Por Guiomara Calle para Guardiana (Bolivia)
Lunes 22 de noviembre de 2021.- Más que por oportunidad, la mujer boliviana emprende por necesidad y casi el 100% de los recursos que genera los destina a su familia, frente al 70 por ciento en el caso de los varones. La conciliación de la vida familiar con la laboral es una de las principales causas por la que opta por emprendimientos, los cuales están relacionados sobre todo con comercio, servicios y producción, según un estudio de la Fundación Ser Familia, que actualmente apoya a 300 emprendedoras.
Mery Paco, de 39 años, creció rodeada de cultivos de frutas y verduras en Luribay, un municipio de los valles del departamento de La Paz. Ella pertenece a una familia de agricultores que le enseñó a sembrar, cosechar y vender, lo que con el tiempo se convirtió en el arma para su subsistencia. Por mucho tiempo fue víctima de violencia por parte de su esposo, pero hace cinco años decidió llevarse a sus tres hijos y dejar atrás esa dolorosa vida.
Tras dar ese paso, lo primero que se le pasó por la mente fue hallar un trabajo que le permita sacar adelante a sus hijos sin dejar de estar cerca de ellos, debido a que solo la tenían a ella. Entonces, Mery recordó sus habilidades para la agricultura y decidió mudarse al municipio de Omereque, en Cochabamba, para producir frutas y emprender un negocio propio. El camino no fue fácil, hubo pérdidas, pero también ganancias y mucho aprendizaje.
“Hace cinco años estoy en la producción y la venta del melón. Llego a los mercados de La Paz para ofrecer los mejores precios, del productor al consumidor. Dios me ha ayudado, porque hoy puedo decir que estoy sacando adelante a mis hijos, que soy independiente y que doy empleo a los que puedo, se trata también de ayudarnos en cadena. En el camino siempre hay obstáculos y pérdidas, pero no hay que rendirse, hay que seguir porque con voluntad todo se puede”.
Mery Paco, emprendedora en la producción y venta de melones hace cinco años.
Mery tiene facilidad de palabra y simpatía para convencer a sus caseros, hasta conoce de estrategias de venta porque acostumbra a pelar algunos melones e invitar pequeños trozos a los transeúntes, lo que le ayuda a atraer más clientes y aumentar sus ventas. Con mucho esfuerzo, como ella misma lo describe, logró comprar una camioneta y llegar a más mercados. Sus objetivos se centran ahora en producir y vender frutas de Luribay, que resalta por sus uvas y duraznos, e incursionar en otros ámbitos. “Pienso ampliar mi negocio, quiero producir en mi tierra, dar a conocer los productos de Luribay, aprender del negocio del vino y el singani”.
La necesidad y el deseo de equilibrar un trabajo con el cuidado de los hijos, principalmente, empujaron a Mery a convertirse en una emprendedora. Precisamente estas dos características son un común denominador entre las miles de emprendedoras bolivianas, resalta Rodrigo Aguilar, director ejecutivo de la Fundación Ser Familia, basado en un estudio sobre el perfil de la mujer emprendedora en Bolivia, que recuperó investigaciones nacionales e internacionales, literatura científica sobre el tema, además de aplicar un sondeo a las 300 emprendedoras que apoya actualmente.
“El estudio lo realizamos el 2018 y podemos afirmar que la situación no ha cambiado hasta la fecha porque las características de las emprendedoras son las mismas. Por la pandemia de la Covid-19, tal vez ahora se pueda incluir la incursión en la tecnología y las capacidades que adquirieron las emprendedoras, y la búsqueda de mercados alternativos. Las mujeres continúan siendo puntal de emprendimientos en Bolivia”, indica Aguilar.
HABILIDADES Y MOTIVACIONES
El estudio señala que el 71,3 por ciento de las mujeres bolivianas tienen una amplia apertura a los emprendimientos como opción de vida y que el 56,7 por ciento considera que tiene conocimientos, habilidades y experiencia para emprender un negocio propio. El 46,6 por ciento tiene la intención de emprender algo. No obstante, el 35,5 por ciento siente temor al fracaso. El comercio, los servicios y la producción son los rubros en los que más emprende la población femenina del país.
La literatura identifica dos razones mayores para emprender algo: la oportunidad y la necesidad. En el país, el 43 por ciento de las mujeres emprenden motivadas por la necesidad, mientras que el 38 por ciento lo hace porque ve una buena oportunidad que quiere explotar. El 18 por ciento dice estar motivada por ambas razones. Del grupo que emprende por oportunidad, el 24 por ciento lo hace para lograr más independencia y el 14 por ciento, para incrementar sus ingresos.
“Las mujeres más jóvenes (18 a 24 años) suelen emprender más por oportunidad y las mujeres mayores (45 y más años) más por necesidad. En Bolivia, la conciliación entre el trabajo y la familia constituye una razón importante para la elección del emprendimiento por necesidad (…) casi el 100 por ciento de los recursos que generan las mujeres van en favor de la familia y los hijos, mientras que lo que generamos los hombres va en el 60 o 70 por ciento a la casa, en el mejor de los casos”, afirma Aguilar.
EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN
En cuanto al nivel de educación, el 65 por ciento de las emprendedoras tiene 12 o menos años de educación escolar. Las emprendedoras más jóvenes tienen más años de educación, pero eso corresponde a los cambios en la población en general y los esfuerzos para su acceso a la educación. Por otra parte, solo el 26,5 por ciento de las emprendedoras bolivianas se capacita en algún curso para iniciar su negocio y casi la totalidad de ellas recibe esta formación fuera del sistema escolar, lo que significa que la capacitación para el emprendimiento es un esfuerzo personal que hacen por sí mismas.
En cuanto a las expectativas de crecimiento, estas se miden con el número de empleados que se piensa tener dentro de cinco años y este es uno de los principales aspectos preocupantes en el país, señala Aguilar. Los datos muestran que las emprendedoras bolivianas con expectativas de mediano o alto crecimiento son muy pocas, pues solo el 1,5 por ciento tiene la expectativa de tener más de 20 empleados. El 6,7 por ciento tiene expectativas de crecimiento medio, de seis a 19 empleados; y el 41,6 por ciento, de crecimiento bajo, con menos de cinco empleados. El 50 por ciento no tiene ninguna expectativa de crecimiento.
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