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Por Nicole Sánchez* //

Compartir un logro de nuestros hijos o de niños, niñas o adolescentes cercanos a nosotros, compartir momentos especiales o fotos de esa vacación familiar en redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter (X) o Whatsapp es habitual en los tiempos actuales; sin embargo, detrás de esta práctica inofensiva y realizada sin ningún fin malicioso se esconden grandes peligros.

El «sharenting» (por la conjunción de los términos en inglés «share»: compartir y «parenting»: paternidad) es la acción de compartir imágenes y videos de menores de edad por parte de padres, tutores o familiares, docentes en redes sociales.

Aunque este tipo de acciones parecen inofensivas, el compartir fotografías e información de niños, niñas y adolescentes en redes sociales puede conllevar riesgos significativos asociados a estas publicaciones, como: 

  • Al publicar fotos y detalles de la vida de menores de edad, estamos exponiendo su privacidad. Estas imágenes pueden permanecer en línea indefinidamente y ser accesibles para cualquiera.
  • Los datos compartidos pueden ser utilizados por terceros para fines maliciosos, como el robo de identidad o el ciberacoso.
  • Los niños pueden convertirse en blancos de acoso en línea debido a las imágenes y detalles compartidos por sus padres.
  • El uso de fotografías de manera malintencionada por parte de compañeros de colegio puede dar lugar al ciberbullying, pudiendo afectar la autoestima y el bienestar emocional de los niños o niñas.
  • Las fotos y datos compartidos pueden ser utilizados por personas malintencionadas para crear perfiles falsos o cometer fraudes en línea a través de la suplantación de identidad.
  • Las imágenes de niños compartidas en redes sociales pueden ser utilizadas con fines sexuales sin el conocimiento de los padres.
  • Al publicar fotos de menores de edad, estamos proporcionando información sobre su ubicación, intereses y rutinas diarias. Esto puede ser aprovechado por depredadores en línea, no siendo sólo una vulneración en entornos virtuales sino, vulnerando la integridad física o sexual, poniendo en riesgo hasta su vida.
  • Las imágenes compartidas pueden afectar la reputación y la vida futura de los y las chicas. ¿Qué sucederá cuando crezcan?

Como adultos debemos ser conscientes de estos riesgos y entender que compartir una foto, video o texto puede vulnerar los derechos de las infancias y adolescencias, y exponerles a situaciones peligrosas.  

Es así que es necesario pensar cómo utilizamos nuestras redes y qué compartimos. No debemos ver a internet como un enemigo; pero debemos saber utilizarlo de manera responsable.

Por eso, en caso de querer compartir imágenes, videos o cierto texto que se relacione con un menor de edad, toma en cuenta cómo manejas tus redes sociales: si cuentan con niveles de privacidad adecuadas, además de evaluar qué tan necesario es publicar cierta información sobre los menores de edad y en caso de publicar, tratar de proteger información sobre la ubicación de tus hijos e hijas o tapar el logo del colegio donde estudian.

Además, no debemos olvidar el respeto por la opinión de las y los chicos, aceptando y dando validez a sus solicitudes para no subir imágenes o videos donde aparezcan si no lo desean, además de educarles sobre los riesgos y la importancia de proteger su privacidad en línea.

No debemos olvidar que antes de compartir una foto o información sobre niños, niñas y adolescentes debemos pedir autorización a sus padres o tutores.

Como adultos y adultas tenemos dos tareas fundamentales: la primera es abrir el diálogo y acompañar a los niños, niñas y adolescentes en su camino de exploración en internet y contarles sobre los grandes beneficios que tiene; pero también sobre los riesgos que implica y cómo detectarlos y la segunda es reflexionar sobre nuestras propias prácticas en entornos digitales y crear conciencia de la importancia de proteger la privacidad de los niños, niñas y adolescentes tanto fuera como en línea. Hablar del «shareting» es un comienzo.

Recordemos que las nuevas tecnologías y la hiperconectividad traen consigo nuevos retos. La próxima vez que pienses en publicar una foto, video o información sobre un menor de edad, piensa en cómo podría afectarlo en el futuro. Recuerda que una vez que algo se comparte en internet, puede ser difícil o imposible de eliminar por completo.

No debemos olvidar el impacto psicológico que puede ocasionar el «sharenting». A medida que crecen, pueden sentirse avergonzados o molestos por la cantidad de información que se ha compartido sobre ellos en línea sin su consentimiento. Esto podría generar conflictos en las relaciones familiares o afectar su autoestima y bienestar emocional. Por lo cual debemos respetar su decisión y opinión antes de publicar una foto, video o información sobre ellos.

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a su propia privacidad y autonomía también en el mundo digital, adoptar un enfoque más consciente y reflexivo acerca del «sharenting» es esencial para garantizar que  crezcan en un entorno seguro y respetuoso en línea.

Como adultos y adultas, esa es nuestra responsabilidad, y si bien compartir momentos importantes con nuestros seres queridos en línea puede ser tentador, debemos educarnos sobre las consecuencias que puede generar hacerlo.

Como padres, madres, tutores, hermanos, hermanas y adultos en general, debemos ser conscientes de los riesgos y proteger la privacidad y seguridad de nuestros pequeños y pequeñas en el mundo digital.

*Nicole Sánchez es Coordinadora de Protección de datos de Fundación InternetBolivia.org

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