Texto Guardiana (Bolivia) y fotos Diversity and Origins
Jueves 3 de diciembre de 2020.- No todo lo que deja Covid-19 es malo. Existen experiencias, aprendizajes y reflexiones que han llevado a más de una persona a tomar decisiones y actuar. Es el caso de los estudiantes de Ingeniería Empresarial Sebastián Arroyo (20 años), de Ingeniería Comercial Yasser Saba (18 años) y de Diseño Gráfico y Comunicación Visual Cedrick Pariente (20 años).
Durante lo más duro de la pandemia en Cochabamba (Bolivia), a Sebas, como le dicen sus amigos, se le ocurrió que debía tener un emprendimiento propio y así se lo comunicó a su familia. Y lo segundo que dio vueltas en su mente fue que quería empezar a darle sentido a todo aquello que se ponía, empezando por la infaltable y fiel polera de todos los días.
"La idea -cuenta Sebastián Arroyo- surge de pequeñas charlas que tengo con mi familia sobre poner algún pequeño emprendimiento. Ahí es donde contacto con Ced, gran amigo de mi infancia gracias al baloncesto. Sé que él me puede dar una mano con todo el tema de diseños y comunicación para las diferentes páginas. Luego pienso en Yass, amigo mío de la U, al que conocí relativamente hace poco tiempo, pero desde el inicio brilló por su dedicación y esfuerzo, además de tener experiencia en el mundo de los emprendimientos por su familia. Era imposible no invitarlo a formar parte de todo esto".
Así nació Diversity and Origins, iniciativa que hoy te ofrece poleras fabricadas en Bolivia con un distintivo especial a un costado que lleva un mensaje que trata de reflejar emociones en diferentes idiomas, tal el caso de "felicidad", que está retratada mediante la escritura Kanji de las y los japoneses. Hay poleras unisex en tres tallas (S, M y L) y cada una cuesta 99 bolivianos.
"Vivimos -dice Sebas- en un mundo que cada día se vuelve más plástico. La industria de la moda puede ser el ejemplo más claro. Sin embargo, muchas veces estos pedazos de tela recortados con colores extravagantes son un pequeño reflejo de lo que somos o aspiramos ser. Pero, ¿qué aspiramos? Muchos probablemente aspiran a encajar, persiguiendo la aceptación que te permite tener la industria de la moda".
"En Diversity and Origins no buscamos encajar, buscamos ser nosotros mismos, persiguiendo nuestra mejor versión de cada día y siendo reales. Es por esto que plasmamos emociones y no tienen que ser positivas todo el tiempo, porque no vendemos ideales inalcanzables. Brindamos emociones que conecten, así como todos somos humanos, todos reímos y lloramos, sufrimos y amamos, todos compartimos emociones que nos llevan a nuestros orígenes y podemos expresarlo de manera diferente, con la diversidad que nos caracteriza como individuos".
Sebastián Arroyo
¿Cómo se puede entrar en contacto con los jóvenes responsables de esta nueva iniciativa? "Actualmente contamos con página en Instagram y Facebook. Nos pueden encontrar como Diversityandorigins, además de contactarnos por Whatsapp al 77939921. Estamos con nuestra primera colección "Kanji: Felicidad", y esperamos poder sacar nuevos diseños empleando diferentes idiomas para transmitir diversas emociones y nuevos sentimientos".
¿Qué aprenden los jóvenes en un emprendimiento?
Guardiana habló con ellos porque más allá de cómo les vaya a ir en el futuro y cuán sostenible pueda ser el negocio emprendido, el hecho de que se animen a lanzar un negocio, aprender en el camino, valorar de otro modo y con otros ojos sus estudios universitarios a partir de lo que la práctica les señala como importante o no puede ser inspirador para otros jóvenes.
Al respecto, lo primero que le dice Sebas a Guardiana es que no le tiene miedo al fracaso ni al qué dirán. Bueno, eso necesita contexto porque en departamentos como Cochabamba, el "qué dirán" aún es importante para muchas familias. Sin embargo, Sebas y sus amigos están en la acera del aprendizaje paso a paso y poniéndole el esfuerzo a cada cosa que falta o falla. Y no faltan las personas que les dan consejos de uno y otro tipo. Eso, lo valoran estos jóvenes emprendedores que aún no han pensado en impuestos y otros temas aún aterradores en Bolivia.
Esta nueva iniciativa se produce en momentos en que en Bolivia en general y en Cochabamba en particular, donde viven los tres jóvenes, la situación económica presenta cifras en rojo, razón por las que todas y todos los emprendedores necesitarán de toda la ayuda posible para salir adelante: en los primeros seis meses se han cerrado por lo menos 300 empresas en La Llajta que han dejado a 10.500 personas sin empleo; el porcentaje de desocupados en relación a 2019 ha subido en un 57 por ciento, de acuerdo al presidente de la Federación de Entidades Privadas de Cochabamba, Javier Bellott. Y quienes son jóvenes normalmente la pasan peor porque no solo no suelen encontrar muy fácilmente empleo, sino que su situación tiende a ser, además, invisibilizada.
De todas maneras, para jóvenes que aún están en la universidad como es el caso de los tres amigos que empujan esta nueva iniciativa, la experiencia es muy positiva porque les está permitiendo ver sus propias carreras universitarias de otro modo, con los ojos de quienes ya saben qué les servirá más y qué, tal vez, menos. Al respecto, Sebas dice que recién avanzó en una materia algo que hoy le está sirviendo. Cree que uno de los errores que a veces se comete a su edad en la universidad es ver una materia solo vinculada a la nota que hay que sacarse en ella y no como uno o más saberes de cara al futuro.
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