¡Por fin terminó la tortura eleccionaria en el país! Ya contamos con un Presidente electo. Seguramente se gastará mucha tinta intentando explicar cómo el señor Paz logró la presidencia del Estado Plurinacional. Periodistas, sociólogos, politólogos, opinólogos darán vueltas y vueltas buscando las respuestas a tan interesante fenómeno; aunque creo que el tema es más simple: la sociedad boliviana quiere equilibrio, ese que odian los extremistas de izquierda y derecha, ese que los populistas de ambos lados rechazan porque el centro no los aplaude, no les hace loas, no les considera los mesías enviados del cielo para gobernar.
La gente quiere libertad para trabajar, producir y comercializar, es cierto, pero al mismo tiempo quiere que sus derechos individuales, pero también colectivos, sean respetados, garantizados, promocionados y desarrollados por el Estado. Las naciones y pueblos indígenas y el grueso de la población desean mantener lo poco que el masismo dejó avanzar: lo plurinacional y plural. Los demás grupos en situación de vulnerabilidad (personas privadas de libertad, con discapacidad, adultas mayores, migrantes, mujeres, niñez...) seguirán luchando por sus reivindicaciones para dejar de ser ciudadanos de segunda categoría. Por ello, la agenda de derechos humanos es extensa y no puede estar fuera de cualquier política que el señor Paz Pereira y su gobierno puedan aplicar, al final todo recae en los mismos.
Cualquier medida económica de ajuste como el recorte de subsidios, la subida de los combustibles, el cierre de empresas públicas deficitarias, el recorte del presupuesto estatal, el más mínimo paso en ese sentido tendrá un costo social fuerte. Por ello, requiere la mano de un cirujano para que los derechos humanos de la población que la sufra, que seguramente será la mayoría, no aguanten efectos funestos.
Medidas neoliberales sin el equilibrio y contrapeso de otras miradas económicas pueden ser trágicas y extremadamente contraproducentes para el mismo gobierno, pues la furia y frustración no se dirigirán a Morales o Arce y sus séquitos, sino a quienes prometieron mejoras para la economía y las familias bolivianas.
De aquí, podemos pasar a los puntos más importantes de la agenda de derechos humanos que debería estar en el radar de los nuevos gobernantes, futuros ministerios del área y legisladores:
- Es importante en primera instancia no caer en los errores del pasado y trabajar en garantizar la libertad de expresión y prensa. Si bien es cierto que muchos medios asumieron partido por los candidatos de manera hasta grosera, debe terminar de una vez la repartija arbitraria y antojadiza de propaganda gubernamental; los mecanismos de censura directa y socapada, así como la autocensura para los medios; trabajar más bien en encumbrar la idea de pluralismo mediático y la responsabilidad de la información, en estas épocas de posverdad y verdad a medias.
- Por favor, pero por favor, contaremos con una Ley de Acceso a la Información Pública. La falta de transparencia ha estado tan patente en estos veinte años que su más grande efecto ha sido la corrupción comprobada de evistas, arcistas y demás partidarios del masismo, que han superado con creces a la época anterior. Existe un proyecto de ley aprobado por el Senado, lo que no se lograba en muchos años, esperando su sanción en Diputados, pueden aprovecharlo.
- Garantizar la libertad de asociación es vital. Deben volver las fundaciones, organizaciones no gubernamentales, asociaciones para llenar los grandes espacios sociales y asistenciales que el Estado en este tiempo ha abandonado. El denominado espacio cívico debe ser lo más grande posible, como recomiendan los estándares internacionales sobre la materia. Ya basta de considerar a estas entidades enemigas sólo porque cuestionan, preguntan o hacen ver las falencias gubernamentales, de eso se trata la democracia.
- En cuanto a los derechos políticos, se debe trabajar en reconstituir la institucionalidad partidaria que el MAS destruyó con la idea de partido único. Se debe mejorar, transparentar mucho más el sistema electoral, elegir vocales electorales meritocráticos honestos e idóneos. No es difícil, sólo es contar con voluntad política. Facilitar la participación política de los pueblos y naciones indígenas, ¿Cómo puede ser que después de 16 años sólo exista un pueblo indígena que ha podido participar de la Asamblea Legislativa Plurinacional directamente?
- El acceso a la justicia es una de las grandes demandas ciudadanas. Mucho se ha escrito sobre esto, pero hubo pocos lectores. El sistema de justicia requiere una cirugía mayor, asumirlo como una política pública con metas e indicadores de corto, mediano y largo plazo. La elección de magistrados/as puede quedar, el tema es quitar las manos del poder político-partidario en la preselección, que fue lo que lo condenó a los fracasos que atestiguamos. Subir su presupuesto por lo menos al 3% del presupuesto anual; mejorar los mecanismos de ingreso tanto a la carrera judicial como fiscal, para evitar a las y los abogados que quieren salir de la pobreza rápidamente o no les interesa el servicio a la ciudadanía. Otorgar procedimientos transparentes, eficaces, oportunos que eviten la impunidad y la afectación a las víctimas, y la violación de derechos al debido proceso a los procesados.
Lo anterior tiene relación con las personas privadas de libertad, cuya situación ya ha tocado fondo, principalmente por la inoperatividad, corrupción e ineficacia del sistema de justicia. Se debe acabar con la cárcel como una forma de castigo anticipado y negocio de la Policía Boliviana, finalizar la tortura que significa estar en un recinto penitenciario sin las mínimas condiciones de dignidad humana.
- Respecto a la igualdad y la no discriminación, es uno de los puntos más sensibles a trabajar, puesto que los últimos acontecimientos electorales nos han mostrado que el tema del racismo, la discriminación y otras formas de intolerancia se han expuesto con demasiada notoriedad. Los contendientes y sus seguidores han mostrado lo peor del odio hacia el otro: “estos pobres han votado mal porque quieren seguir siendo pobres”, “alteños malditos”, “cambas brutos”, “deberíamos volver al voto calificado”, “campesinos ovejas del masismo votaron por Paz”, “ganaron HDP masistas mañana mismo quiero gasolina sin filas y los dólares a raudales sobre la marcha bastardos plebeyos”, “somos una vergüenza de país, tienen caca en el cerebro”, “la bosta masista repite su porcentaje del año 2005”, éstos son sólo ejemplos de la difícil tarea que espera, lo que requiere una política seria de reconstitución del tejido social, del fin de la polarización, a ratos artificialmente creada para ganar elecciones y adeptos, pero que funciona y puede seguir haciendo daño a la sociedad boliviana, tan diversa y plural.
Sobre el tema de igualdad, de la misma manera hay poblaciones que esperan dejar de ser ciudadanas de segunda clase como los grupos de diferente orientación sexual y de género, que siguen esperando poder ejercer sus derechos civiles, políticos, familiares, sucesorios como cualquier otro ser humano. Los adultos mayores, que ruegan por mejores condiciones de vida y se acabe el maltrato que muchas veces deviene de sus propias familias; las personas con discapacidad que siguen luchando por su atención y tratamiento de salud, por participar de su ciudadanía, por fuentes de trabajo igualitario.
- Se ha demostrado que una ley no necesariamente cambia la realidad. La violencia contra la mujer es otra de las tareas más importantes. Este problema ha visto reducida su importancia, a pesar de las cifras alarmantes de casos, principalmente de violencia física y sexual, que aumentan; los feminicidios están a la orden del día. Es realmente un tema en el que el Gobierno debe actuar y retomar una política pública. Se habla mucho de rebajar presupuesto o quitar una cartera de Estado a esta problemática, lo cual sería un error.
- Pueblos y naciones indígenas. A pesar de las voces retrógradas que manifiestan erróneamente que el Estado Plurinacional es el principio de los males del país, la votación de agosto y octubre los muestra a éste fuerte y presente en la realidad nacional, no verlo sería demasiada miopía. Sin embargo, debe trabajarse con esta gran población de tierras alta y bajas; reconstituir sus organizaciones matrices que el MAS dividió y cooptó; profundizar en su autonomía (hasta hoy sólo hay 8); reconocer sus territorios y formas de vida. Evitar su destrucción, asimilación y genocidio solapados principalmente por las industrias extractivas. Garantizar su participación social y política; fortalecer su justicia, brindarles oportunidades porque en sus comunidades y poblaciones hay tanto, pero tanto potencial que no vemos y que se vuelve en una alternativa de vida y replicación para las áreas urbanas, las cuales comen y sobreviven gracias a ellas en una relación simbiótica palpable.
- El derecho al medio ambiente debe ser una transversal en los planes gubernamentales. Es evidente que la tendencia a la economía extractiva está presente y quiere ampliarse. Si bien es relevante su importancia para la economía del país, no debe ser condenándonos a no tener agua, bosques, biodiversidad, aire puro, alimentos para ahora y el futuro. Debe finalizar el uso de mercurio, la contaminación hídrica por otros metales pesados originados en la minería, la industria y las ciudades. Hay que poner un punto final al tráfico de tierras y la quema indiscriminada. También fortalecer las áreas protegidas y la creación de nuevas debe ser una tendencia durante este quinquenio. Salvar el lago Titicaca y otras fuentes de agua es urgente. El manejo de la basura debe ser una prioridad ahora que Bolivia tiene una tendencia al crecimiento urbano cada vez más grande.
- Los derechos sociales y labores requieren una modernización, pero con el cuidado necesario de que respondan a estándares internacionales de derechos humanos otorgados por la Organización Internacional del Trabajo y los Comités de Naciones Unidas, para evitar liberalizaciones que pongan en peligro derechos adquiridos y protección de la parte más vulnerable de la relación laboral. La seguridad social es preocupante y va a traer muchos problemas. El manejo discrecional, irresponsable y hasta delincuencial de la Gestora Pública debe ser auditado y reencaminado para mejorar las rentas de las y los jubilados que, en muchos casos, apenas sobreviven y asegurar la situación de las generaciones que poco a poco nos acercamos a la situación pasiva.
- Derecho a la educación y la salud, ambos están en terapia intensiva. En educación, podríamos decir con mucha pena que casi se han perdido dos generaciones estudiantiles por una calidad educativa deficiente y que no responde a las exigencias actuales. Niños, adolescentes y jóvenes que no saben leer, comprender, analizar, pensar, criticar con fundamento, respetar o tolerar al que piensa diferente, se vuelven contribuyentes a un mundo violeto. Son elementos que deben permitir iniciar una verdadera revolución educativa urbana y rural, modificando currículos educativos, planes y programas, planteándose objetivos claros y concretos para el siglo XXI. Se debe mejorar la calidad docente, abandonar propuestas retrógradas o conservadoras. En salud, ni qué decir, como otra de las responsabilidades fundamentales del Estado, se ha perdido la oportunidad en estos 20 años de revertir la situación, es necesario ampliar la cobertura del Seguro Universal, reformar las cajas de salud, no perder valioso personal médico que prefiere irse al exterior a ejercer. ¡Basta de filas al amanecer para las y los enfermos!, medicamentos y tratamiento de primera para todos y todas, pero principalmente para enfermos con cáncer, insuficiencia renal, condiciones complejas, portadores/as de VIH, tuberculosis, etc.
Como se observa, esta agenda reúne los temas más importantes y álgidos sobre la protección de derechos humanos que el nuevo gobierno debe encarar. Seguro habrá muchos más, como los derechos digitales y de algunas poblaciones a las que no nos hemos referido, pero básicamente las tareas son varias y complejas. Existe el peligro de que la crisis económica tenga un efecto contrario al respeto y garantía de los derechos fundamentales, pero es bueno advertir a las autoridades que desde el 9 de noviembre asuman la responsabilidad y que sus discursos de cambio no sean sólo eso, palabras vacías, sino se vuelvan verbo. Guardemos la esperanza, que así sea.
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