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Hace unos días, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una sentencia en el caso de Brisa Liliana de Angulo Losada vs Estado boliviano, una lucha de más de 20 años por justicia, pero que todavía no cierra el círculo, puesto que su agresor se encuentra libre y sin mancha, viviendo en Colombia, por una decisión de las autoridades de ese país que no aceptaron su extradición.

¿Pero qué motivó a Brisa embarcarse en tremenda lucha, a pesar de los daños que le había producido moral y psicológicamente ser víctima de agresión sexual? Justamente eso, su fuerza para salir adelante, para hacer entender a los protagonistas del gobierno y nuestro enlodado sistema de justicia que ya han tocado fondo, que ya no se puede caer más bajo, que necesitamos una reforma que todos y todas venimos pidiendo hace mucho tiempo, que el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, las gobernaciones y gobiernos municipales deben otorgarles a las instancias de protección de la mujer y la niñez; el presupuesto necesario, el personal calificado y con estabilidad laboral suficiente, las políticas públicas adecuadas y con enfoque de género y derechos humanos

¡El Estado boliviano es responsable!, algo que sus autoridades nunca aceptan ni entienden, ya que buscan siempre eximirse de asumir sus funciones, para realmente trabajar en el bienestar de todas y todas, de prever contingencias, de buscar fórmulas, protocolos, procedimientos para lograr que las víctimas de cualquier delito y, en ese caso concreto de abuso sexual y violación, encuentren justicia pronta. Es tan duro y real leer la sentencia de Angulo que taxativamente señala: “El Estado es responsable por la violación de la garantía de plazo razonable del proceso y de los derechos de la niñez”.

¿Cuántas Brisas hubo y actualmente cuántas bolivianas se encuentran sufriendo las consecuencias de fiscales indolentes, policías sin conciencia, jueces sin un ápice de humanidad, peritos saturados y sin herramientas, funcionarios de las Defensorías de la Niñez y Adolescencia sin idea de lo que hacen o inexistentes, porque las alcaldías no les renuevan sus contratos de trabajo o lo hacen cada tres meses?

Este caso solo desnuda la realidad de la justicia boliviana. “El Estado es responsable por la violación de los derechos de la niñez, la igualdad ante la ley y la protección judicial”, dice el fallo, es decir, tenemos un Estado que no protege a sus niños, niñas y adolescentes víctimas de violación u otros delitos de ese tipo; es selectivo en la administración de justicia, discriminador y hasta racista, y finalmente sus jueces y juezas, fiscales y demás autoridades no se preocupan en su gran mayoría por sus conciudadanos/as víctimas de delitos, más bien les revictimiza, les pone en peligro ante sus agresores, les expone ante la sociedad, muchas veces hasta les culpa de hacer sido abusadas/os, y ejemplos hay muchos.

¡Perdón Brisa! Qué pena que tuvo que salir una sentencia del máximo tribunal de Derechos Humanos de la región para que tu caso esté en portada, para que seguramente aquellos/as funcionarios que te atendieron en las diferentes instancias (calvario) por las que tuviste que pasar se sientan avergonzados/as de lo que no hicieron bien y rápido, para que se den cuenta de que solamente se les pide empatía, conciencia comprometida con los derechos de las personas, humanidad, amor y servicio al semejante.

Brisa, actualmente hay muchos y muchas profesionales que se encuentran trabajando para mejorar la justicia, a pesar de las trabas que se les ponen; existen iniciativas como la de las y los “juristas independientes”, que si las autoridades del gobierno tuvieran la suficiente sabiduría la harían suya, así como otras recomendaciones de varias instancias internacionales y de la sociedad civil nacional que fueron dejadas en un cajón de las carteras de Estado competentes, cual perro del hortelano que “no hacen ni dejan hacer”, pero se sigue luchando para revertir esta terrible situación.

Por último, “Gracias Brisa”, por tu fuerza, por tu convicción, por tu energía, por darnos un hálito de esperanza, por mostramos que la constancia y la perseverancia pueden vencer y construir. Seguiremos tu ejemplo para mejores días para las y los bolivianos.

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