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El café es uno de los productos más consumidos diariamente. Se extrae de las semillas tostadas de una planta denominada coffia sp., que es originaria de África, pero actualmente es cultivada en más de 70 países. Es bien conocido que esta bebida exquisita está cargada de una sustancia llamada cafeína que es un estimulante del sistema nervioso, que también la contienen otras bebidas como el té, chocolate, bebidas de cola y energizantes (estas últimas con cantidades exageradas de cafeína que pueden ser peligrosas para la salud). La cafeína pertenece a un grupo de estimulantes del sistema nervioso denominados metilxantinas, aumenta el estado de alerta, mejora la concentración y disminuye la fatiga, por lo cual también puede aumentar la resistencia y el rendimiento en deportistas. Se absorbe en el intestino en unos 45 minutos y su concentración máxima en plasma es de 45 a 120 minutos después de consumirlo, con una duración de su efecto de 2 horas y media a 10, dependiendo de la persona.

La cantidad de cafeína en el café depende de su forma de preparación, cantidad y tipo de café. En una taza promedio de café (150 ml), por ejemplo, un café exprés puede tener mayor cantidad de cafeína (74-99 mg), que un café filtrado (55-88 mg) o un café instantáneo (19-34 mg). En promedio, las personas que beben café diariamente consumen como 76 mg de cafeína diarios, pero países como Canadá y Estados Unidos tienen un consumo promedio de 210 a 238mg diarios. Según la FDA (Food and drug administration) y la OMS, el consumo de cafeína no debería exceder los 400mg diarios, es decir no más de tres a cuatro tazas diarias.

La cafeína puede ser parte de una dieta saludable para la mayoría de la gente, pero demasiada cafeína puede poner en peligro la salud. Dependiendo de factores tales como el peso, los medicamentos que pueda estar tomando y la sensibilidad individual, lo que es “demasiado” puede variar de una persona a otra. Las bebidas energizantes cada vez más consumidas por los jóvenes con fines “recreativos” contienen cantidades elevadas de cafeína que oscilan entre 40 y 250mg de cafeína y existe evidencia científica de que se asocian a muertes súbitas, incluso en personas jóvenes.

¿Cuánto café diario es necesario?

Para los adultos sanos, la FDA menciona que hasta 400 miligramos al día (que son de tres a cuatro tazas de café), como una cantidad que en general no se relaciona con efectos negativos peligrosos para la salud. Sin embargo, hay un amplio grado de variación en lo sensibles que son las personas a los efectos de la cafeína y qué tan rápido la metabolizan o no (asimilan).

Algunos padecimientos tienden a hacer más sensibles a las personas a los efectos de la cafeína, al igual que ciertos medicamentos como la efedrina presente en muchos antigripales. Además, si está embarazada o procurando estarlo, o si está amamantando o le preocupa alguna otra afección o medicamento, debería consultar con su médico si requiere limitar el consumo de café. La FDA no ha establecido un nivel para los niños, pero la Academia Americana de Pediatría desaconseja el consumo de cafeína u otros estimulantes por parte de los niños y adolescentes.

¿Qué efectos tiene el café sobre la cognición y el sistema nervioso?

Las habilidades cognitivas de una persona tienen que ver con adquirir o procesar información y para esto son necesarios la atención, el conocimiento, la memoria de trabajo, el juicio, las decisiones y el razonamiento. La memoria tiene que ver con la codificación, el almacenamiento y la recuperación de datos del cerebro y puede ser de tres tipos: memoria a corto plazo, memoria a largo plazo y memoria de trabajo. Estudiar el efecto del café sobre estos procesos no es sencillo, pues las personas pueden consumir la cafeína contenida en el café de diversos modos (un café, té, chocolate, bebidas energizantes, gaseosas o incluso como medicamento). Existen muchos estudios al respecto con resultados contradictorios, pero los que encuentran beneficios sobre todo mencionan que la cafeína mejora la capacidad de concentración y memoria a corto plazo, especialmente en sujetos fatigados, a diferencia de los individuos bien descansados. Esto demuestra que el impacto que ha tenido esta sustancia varía según el estado en el que se encuentre el sujeto. Por lo tanto, podría tener beneficio por ejemplo en estudiantes trasnochados que estudiaron para un examen en la mañana o personas que trabajan por la noche y deben continuar actividades en el día.

Otros estudios para evaluar la memoria a largo plazo indican que dos días después de la exposición a una cantidad de cafeína, por ejemplo, en términos de la cantidad de palabras que recordaban en un grupo de hombres y mujeres sanos de mediana edad (45 a 60 años) y mayores (60 a 75 años), la cafeína (dosis de 100 mg) no tuvo efecto sobre la memoria a largo plazo. Con dosis más altas de cafeína de 250 mg se observó algún efecto positivo. Pero en conclusión no parece haber un efecto benéfico sobre la memoria de largo plazo.

Algunos estudios han demostrado que incluso dosis tan pequeñas como 40 mg o menos pueden aumentar el estado de alerta en una persona y mejorar la eficacia del desempeño cuando las tareas requieren atención. El café o la cafeína pueden consumirse en los días en los que han experimentado un sueño inadecuado, pero necesitan mantener su rendimiento.

Otros efectos del café sobre la salud

Las dosis que no excedan los 400 mg  (de tres a cuatro tazas) diarios no parecen tener en general efectos negativos sobre la salud, pero no ocurre lo mismo con dosis mayores o a través del consumo de bebidas energizantes (energy drinks), con altas concentraciones de cafeína como son consumidas por muchos jóvenes y adultos que las utilizan para reemplazar al café u otras sustancias estimulantes durante los momentos de entretenimiento, como las fiestas electrónicas o bien para aumentar el rendimiento cognitivo en el trabajo, el estudio o hacer deporte. Según un reciente estudio, el alto consumo de estas bebidas por parte de personas sanas puede aumentarles la presión arterial y generarles arritmias cardiacas e incluso conducir a una muerte súbita.

La enfermedad de Parkinson es una de las enfermedades neurodegenerativas más importantes que parece tener su origen en factores ambientales y genéticos. El consumo de cafeína se ha asociado con un riesgo reducido de enfermedad de Parkinson (Palacios et al). Como una especie de protector, sobre todo en personas con mayor susceptibilidad debido a su predisposición genética, a diferencia de las personas con menor susceptibilidad.

El alzhéimer es la causa más importante y prevalente de la demencia y de una enfermedad crónica devastadora sin un tratamiento adecuado. A nivel mundial, alrededor de 24 millones de personas padecen demencia, y está previsto que esta cantidad se multiplique por cuatro para 2050. No está claro cuáles son las causas; sin embargo, lo más probable es que sean causados ​​por elementos genéticos y ambientales. Numerosas investigaciones sugieren que algunos aspectos, incluido el consumo de café, pueden ayudar a reducir el envejecimiento cognitivo. Si bien se ha observado que el uso de la cafeína a corto plazo mejora la cognición y la memoria, algunos estudios sugieren que puede ralentizar el deterioro cognitivo y proteger contra la demencia.

Aunque la mayoría de los que nos gusta disfrutar un buen café estamos más motivados por su exquisito aroma y sabor, muchas personas lo consumen para mejorar su concentración, memoria e incluso mejorar su rendimiento físico. La cafeína en una cantidad que exceda los 400 mg diarios podría tener un impacto indeseable sobre la salud, especialmente en el sistema cardiovascular (aumento de la presión arterial, arritmias), o sobre el sistema nervioso (ansiedad, excitabilidad). Por esta razón, será suficiente si disfruta de un par de tazas diarias de esta deliciosa bebida y de ninguna manera ingiera la cafeína a través de bebidas energizantes porque podrían llevarle a una muerte prematura.

Dr. Héctor Mejía Salas, M.Sc.

Pediatra Magíster en Epidemiología Clínica

Profesor Titular de Pediatría UMSA

Jefe de Enseñanza e Investigación Hospital del Niño

La Contraloría y los derechos humanos

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