Por Jorge Grigoriu Siles para Guardiana (Bolivia)
Lunes 21 de septiembre de 2020.- El año escolar ha sido “clausurado”, “desclausurado” y “reclausurado”. Muchos maestros y maestras, cansados de este juego que tiene que ver más con la política que con la educación, han decidido “clausurar” a políticos y dirigentes para seguir trabajando en sus tareas educativas.
La realidad nos ha mostrado que no serán las autoridades quienes generen respuestas ante la crisis educativa, tampoco la dirigencia del magisterio. Somos nosotros, los docentes, quienes tenemos la responsabilidad de mantener la educación en movimiento, de generar mejoras y responder a los desafíos que la irrupción de la modalidad virtual trae consigo.
En tal sentido, quiero compartir con ustedes algunas orientaciones prácticas para llevar adelante procesos educativos que integren el componente virtual. Estas orientaciones son fruto de la revisión de diversidad de prácticas, tanto de maestros y maestras de nuestro medio, como de experiencias educativas de otros países.
He organizado las propuestas en torno a cinco preguntas:
- ¿Cómo planifico la educación virtual?
- ¿Cómo preparo las sesiones sincrónicas?
- ¿Cómo diseño actividades de aprendizaje (tareas) para educación virtual?
- ¿Cómo planteo la evaluación en la educación virtual?
- ¿Cómo me relaciono con los padres de familia?
1. ¿Cómo planifico la educación virtual?
La planificación de procesos educativos con componente virtual tiene algunas características particulares que la diferencian de la planificación que realizamos cuando llevamos adelante procesos presenciales.
A continuación, comparto algunas orientaciones que podrían ser de utilidad en la tarea de planificar la educación virtual:
- Partiremos de la idea de que no es recomendable llevar adelante las clases virtuales tal y como las desarrollamos presencialmente, es necesario enseñar de otra manera. Las tecnologías nos posibilitan aquello, a través de la utilización de algunas herramientas y aplicaciones que encontramos en la web.
- Para enseñar de otra manera, las tecnologías nos permiten planificar:
- Actividades sincrónicas, en las que profesores y estudiantes deben reunirse al mismo tiempo. Plataformas de comunicación como Zoom, Meet, Skype, Webex, etc. hacen posible esto.
- Actividades asincrónicas: en las que los estudiantes realizan una tarea de aprendizaje, individual o colectiva, en un plazo establecido por el docente, sin necesidad de coincidir en el tiempo. Para ello, disponemos de plataformas diseñadas para la educación tales como Classroom, Moodle, Neo, etc. que permiten asignar tareas, compartir documentos, elaborar cuestionarios, organizar foros de discusión, enviar y recibir trabajos, etc.
- Entre las actividades asincrónicas, podemos diseñar situaciones que permitan aprender a partir de la elaboración de presentaciones, documentos, animaciones, cómics, videos, infografías, pósteres, organizadores gráficos, glosarios, etc. En la red encontraremos diversidad de aplicaciones que permiten hacer estas tareas de manera sencilla y rápida. También podemos recurrir a visitas virtuales, simulaciones, búsquedas en la web, documentos colaborativos, etc. El límite lo pone la creatividad del docente al diseñar las actividades.
- Entre las actividades sincrónicas, los docentes pueden proponer seminarios o webinars en los que un experto comparta sus conocimientos y luego hay posibilidad de hacer preguntas y discutir; talleres, en los que el docente elabora un producto junto con los estudiantes; sesiones interactivas, en las que los estudiantes trabajan individualmente y en grupo, bajo la orientación del tutor, para construir algún aprendizaje; sesiones de evaluación y retroalimentación, en las que se reflexiona sobre los aprendizajes logrados; debates, análisis de audiovisuales, etc.; además de las clases magistrales en las que el docente realiza la explicación de un tema.
- Lo ideal, al planificar, es combinar actividades sincrónicas y asincrónicas, de manera que no necesitemos que los estudiantes estén horas frente al computador escuchando nuestras clases.
- Combinar actividades sincrónicas y asincrónicas permitirá llevar adelante un proceso más dinámico y llevadero para los estudiantes. Asimismo, nos dará la posibilidad de diversificar las tareas, de manera que cada estudiante pueda aprender a su propio ritmo y según sus estilos de aprendizaje particulares. Tomemos en cuenta, además, que a mayor cantidad de actividades sincrónicas, mayor será el costo para los estudiantes, especialmente si compran megas; por tanto, no es recomendable planificar demasiadas sesiones sincrónicas.
- Quizá alguno esté pensando: ¿Cuántas actividades sincrónicas y cuántas asincrónicas debemos planificar?, ¿hay algún criterio para definir aquello? El criterio para definir qué actividades, cuántas y de qué tipo, está dado por el propósito de aprendizaje del tema o unidad. Las necesarias para alcanzar los aprendizajes esperados.
- A continuación, comparto con ustedes una tabla que puede ayudarles en la planificación de la educación virtual, que considero tiene dos ventajas: 1. Nos ayuda visualmente a tener claro qué debemos hacer y 2. Es muy sencilla y no hace de la planificación algo complicado o tedioso. También puedes adaptarla de acuerdo a tus necesidades.
El éxito de un proceso formativo virtual depende en gran parte de una planificación que integre, de manera coherente, actividades sincrónicas y asincrónicas. De ahí que es fundamental evitar las improvisaciones y dedicar buen tiempo a la planificación y el diseño de experiencias de aprendizaje que faciliten el logro de los propósitos u objetivos propuestos por el profesor.
- ¿Cómo preparo las sesiones sincrónicas?
Las sesiones sincrónicas, llamadas también clases virtuales, son momentos especiales pues posibilitan el encuentro cara a cara entre el profesor y los estudiantes. ¿Cómo aprovechar estos espacios de manera que podamos sacarles el mayor provecho en términos de aprendizajes? A continuación, les propongo algunas ideas para llevar adelante estas sesiones:
- Utiliza las plataformas de comunicación, aprovechando al máximo las posibilidades que nos ofrecen para compartir materiales y generar interacción. La mayoría nos permiten compartir presentaciones, videos, archivos etc. Permiten también utilizar pizarras virtuales, en las que, tanto estudiantes como docentes podemos hacer anotaciones. Incluso algunas plataformas nos dan la posibilidad de dividir a nuestros estudiantes en grupos pequeños para que trabajen en salas separadas y vuelvan luego a la sesión del grupo grande.
- Considera que las plataformas de comunicación como Zoom, Meet, Webex y otras son solo eso: plataformas de comunicación, que no han sido diseñadas específicamente para educación, por lo que el uso de las mismas requiere del criterio didáctico del docente.
- Considera, también, las condiciones de conectividad de los estudiantes a la hora de planificar las actividades y la duración que tendrán las sesiones virtuales.
- Planifica sesiones sincrónicas con diversas finalidades. No todas las sesiones deberían tener la misma estructura. Al respecto podrían plantearse, de acuerdo a las necesidades particulares: sesiones de comunicación y orientación para el trabajo virtual, sesiones interactivas de aprendizaje, sesiones destinadas a la evaluación y sesiones concentradas en la retroalimentación. Es importante evitar la monotonía en las sesiones.
- Establece normativas claras para las sesiones virtuales, respecto a la puntualidad, la forma de participar y el uso de las cámaras, por ejemplo. No es necesario que los estudiantes tengan las cámaras encendidas durante toda la sesión, pero es importante que en algún momento docentes y estudiantes podamos vernos las caras, saludarnos o interactuar de manera más informal.
- Parte siempre de un propósito de aprendizaje concreto, para diseñar las sesiones.
- Explota las sesiones virtuales para generar interacción y participación por parte de los estudiantes, así como para dar y recibir retroalimentación. No tiene mucho sentido utilizar las sesiones sincrónicas para realizar exposiciones largas, que podrían facilitarse en video.
- Evita sesiones sincrónicas en las que hagas lo mismo que en tus clases presenciales, utiliza herramientas y recursos tecnológicos que hagan de tu clase una experiencia más interesante, motivadora e interactiva. Aprovecha las posibilidades que las tecnologías te ofrecen.
- Planifica las sesiones virtuales de aprendizaje considerando una estructura didáctica. Comparto con ustedes una propuesta sobre la estructura que podría tener una sesión sincrónica interactiva:
De esta manera, las sesiones serán más participativas y dinámicas. Al respecto les recomiendo revisar este video sobre diseño de sesiones interactivas, del Tecnológico de Monterrey.
- Define la duración de las sesiones en función de las actividades de aprendizaje y el grado de interactividad previstos. Con poca interactividad, una sesión debería durar entre 30 y 40 minutos. Con actividades que requieren interactividad y elaboración de productos por parte de los estudiantes, la sesión podría durar hasta 90 minutos.
- Considera los tiempos de atención sostenida que tienen los estudiantes, de acuerdo a su edad, para dosificar el tiempo de las actividades y la extensión total de las sesiones sincrónicas. Al respecto les recomiendo revisar tablas de atención según edad.
- Prepara todos los materiales necesarios para la sesión sincrónica, prevé la forma de hacerlos llegar a los participantes, prueba las aplicaciones a utilizar y verifica que todo vaya a funcionar bien. De esta manera tu preocupación no estará centrada en la tecnología o en los recursos, sino en lograr el propósito de aprendizaje de la sesión.
- Propicia, de vez en cuando, espacios de comunicación y esparcimiento en las sesiones sincrónicas. Deja que los estudiantes se expresen, se comuniquen, escúchalos hablar de lo que a ellos les interesa.
- Avisa siempre a los estudiantes, cuando vayas a grabar una sesión. Al respecto, es necesario considerar que grabar las sesiones será de gran ayuda para quienes no puedan asistir.
- Establece una normativa clara para compartir las sesiones grabadas, pues algunos estudiantes podrían optar por no asistir, confiando en que luego verán el video.
- ¿Cómo diseño actividades de aprendizaje (tareas) para educación virtual?
En la formación virtual el diseño de las tareas -preferiría llamarlas experiencias, situaciones o actividades de aprendizaje- adquiere una importancia vital, pues aquello que vayamos a diseñar debe permitir, a los estudiantes, aprender de manera autónoma, sin la presencia del profesor.
Veamos algunas ideas para en diseño de actividades de aprendizaje en educación virtual:
- Orienta el diseño de las actividades o tareas, siempre en función de un propósito u objetivo de aprendizaje.
Diseña las actividades de aprendizaje de acuerdo a una estructura didáctica específica para la educación virtual, redactando instrucciones con mucha claridad y precisión, de manera que los estudiantes sepan qué exactamente deben hacer y cómo, sin necesidad de preguntar al profesor. Una estructura bastante utilizada en formación virtual considera los siguientes componentes:
- Diseña tareas que traigan consigo desafíos de aprendizaje para los estudiantes, actividades que resulten interesantes y útiles.
- Orienta las tareas a la elaboración de algo nuevo o a la aplicación práctica de lo aprendido. No toda tarea ha de hacerse sentado en una mesa y utilizando papel.
- Diseña tareas que requieran el uso de habilidades de pensamiento superior y no solo la reproducción de los contenidos facilitados.
- Considera los estilos de aprendizaje de los estudiantes, diversificando el tipo de actividades que les propones.
- Aprovecha las posibilidades que las tecnologías nos ofrecen para utilizar audio, video, hipertexto, organizadores gráficos, animaciones, simuladores, visitas virtuales, etc.
- Dosifica racionalmente la carga de trabajo para los estudiantes, considerando el tiempo que deben dedicar a otras materias. Aunque aparece al final, este es un factor clave en la formación virtual.
- ¿Cómo planteo la evaluación en la educación virtual?
Algunos profesores están preocupados porque la virtualidad dificulta el control durante las evaluaciones, ampliando las posibilidades de copiar o hacer trampa por parte de los estudiantes. Frente a eso, no han faltado estrategias para tratar de controlar las evaluaciones. Sin embargo, si un maestro me dijera: ¡no puedo controlar la evaluación! Mi respuesta sería: ¡Gracias a Dios!
Y es que la educación virtual nos ofrece la oportunidad para cambiar nuestras prácticas evaluativas que están centradas en el control, la verificación, la medición y la calificación, hacia una evaluación para el aprendizaje, una evaluación que sea comprendida y vivida por los estudiantes como una experiencia de aprendizaje, en la que el control lo tengan ellos mismos.
En tal sentido, comparto con ustedes algunas ideas -seguro hay muchas más- para hacer de la evaluación una experiencia de aprendizaje:
- Asume la evaluación como una tarea permanente, en cada actividad, en cada encuentro, en cada trabajo. La evaluación no puede reducirse únicamente a la toma de exámenes.
- Evalúa durante el proceso, a partir de las actividades y productos que los estudiantes van presentando. No podemos definir si un estudiante aprendió, únicamente con base en los resultados de una o dos pruebas.
- Involucra a los estudiantes en la evaluación de dos formas muy concretas: 1. Hazles conocer los criterios con los que serán evaluados, antes de cada trabajo, práctica o prueba. 2. Abre espacios para la auto y coevaluación, permitiendo a los estudiantes reflexionar sobre sus logros y dificultades en relación con los aprendizajes esperados. ¡Cuidado! Autoevaluar no es sinónimo de autocalificar.
- Da mayor énfasis a la retroalimentación que a la nota, devuelve al estudiante tus impresiones respecto a sus logros, a sus dificultades y a la manera en que puede superarlas.
- Prevé espacios para retroalimentar de manera sincrónica y colectiva a tus estudiantes. Para ello, es importante identificar los errores comunes y recurrentes, como base para facilitar estrategias que permitan superarlos. Si tienes muchos estudiantes, no necesitas agobiarte con la retroalimentación individual, puedes combinarla con retroalimentación colectiva y con procesos de auto y coevaluación.
- Diseña pruebas orientadas no solo a la repetición de lo que presentaste en clase o de lo que dicen los textos que facilitaste, sino también, a que los estudiantes apliquen lo que aprendieron. Las pruebas deberían ayudarles a sentirse capaces y satisfechos, al descubrir que están aprendiendo.
- Explota las posibilidades que las tecnologías ofrecen para diseñar pruebas más interactivas, más lúdicas e incluso más motivadoras, a partir del uso de recursos multimedia y de aplicaciones para hacer cuestionarios.
- Prevé espacios para la reflexión metacognitiva, de manera que tus estudiantes tomen conciencia de lo que han aprendido, de cómo aprenden y de cómo podrían potenciar sus habilidades para aprender de manera permanente (aprender a aprender).
Es fundamental generar una nueva cultura de evaluación, centrada cada vez menos en el control y orientada cada vez más al aprendizaje. Una cultura en la que niños y adolescentes dejen de “estudiar para el examen” o para obtener una nota, y comiencen a ver que lo realmente importante es el logro de los aprendizajes.
- ¿Cómo me relaciono con los padres de familia?
La educación virtual requiere también de mayor interacción y coordinación con los padres de familia. Es fundamental contar con ellos, como aliados desde la casa, para facilitar el desarrollo del proceso de aprendizaje.
Algunas ideas para asumir este desafío:
- Comunica a los padres y madres la forma de trabajo que asumirás, dejando claro cómo se realizará el apoyo a sus hijos. Una comunicación breve y clara puede satisfacer las inquietudes de los padres y evitar problemas posteriores.
- Trata de establecer una alianza estratégica con los padres, especialmente de los más chicos, para recibir el apoyo necesario, sin hacerles sentir que están haciendo tu trabajo. Delimitar responsabilidades en cuanto a las clases virtuales y tareas, ayudará mucho.
- Establece canales de comunicación permanente, precisando medios, días y horarios de atención a los padres y madres.
- Facilita estrategias para que los padres ayuden a sus hijos a organizar su tiempo, de manera que logren cumplir con sus obligaciones académicas, sin afectar las actividades familiares y de ocio.
- Ofrece pautas para que los padres y estudiantes habiliten un espacio en casa, destinado a las clases virtuales y al trabajo académico.
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Maestros y maestras, vivimos un momento especial, es un momento de reivindicar ante una sociedad que desconoce nuestro trabajo, la profesionalidad de la tarea docente. Los maestros somos profesionales de la educación, nos hemos preparado para eso y de manera permanente nos capacitamos para realizar un mejor trabajo.
No perdamos de vista que nos debemos a una generación que está en formación. Que nuestra vocación docente está más allá de los políticos, de los dirigentes del magisterio, de los dirigentes de padre de familia y de las administraciones educativas, con intereses muchas veces nada relacionados con lo educativo. Que nuestro trabajo, no es solo una forma de ganarse la vida, sino una vocación y que es también “cuestión de fe”, fe en nosotros mismos y en nuestra capacidad para adaptarnos a situaciones nuevas para enseñar, fe en los niños y jóvenes con los que trabajamos y fe en que nuestro trabajo producirá buenos frutos.
No puedo finalizar sin reconocer a todas esas maestras y maestros que, de manera silenciosa, están poniendo su profesionalidad y compromiso al servicio de nuestros niños y jóvenes, y que me han permitido reflexionar y proponer muchas de las ideas presentadas arriba.
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