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Por MsC. Hilvert TIMMER, holandés, y MsC. Karina MARIACA DE OLIVEIRA, boliviana/brasilera[1]//

El paradigma occidental ha llegado a dominar el mundo, con su obsesión al progreso tecnológico y al control y la explotación de los “recursos naturales”. En el corazón de este paradigma está la separación entre lo humano y lo natural (Escobar, 2016:22), y se ha perdido por completo la conciencia espiritual de la naturaleza. El paradigma ha generado una desacralización, objetivización y explotación de toda la naturaleza no-humana. La disociación entre espiritualidad humana y la naturaleza emergió sobre todo en los siglos XVI y XVII con el nacimiento de los paradigmas mecánicos, dando inicio a la separación entre ciencia y religión, la cual se culminó en el siglo XX. Con el surgimiento del paradigma mercadológico en las últimas décadas del siglo, la separación tomó una cara de hiperproducción, consumismo y extractivismo de la naturaleza. La crisis climática sin precedentes que vivimos hoy es en el fondo una crisis de paradigma.

A pesar del dominio del paradigma occidental con su ideología autoritaria, masculina e individualista, los pueblos indígenas en la Amazonía lograron guardar mucho de su conocimiento de índole completamente diferente. La visión de mundo de los pueblos indígenas es animista (Medina, 2006:64-67), es decir, reconoce que todo está vivo, y que la naturaleza consiste de espíritu, tal como todas las culturas ancestrales creían en tiempos preindustriales. En las tradiciones amazónicas, las imágenes y los mitos tienen una connotación de abundancia, comunidad, conexión con la naturaleza, el fluir del agua y la variedad natural. Están presentes los espíritus de la selva, los animales guardianes, el Sol, la Luna, y las deidades indígenas, como un conjunto de una espiritualidad animista politeísta de la naturaleza donde todo es sagrado. Dentro de esta vida abundante, tanto en el mundo visible como invisible, habitan las “plantas maestras”[2], las plantas que enseñan sobre la multitud de dimensiones donde residen espíritus de todo lo que vive. En otras palabras, es una visión del mundo inclusiva, y antagónica al paradigma occidental actual.

Las plantas maestras se denominan como plantas enteógenos (“conectando a lo divino interior”), o plantas de poder. Para los antropólogos, la Ayahuasca, o “soga de la muerte” en quechua, está ampliamente reconocida como el enteógeno chamánico más poderoso que existe (Metzner, 2006: 3)[3]. Esta planta, o espíritu, dependiendo desde qué paradigma se acerque a la planta, genera una percepción ampliada de conciencia, una introspección profunda y experiencias místicas. Los pueblos ancestrales que trabajan con Ayahuasca la consideran como un organismo vivo, un ser no-humano (Apffel-Marglin, en Takiwasi, 2009: 547), inteligente y además principalmente femenino, a la cual acceden posiblemente desde tiempos pre-históricos por motivos espirituales, iniciáticos y para generar salud (Schultes et al, 2001).

Muchos de los estudios científicos occidentales sobre Ayahuasca están impulsados por el interés farmacéutico y psiquiátrico a fin de convertirla en fármaco al estilo occidental. Debido a las raíces culturales occidentales de los últimos siglos, como mencionado antes, la percepción y la comunicación de esencias e inteligencias espirituales en la naturaleza están vistas generalmente con sospecha, o se ridiculizan como entusiasmo mal direccionado o como misticismo (Metzner, 2006: 5). Sin embargo, la Ayahuasca es más que la suma de la liana y las hojas. Describir plantas medicinales solamente en términos de las moléculas biológicamente activas es ver solo una dimensión, lo cual podría ser correcto en el contexto científico clásico. Sin embargo, para los pueblos indígenas, las medicinas consisten en espíritu, energía y relación (Peat, 1994, 132), es así que el ayahuasquero “conversa con la planta” (Politi, 2019). La dicotomía se explica por entender que la Ayahuasca no se puede comprender desde la mente y la teoría racional, sino más bien a través de la experiencia directa, a través del sentir y el fluir.

La desintoxicación física y psíquica ocurre comúnmente mediante el vómito y la diarrea. Además, la planta genera visiones psicodélicas, y generalmente antes de que la sanación emerja la persona pasa por estados de miedo y purga, abriendo las puertas de su mundo interior. Estos efectos temporales de cierta incomodidad son los que generan miedo y tabú en una sociedad convencional, como la mayoría de las sociedades urbanas, donde prima el individualismo, la apariencia y la priorización del mundo exterior. A pesar de que en Bolivia la Ayahuasca es poco reconocida como medicina[4], en nuestra experiencia como guías chamánicos de un centro de sanación en el corazón de Bolivia, observamos el crecimiento de la demanda a nivel internacional, ya que personas de todos los continentes buscan la experiencia con la medicina[5]. Este fenómeno no es sorprendente considerando las crisis multidimensionales globales que a nivel individual se manifiestan en altos niveles de soledad, estrés, carencia de sentido de vida y vacíos interiores.

La experiencia del encuentro con la planta

En los últimos diez años, la Ayahuasca ha captado mayor reconocimiento entre exploradores espirituales del mundo occidental, personas que tienen algún desequilibrio de salud física o mental, y científicos de las ramas de la neurociencia y la psiquiatría. De acuerdo a la experiencia en Quinta Conciencia, así como también según estudios científicos y testimonios de los pueblos indígenas mismos, la Ayahuasca es una planta que requiere un uso adecuado para acceder a los beneficios para la salud física, mental y espiritual. Esto significa una buena preparación de desintoxicación[6], la guía de curanderos o curanderas con amplia experiencia dentro de un marco ritual, y un proceso posterior de integración de la experiencia. En las dimensiones sutiles a las que se accede durante una ceremonia de Ayahuasca, es posible entrar en estados de confusión y desesperación, por ello se considera el marco ritual de suma importancia, ya que permite entrar y salir del “otro mundo” y volver a un estado de total lucidez necesario para la interacción social. El marco ritual genera protección y ayuda a que cada participante reciba precisamente lo que necesita, y sin este contexto ritual una persona puede quedarse atrapada por las fuerzas psíquicas del otro mundo (Mabit, 2019). El rol, el canto tradicional (ícaro) y la experiencia personal del curandero o curandera están considerados sin excepción la esencia del éxito, de la calidad y el contenido de la sanación (Metzner, 2006: 14). Para ello, el o la guía debe contar con amplia experiencia en el uso de medicinas para lograr establecer una comunicación con el espíritu del individuo (Metzner, 2006: 22).

Después de varios años de experiencia, en Quinta Conciencia se realizan servicios de sanación con Ayahuasca como parte de retiros integrales con una preparación previa indispensable. Dicha preparación consiste en terapias holísticas para la identificación de creencias personales (paradigmas) y traumas, desintoxicación a través de laxantes, purgas y tabaco a fin de garantizar una experiencia profunda y trascendental que facilite cambios en la vida diaria. El encuentro con “la abuelita sagrada de la selva” (como se hace referencia a la Ayahuasca), se realiza durante la noche dentro de una ceremonia guiada a través de cantos, música y limpiezas, finalizando el proceso con un intercambio de experiencias al día siguiente, y con sugerencias para integrar las enseñanzas en la vida cotidiana.

En resonancia son la visión holística que integra y no fragmenta, consideramos que el mayor beneficio que otorga esta maravillosa medicina de la selva es que al ampliar la percepción, los juicios de valor que tenemos de la realidad pierden sentido. Al liberarnos de los juicios sobre el “bien y el mal” característicos de la visión dual y excluyente del mundo occidental, es posible abrazar la existencia en su totalidad y con sus opuestos, honrando lo antiguo y reconociendo lo nuevo, valorando el Norte y el Sur, la modernidad y lo ancestral, las montañas y la selva, y así los opuestos se encuentran en un baile de renovación de equilibrio, donde la armonía emerge gracias a la complementariedad.

Dentro de esta visión, y con profundo respeto y humildad, realizamos ceremonias ancestrales considerándonos “seres puentes” (chakarunas) entre el mundo moderno y antiguo, tejedores de opuestos complementarios, encarnando el concepto aymara del Chacha-Warmi (hombre/mujer) como expresión de equilibrio y complementariedad entre el sagrado femenino y el sagrado masculino. Asimismo, nos inspira la profecía indígena del encuentro del águila y el cóndor, como metáfora de integración entre los pueblos del Norte y el Sur para restablecer el equilibrio en la Tierra en tiempos de crisis donde la fragmentación y la ilusión de superioridad de unos sobre otros deja dolorosas huellas a nivel individual y colectivo.

Una mirada racional de la medicina

Los estudios científicos confirman unánimemente el gran potencial de la Ayahuasca como una herramienta mística, efectiva y segura para tratamientos psicológicos y psiquiátricos, tratamientos de adicciones y ansiedades, tanto en laboratorio como en contextos naturales, sin ningún efecto adverso en caso del uso adecuado. Diversos son los estudios que afirman que la planta puede generar cambios y bienestar en la vida de los participantes de ceremonias, de forma aguda y de largo plazo (Hoffmann et al, 2001; McKenna, 2004; Metzner, 2006; Gable, 2007; Griffiths et al, 2008; Halpern et al, 2008; Bouso & Riba, 2011; Bouso et al, 2012; dos Santos, 2013; Thomas et al, 2013; Loizaga-Velder y Verres, 2014; Labate & Cavnar, 2014b; Soler et al, 2015; Barbosa et al, 2016; Lebedev et al, 2016; Kuypers et al, 2016; Bouso et al, 2017; Sampedro et al, 2017; Palhano-Fontes et al, 2018; Soler et al, 2018; Ona: 2019), y que además, muchas personas llegan a cuestionar y transcender los conceptos fundamentales de sí mismas, de la naturaleza y de la realidad (Metzner, 2006: 21), siendo éste un importante aporte en los tiempos actuales de crisis climática, la cual en términos generales emerge a raíz de la ruptura entre humano y naturaleza.

Diversos estudios científicos de reconocidos investigadores internacionales mencionan entre otros los siguientes beneficios del uso de la Ayahuasca:

Efectos a nivel psicoespiritual:

  • Genera una experiencia profundamente mística (Bogenschutz et al, 2015; Garcia-Romeu et al, 2015; Majić et al, 2015; Griffiths et al, 2016; Ross et al, 2016; Palhano-Fontes et al: 2018).
  • El aumento de la capacidad de conciencia e introspección consciente (Hoffmann, 2001; Riba et al, 2006; de Araujo et al, 2011; Palhano-Fontes, 2015).
  • Ampliación del sistema de creencias, transcendiendo los límites del paradigma materialista occidental (Metzner, 2006).

Efectos a nivel psicológico y neurológico:

  • El aumento de capacidades psicológicas y flexibilidad psicológica (e.o. Hoffmann, 2001; Kuypers et al: 2016; Sampedro et al; 2017; Uthaug et al, 2018).
  • Las capacidades ampliadas de estados meditativos / Mindfulness (e.o Soler et al: 2015, Sampedro et al: 2017, y Soler et al: 2018).
  • El potencial terapéutico para la reducción de depresión y desórdenes mentales (Grob et al., 1996; Segal et al: 2010; Bouso et al, 2012; Osório: 2015; Barbosa et al, 2016; Sanchez: 2016; Palhano-Fontes et al: 2018).
  • El potencial terapéutico para la reducción de adicciones (Mabit: 2007; Thomas et al, 2013; Bouso: 2014; Labate y Canvar, 2014b; Loizaga-Velder y Verres, 2014; Sampedro et al, 2017; Palhano-Fontes et al: 2018)
  • Los cambios positivos que se generan en la personalidad (Bouso et al, 2015, 2017).
  • La capacidad sanadora para la psique y el físico humano (Barbosa et al, 2005, 2009; Palhano-Fontes et al: 2015).

Efectos en los hábitos y la vida diaria:

  • Los efectos entendidos como cambios positivos en las emociones y en la vida diariade las personas (Grob et al, 1996; Halpern et al, 2008; Bouso et al, 2012; Harris, 2012; Barbosa et al, 2016; Uthaug, 2018; Ona, 2019).

Más allá de los efectos terapéuticos, las comunidades chamánicas y ahora los psicólogos occidentales llegaron a las mismas conclusiones respecto a que la Ayahuasca ofrece acceso a los reinos más transcendentales y místicos de la experiencia humana, y que enseña sobre nuestro pasado, nuestros orígenes, nuestro futuro y sobre nuestra participación en mundos espirituales (Metzner, 2006: 23). Estas experiencias tienen el poder de generar cambios profundos en la vida. Es así que desde el rol de guías chamánicos, somos testigos de una gran cantidad de testimonios y vivencias de sanación integral mediante el uso de la Ayahuasca, siendo nosotros mismos las primeras evidencias de cambios profundos que hoy en día se manifiestan en nuestras formas de vida y en el servicio que ofrecemos.

Estudio de caso

Para indagar sobre los efectos del uso adecuado de la medicina de la selva, realizamos un análisis de las experiencias de 40 participantes de las ceremonias amazónicas en el centro de sanación, a base de un cuestionario[7] realizado en agosto 2019[8]. Las edades de los participantes van de 18 a 64 años, y participaron en 17 diferentes ceremonias en los últimos dos años. Los resultados generales de la investigación coinciden con las conclusiones de los estudios científicos que se mencionaron anteriormente, evidenciando el gran potencial de la Ayahuasca como herramienta terapéutica, capaz de generar sanación y cambios profundos menos o más persistentes a nivel personal, con consecuencias positivas a nivel colectivo. Se evidenció que la planta enfoca sus esfuerzos en realizar ajustes en el mundo interior (pensamientos, emociones, espiritualidad), es decir que genera cambios en los sistemas de creencias de las personas, permitiéndoles recordar que la vida es un tejido complejo interconectado e interrelacionado, restaurando de este modo la ruptura entre humano y naturaleza. Como consecuencia, los cambios en el paradigma de los participantes se manifiestan también en cambios en la vida exterior, es decir en la salud, la dieta, hábitos, trabajo, relaciones y otros.

Cambio de conciencia, cambio planetario

Al parecer, el renacimiento del interés en el chamanismo y las plantas maestras es una expresión de un fenómeno mundial de la búsqueda de renovación y restablecimiento de la relación con el mundo natural. En el resultado del estudio realizado se observan cambios existenciales a nivel de paradigma en las personas que tienen un encuentro con la medicina de manera adecuada. Se evidencia también que las personas que acceden a la Ayahuasca de manera continua amplían su perspectiva de la vida, reconocen su sistema de creencias y transcienden límites característicos de un paradigma materialista convencional de la ciencia y psicología occidental, el cual podría caracterizarse por la priorización del “tener” y no del “ser”, derivando en una vida primordialmente de apariencia.

Una consecuencia natural de las exploraciones con plantas maestras visionarias, al parecer, es la expresión de fuertes actitudes de respeto y protección hacia la Tierra Viva y todas sus criaturas, sus hábitats, la fauna y los pueblos indígenas (Metzner, 2006: 4 y 37). Además, al ser una planta con un espíritu de energía femenina, es posible sentir la dulzura y contención de la gran Madre que nos da la vida, esa madre que desde tiempos milenarios fue reconocida como Madre Tierra, (Pachamama, Gäia, etc.), es así que el diálogo humilde y genuino con la Ayahuasca puede constituirse en bonita medicina para sanar la soledad y la tristeza que caracteriza a las sociedades modernas urbanas, sociedades huérfanas donde prima el individualismo y la competencia. Por ello, en Quinta Conciencia consideramos a la Ayahuasca como una relevante medicina para el siglo XXI, en el cual existe una emergencia de cambio de paradigma hacia formas más holísticas, animistas y amorosas de entender la realidad, recordando que la vida es un milagro en si misma, donde todo está vivo y todo es sagrado.

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[1] Hilvert Timmer: Maestría en Antropología Cultural, copropietario de Quinta Conciencia, guía chamánico, y Karina Mariaca de Oliveira, candidata a doctorado sobre Biodiversidad y Objetivos de Desarrollo Sostenible, Maestría en Gestión ambiental y Ecoturismo, copropietaria de Quinta Conciencia, guía chamánica. Ambos autores son miembros del Foro Permanente de Estudios, Investigación y Saberes Transdisciplinarios Ancestrales. Quinta Conciencia es un centro de Permacultura y Sanación en el corazón de Bolivia, donde enseñan y trabajan con prácticas de Permacultura y donde aplican medicina holística para sanación y dirección en la vida. Para contactar los autores: cel. +591 716 03465, info@quintaconciencia.org, Samaipata, Bolivia. Manuscripto del autor – Elaborado para el VI CLAE Congreso Latinoamericano de Etnobiología en Sucre, Bolivia, Septiembre 2019.

[2] El concepto de la planta como maestra está presente en la literatura científica desde los 80, entre otros por los trabajos del antropólogo Luis Eduardo Luna, del antropólogo Jeremy Narby que vincula las visiones de serpientes de la Ayahuasca con el nivel molecular del ADN humano, de biólogos como Stefano Mancuso y Monica Gagliano que hablan de la neurobiología e inteligencia de la planta (Politi, 2019), Apffel-Marglin (en: Takiwasi, 2009: 539-549), y otros.

[3] La Ayahuasca, que significa "soga de los espíritus" o “soga de la muerte” en quechua, es una infusión que está hecha de la vid Banisteriopsis caapi (ayahuasca; mariri en quechua) y comúnmente con hojas que contienen el psicoactivo poderoso DMT del arbusto Psychotria viridis (chacruna en quechua).

[4] Legalmente reconocida dentro de la Ley No. 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana (2013).

[5] Está creciendo el “turismo espiritual” y el “turismo chamánico”, sobre todo en la Amazonía del Perú, donde como consecuencia se ha comercializado el uso de Ayahuasca. El acceso a la medicina se está facilitando, lo que podrá ser un proceso beneficioso para la conciencia humana. Sin embargo, debemos considerar los riesgos que genera esta articulación, con respecto a la explotación de la naturaleza, el uso no adecuado de la planta, y los efectos negativos para la cultura local. Considerando que bajo los efectos de la medicina la sugestión es más vulnerable, existen riesgos cuando los individuos son guiados por personas con una integridad cuestionable y experiencia limitada (Metzner, 2006: 89).

[6] La ingestión de Ayahuasca comparte elementos de similitud con la psicosis (Schmid et al, 2015; Carhart-Harris et al, 2016c), y cuando no se respetan las condiciones básicas del uso responsable, el efecto puede resultar adverso para la salud mental humana. El objetivo de la dieta es ayudar a que la medicina actúe a un nivel más profundo, eliminando el efecto de las toxinas que pueden crear bloqueos físicos y energéticos en el cuerpo. “La toma de Ayahuasca sin pasar por una dieta no tiene mucho sentido”, según Jacques Mabit (seminario, 2019), fundador del centro terapéutico Takiwasi en Tarapoto, Perú.

[7] Para generar resultados confiables realizamos la medición del impacto y la persistencia en el tiempo de las ceremonias amazónicas a través de un cuestionario con 70 preguntas, sobre todo cuantitativas. Dicho cuestionario se elaboró en base a tres cuestionarios psicológicos frecuentemente utilizados en los estudios sobre alucinógenos: 1)Experiencias Místicasde Pahnke (1963), 2) Efectos Persistentes,de Griffiths (2008), 3) Después de la Experiencia Espiritual, también adaptado deCambios en Ti Mismo y en Tu Vida”, de Harris (2017). La medición se realizó durante el mes de agosto de 2019.

[8] El estudio completo se puede leer aquí: https://www.quintaconciencia.org/_files/ugd/ee48e3_937a5bbc7ec748eea97be14142b695f6.pdf y fue publicado en la revista Pachakuti toma 2/2022 de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.

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