un promedio de 600 familias que se dedican a la crianza de camélidos y al turismo, que les posibilita generar actividad económica en Uyuni. En algunos casos, al estar tan cerca de la frontera con Chile, se van temporalmente a Calama, Antofagasta y Chuquicamata.

Los servicios que presta el hotel incluyen habitaciones amplias y cómodas con suficientes frazadas por el intenso frío que hace en la zona. La energía eléctrica está sobre la base de calefones solares, un motor que genera energía eléctrica desde las siete de la mañana hasta la 22.00 horas. Según el administrador del hotel, cada 15 días un carro llega hasta el hotel con botellones de gas, insumos, verduras, alimentos y bebidas para la preparación de un desayuno americano, el almuerzo y la cena para satisfacer el gusto de los turistas. En el hotel trabajan once personas en la cocina, la limpieza de las habitaciones, la administración y recepción, además de una persona para recibir a los turistas. Tayka en aymara significa madre y es el rol que cumple el hotel del Desierto Ojo de Perdiz para los turistas que visitan el Desierto Siloli.

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