Texto Guardiana y fotos Alejandro Ríos, La Paz (Bolivia)
Eleuterio Huacane sobrevive trabajando en las parcelas de comunidades aledañas a su pueblo, pues él no posee tierras, solo unas cuantas ovejas y un asno para cargar lo que produce en las chacras ajenas.
Vive junto a su esposa Marga y sus dos hijos, en una pequeña vivienda de adobe, en el pueblo de Uyumani, cerca de Escoma, en la provincia Camacho de La Paz. Debido al surcofundio, muchos campesinos se ven obligados a trabajar la tierra de quienes migraron a la ciudad y como pago reciben el 50 por ciento de la producción, por lo general papa, oca o cebada, la cual utilizan para su consumo propio y también para el intercambio con otros productos como arroz, fideo, azúcar, frutas y alguna ropa usada.
Son tres de cada diez personas las que aún sufren de pobreza extrema en el área rural de Bolivia (33,4%), no obstante, esta cifra bajó en relación al año 2000 cuando siete de cada diez bolivianos vivían en esta condición, según los datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, a 2018.
Las personas que viven en pobreza extrema son aquellas que no cuentan con techo ni vestimenta y difícilmente pueden alimentarse.
El analista Jaime Pérez de la Fundación Jubileo indica que si se hace un desglose de las cifras, se evidencia que en el campo el 31,3% de la población indígena es golpeada por el flagelo de la pobreza extrema, frente al 27% de las personas que no son indígenas.
Un 20% de las personas que tienen menos de 25 años están en extrema pobreza, y el 13% de los adultos mayores de 64 años también.
En los departamentos de Potosí y Chuquisaca hay más personas en pobreza extrema. En cuanto a regiones, en el Altiplano y los Valles existe un 20% de población en pobreza extrema y en los Llanos llega a 10%.
Por las duras condiciones de vida en Uyumani, la mayor parte de la población migró a las ciudades. Son unas cuantas familias las que quedan y solo hay unos cinco niños en la escuela de este pueblito.
Ciudades
En el área urbana, la pobreza extrema afecta al 7% de la población, este indicador también se redujo considerablemente, pues en el año 2000 llegaba al 27,9%.
A nivel global, es decir considerando la pobreza extrema y moderada, en Bolivia todavía existen 3,9 millones de pobres, cuando en 2005, eran 5,7 millones, reportan las cifras del Ministerio de Economía.
Bolivia logró una importante reducción de la pobreza en los últimos 13 años, pero es aún uno de los países más pobres de Latinoamérica, de acuerdo con los datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
Rostro de mujer
Un mayor porcentaje de mujeres vive en condiciones de pobreza frente a los hombres. El 18% de la población femenina vive en extrema pobreza, frente al 16,5% de la población de hombres, señala el analista de la Fundación Jubileo.
Esta diferencia se da por las mayores dificultades que tienen las mujeres en cuanto al acceso a un empleo y también porque perciben una menor remuneración frente a los varones.
Si bien en los últimos años se logró aumentar la tasa de escolaridad de las niñas en nivel primario y secundario, cuando llegan a la universidad es cuando se abre la brecha, pues menos mujeres culminan su carrera en comparación a los hombres.
El analista de la Fundación Milenio sostiene que hay una relación directa entre la reducción de la pobreza, el aumento de un estrato de ingresos medios con el crecimiento de la economía, el cual todavía está basado en un modelo extravista de exportación de recursos naturales y materias primas como los hidrocarburos.
A partir de 2014, los precios de las materias primas sufrieron una caída en el mercado internacional y el crecimiento económico en Bolivia se estancó, lo que generó también un estancamiento en la reducción de los niveles de pobreza.
“No hay un criterio de sostenibilidad para que, por lo menos, se continúe con la reducción de la pobreza y se incremente la clase media”, sostiene Pérez, quien considera que es necesario diversificar la economía.
Y si bien hubo reducciones de la pobreza en el área rural, hubo migración a las áreas periurbanas, donde se requiere la implementación de servicios básicos como agua potable y también una mejora en la calidad del empleo, estos son los nuevos retos que deben encararse.
El Ministerio de Planificación sostiene que con la Agenda 2025 se trazó la meta de eliminar la pobreza extrema en el país. En esa línea se impulsa la universalización de los servicios básicos; el asegurar la soberanía alimentaria; continuar promoviendo la industrialización de los recursos naturales; la diversificación de la industria manufacturera; mayor presencia de pequeñas y microempresas, además de preservar el medio ambiente y fortalecer la justicia.
Bolivia es un país cada vez más urbano y con una elevada presencia de la población joven, por ello, el actual Gobierno “apuesta a la generación de empleo en las mejores condiciones y en particular para la población menor de 35 años”.
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