Texto y fotos de Malkya Tudela para Guardiana (Bolivia)
Lunes 19 de abril de 2021.- Impactado por la basura en el lago Uru Uru, el biólogo Vincent Vos vio hacia su propio entorno en la localidad de Puerto Hamburgo, Riberalta, y en un recorrido en moto a lo largo de un camino filmó la basura compuesta de escombros, cáscaras de almendra, animales muertos y otros desechos en bolsas plásticas. Este solo hecho muestra que la gestión de los residuos sólidos es un problema grande en Bolivia donde la mayor parte de la basura no recibe tratamiento, sino que se lanza al aire libre.
Esto sucede incluso en algunas ciudades con rellenos sanitarios, es decir obras de ingeniería para la disposición final de desechos sólidos, bajo condiciones controladas en función de evitar daños al ambiente y a la salud humana.
Desde el lago Uru Uru a Puerto Hamburgo existe una gran distancia y diferencia ecológica. Por un lado, está el altiplano central y, por otro, la amazonía. Pero en cuanto al manejo de basura, se puede identificar una similar negligencia de las autoridades y en general una normalización de la población respecto de vivir al lado del basural.
El único diagnóstico de gestión de basura realizado en el país, que data de 2011, reporta que el 90,8% de los municipios dispone sus residuos a cielo abierto, el 6,1% en botaderos controlados y el 3,1% en rellenos sanitarios. Oruro es parte de este 3,1% atendido y, curiosamente, Riberalta también es un municipio de esta minoría.
Pero este dato no significa casi nada. Oruro es un municipio que cuenta desde 1995 con un relleno sanitario ubicado en la zona de Huajara, al noreste de la ciudad, proyectado para funcionar durante 30 años.
Eso no ha impedido que las botellas plásticas se acumularan en el lago Uru Uru al sur de la ciudad durante muchos años, tanto que en la limpieza del 7 y 8 de abril pasado se verificaron residuos incrustados en el fango.
Riberalta en cambio, desde donde escribe Vincent Vos, también tiene un servicio de aseo a cargo de la empresa UMSAUR para un relleno sanitario, a pesar de ello los escombros, ramas de árboles, plásticos grandes, animales muertos, cáscara de las beneficiadoras de castaña y todo tipo de basura embolsada está tirada en el camino.
Esto último a pesar de que en febrero de 2019 se anunció el funcionamiento del relleno sanitario para los 89 mil habitantes de la urbe, financiado con 31,5 millones de bolivianos. Junto a ello antes ya funcionaba la Cooperativa Eléctrica de Riberalta (CER) con una termoeléctrica a diésel y cáscara de castaña provista por 20 beneficiadoras de almendra, lo que implicaba una reutilización del residuo vegetal.
Entonces contar con un relleno sanitario no garantiza un tratamiento adecuado de los desechos. En Cochabamba se cuenta con un relleno sanitario, y a pesar de ello el río Rocha se ha convertido también en un receptor a cielo abierto de desechos que el francés Alexis Dessard convocó también a limpiar este último domingo. Una gran cantidad de gente de diferentes instituciones ayudó a limpiar un río al que en su curso van echando líquidos contaminantes y basura desde empresas y viviendas y desde diferentes municipios sin que nadie lo evite ni autoridad que hasta ahora tenga un plan coordinado que permita solucionar un problema de hace décadas y que ha convertido al agua de ese río en un líquido altamente tóxico con más de 30 componentes peligrosos ya analizados el año pasado por especialistas de la Universidad Católica Boliviana San Pablo de Cochabamba. Por tanto, se está frente a agua que ni siquiera debiera ser usada en el riego de cultivos, pero se lo sigue haciendo a pesar de ello.
O Santa Cruz de la Sierra, donde recientemente se ha inaugurado un relleno sanitario de última generación, pero la laguna Guapilo ubicada en la Villa Primero de Mayo se ha convertido en un receptor de la basura que no recoge la empresa de limpieza: llantas, escombros, aparatos electrónicos.
La basura dispersa alrededor de centros poblados se ha convertido en algo normal y parte de la vida cotidiana. Solo de vez en cuando algún vecino, cansado de la contaminación, decide llamar la atención, como sucedió con Vincent Vos cuando decidió filmar la basura a lo largo del camino que además había convocado a muchos suchas (animales carroñeros del bosque) que de alguna manera limpian los desechos orgánicos, pero se convierten en un problema adicional para los habitantes.
BASURA A CAMPO ABIERTO
En 2011, el año del diagnóstico, de 183 municipios encuestados 154 lanzaban su basura a cielo abierto, es decir sin control y sin adoptar medidas de prevención y mitigación de los impactos ambientales y sanitarios. A pesar de toda la basura en el lago Uru Uru, el municipio de Oruro califica como municipio con relleno sanitario, o sea con un tratamiento técnico de sus desechos.
Por otro lado, la cantidad generada de basura varía, según los meses del año, pero ha ido en un aumento constante en cada gestión. En los últimos cinco años, el incremento de la recolección de basura ha crecido en promedio de 100 mil toneladas en el país.
En el año 2020 se recogieron 1,6 millones de toneladas a nivel nacional, esto implica solo la recolección y no la generación total de la basura a nivel nacional.
La producción de desechos está asociada además a la intensidad de la actividad comercial y al consumo, por eso diciembre y enero tienen más desechos. Los datos del INE expresan que, por ejemplo, en enero del año 2020, se produjeron más de 153 mil toneladas de basura, pero durante el confinamiento, momento en que dejaron de funcionar los negocios de comida rápida, esa cifra bajó a 118 mil toneladas (abril).
A la vez que muchos ciudadanos han normalizado la convivencia con la basura también muchas personas están dispuestas a cambiar esa situación. El video que difundió Vincent Vos tuvo mil vistas en poco tiempo y muchos comentarios de gente que se ofrecía para ir a limpiar el camino.
Los que casi no se pronuncian, sin embargo, son precisamente los funcionarios y autoridades públicas que tienen bajo su responsabilidad la gestión de la basura, menos aún las empresas que generan envases o desechos a gran escala.
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