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Por Fundación Tierra

Martes 10 de octubre de 2023.- Los días son grises en la comunidad tsimane Palmira, ubicada a un costado de la carretera que une a Santa Ana de Yacuma y Rurrenabaque. Aquí nadie puede escapar del penetrante olor a humo que se siente en el ambiente. Los ojos irritados y la tos son las principales molestias que comenzaron a dañar la salud de sus habitantes, especialmente de los bebés y niños.

Estos son los problemas que atraviesan las familias de esta región debido a los chaqueos que se produjeron en las áreas colindantes. El fuego, que arrasó con los bosques y los cultivos de los indígenas hace más de una semana, ahora amenaza a las viviendas de la comunidad.

“Nosotros estamos en nuestro territorio del sector Yacuma, aquí estos fuegos fueron prendidos por los interculturales. Han quemado nuestros bosques, nuestro territorio. Queremos que las autoridades vengan aquí a investigar estas quemas. Estamos preocupados, porque los bosques se están cayendo, también se están quemando los animales (…). Que bajen las autoridades, los médicos, los niños están enfermos sobre el humo. Hasta dónde vamos a llegar con este incendio. Estamos preocupados por los niños”, reclamó Gabriel Merena, vicepresidente del Sub Consejo Tsimane Sector Yacuma.

Palmira es una de las comunidades indígenas tsimane que, a través de una Acción Popular, reclamó al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) el reconocimiento de su territorio ancestral. Para llegar al este lugar, desde la vía asfaltada, se requiere de unas seis horas de caminata, aunque el viaje puede ser más corto en motocicleta, pues no hay vías por las que puedan circular los vehículos. La comunidad colinda con la orilla oeste del río Yacuma.  En el lugar viven 17 familias tsimanes, que suman alrededor de 55 personas, de las cuales unos 30 son adolescentes y niños.

En el sector, los tsimane tenían plantaciones de plátano, caña y otros productos que fueron sembrados en un par de hectáreas de tierra para su autoconsumo. Estas fueron devoradas por el voraz incendio que fue activado a través de dos flancos, desde la comunidad Jerusalén y desde la comunidad Yacuma C.  

“Las comunidades interculturales todo lo han quemado. El bosque de la comunidad de Palmira ha desaparecido. Ya es más de una semana que está ardiendo. Todos los días estamos respirando este humo que nos afecta a los pulmones. Todos estamos con los ojos rojos, con mucha tos. Estos días hemos pisado fuego y ceniza. Estamos intentando salvar las casas. Se escucha como los animales gritan cuando llega el fuego. Se escucha como caen las troncas”, contó Roberto Maito, corregidor de la comunidad de Palmira.   

Al momento, el fuego está avanzando hacia el río, donde hay casas que son habitadas por tsimane. Por ese motivo, los dirigentes están en emergencia y piden a las autoridades regionales y nacionales que se brinde auxilio y apoyo médico para los afectados.

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