La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Simón ha experimentado, en sus primeras décadas de vida, un camino muy sinuoso y lleno de trompicones. En fin, una cadena de circunstancias adversas que, en los hechos, implicaban que fuera una facultad sin espacio propio: viviendo en alquileres por la faz de la ciudad, cambiando de domicilio una y otra vez, adaptándose a pasar clases donde sea y como sea, aguantando una especie de olvido, maltrato, indiferencia o relegamiento de parte del conjunto de la universidad. Una imagen de facultad apestada y despreciada, que, la verdad sea dicha, ella misma había contribuido a forjar. Pero esa circunstancia, por fortuna, parece empezar a cambiar.
Desde el 10 de enero, la Facultad de Ciencias Sociales ha comenzado a pasar clases en un nuevo edificio. Las condiciones han cambiado radicalmente: ahora las aulas son verdaderas aulas; los pupitres, verdaderos pupitres; las instalaciones, verdaderas instalaciones, en fin, todo es lo que necesita y exige una verdadera facultad. Allí sí se puede estudiar, enseñar, aprender, convivir en paz.
Las carreras de Sociología, Antropología e Historia, y las tecnicaturas de Museología y de Gestión Cultural ahora pueden empezar a sentirse valoradas. Después de un periodo mayor a los 20 años, la Facultad de Ciencias Sociales tiene un espacio académico que le permite desarrollarse en óptimas condiciones, y proyectarse hacia el futuro. Al igual que las familias que no tuvieron vivienda propia durante años y luego la consiguen, la Facultad tiene razones para celebrar. Y como todo proyecto educativo, su celebración atinge a la sociedad cochabambina en su conjunto, porque el estudio de las ciencias sociales permite formar profesionales que puedan contribuir al mejor entendimiento de lo que somos, lo que fuimos, y lo que podemos y ansiamos ser. Es un acontecimiento para la Universidad Mayor de San Simón, pero también para Cochabamba en su conjunto. El estudio de su historia, de sus procesos sociales, y de los aspectos culturales, simbólicos, humanos y existenciales de sus habitantes, como de los bolivianos en general, se fortalecerá a partir de ahora, para brindarnos un mejor conocimiento sobre nosotros mismos, y así seguir hacia un futuro social mejor.
Al formar parte de la comunidad académica de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO /UMSS), me siento muy agradecido de participar en este momento valioso de transformación de las condiciones materiales de la Facultad, y de avizorar el comienzo de una etapa más fructífera para la generación de conocimiento nuevo, desalienante, crítico y provechoso para contribuir al desarrollo regional y nacional desde la luz de las ciencias sociales.
Saber quiénes somos es importante para construir una sociedad mejor. Le debemos eso a los científicos sociales, que trabajan en favor de este entendimiento, sea participando en los censos nacionales, sea estudiando Sociología, Antropología o Historia, sea enseñando, sea investigando aspectos olvidados de nuestra particular constitución social. La nueva FACSO celebra, entonces, el comienzo de una nueva versión de sí misma, que, con toda seguridad, será parte del orgullo de Cochabamba. Es una nueva tierra de promisión.
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