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A propósito del reciente retiro de la tenista Serena Williams con 23 Grand Slam en la historia, seguida de Djokovic (21) y Federer (20), me puse a soñar un poco con el deporte en Bolivia a raíz del liderazgo de esa deportista a nivel mundial. En el contexto nacional, practicar algún deporte sigue siendo tarea de “quijotes” y soñadores en un país que no considera que hacer deporte forma parte de la educación y el civismo, de ejemplo de sacrificio, disciplina y mucho esfuerzo personal, físico y económico.

La vinculación de los fenómenos deportivos con las clases sociales ha sido objeto de reflexión desde las ciencias sociales que conciben al deporte como agente integrador cuando los destinatarios imaginados fueron los sectores populares o las clases trabajadoras. Incluso se han formulado programas estatales basados en categorías específicas de deporte, como las referidas a la promoción del “deporte social”, donde “social” remite a la población en situación de pobreza, y donde “deporte” remite a un conjunto de iniciativas civilizatorias tendientes a disminuir los umbrales de violencia, a recuperar a las poblaciones vulnerables del consumo de drogas, a sacar a los chicos de la calle, etc.; es decir, a compensar desde el deporte el conjunto de carencias imaginadas para las clases bajas (Iuliano, 09/01/2016).

El clasismo de la perspectiva de las disposiciones o disposicionalista radica en su operación de reconstrucción analítica de los vínculos estructurales existentes entre las posiciones sociales de los sujetos (las clases) y sus estilos de vida, entendiendo al deporte como una de las dimensiones constitutivas de esos estilos de vida Estas disposiciones son formas de percibir, sentir, valorar y actuar que fueron incorporadas por los sujetos en diferentes procesos de socialización de clase (Iuliano, 09/01/2016).

Con frecuencia se conocen historias en redes sociales de deportistas bolivianos que hacen rifas, kermeses o venden sándwiches en las calles para conseguir recursos económicos para participar en certámenes internacionales. Algunos jóvenes un poco más afortunados cuentan con el apoyo de sus familias y clubes deportivos para costear los pasajes, el hospedaje y la alimentación.

He tenido conocimiento de casos en los que las y los adolescentes y jóvenes talentosos que forman parte de clubes deportivos pequeños son “invitados” por otros clubes privados exclusivos para sumarse a sus equipos con todos los beneficios que ello implica (infraestructura, entrenadores personales, nutricionistas, médicos, etc.) y algunas obligaciones económicas rebajadas por ser invitados.

No obstante, quienes no cuentan con ese tipo de apoyo económico por el nivel bajo de ingresos económicos de sus familias, el casi nulo impulso al deporte del sistema educativo, institucional o empresarial deberán verse obligados a olvidar sus ideales de convertirse en atletas o deportistas de alta competición y resignarse a practicar de vez en cuando un poco de deporte, trabajar de “lo que puedan” y tener una vida sedentaria.

A pesar de ese desalentador panorama, una excepción a esa cruda realidad es la del chuquisaqueño Conrado Moscoso, campeón mundial juvenil de ráquet 2022, categoría 18 años, en el campeonato internacional en San Luis Potosí (México), quien fue reconocido y premiado por las autoridades de gobierno: recibió 15.000 bolivianos de la viceministra de Deportes, Cielo Veizaga, y 7.000 bolivianos de la Gobernación de Chuquisaca (El País, 29/08/2022).

Por otra parte, Angélica Barrios se consagró campeona panamericana de ráquetbol de la categoría U-21 el 15 de abril de 2022 en curso, en Santa Cruz. En la final venció a la boliviana Valeria Centellas, que representa a Argentina, por tres sets contra dos. Esta situación demuestra que, con frecuencia, atletas bolivianos participan en certámenes internacionales en representación de otros países que les ofrecen mejores condiciones para entrenar y rendir deportivamente a cambio de renunciar a su nacionalidad boliviana.

En el citado certamen panamericano el equipo nacional obtuvo otras cinco preseas de oro en las demás categorías porque se llevó seis de los ocho títulos en juego con Barrios (U-21), Luis Aguilar, Amaya Ardaya (U-18), Nicolás Iglesias, Kristin Salinas (U-16) y Nicol Abril Mansilla (U-14) (La Razón, 15/04/2022). Grandes promesas del deporte boliviano también son Pablo Lagos y Sebastián Terrazas, quienes jugaron la gran final del Mundial Junior de Ráquet en la categoría 12 años individuales el 9 de diciembre de 2021 en México.

Otros datos relevantes se dieron durante el Gran Prix Sudamericano de Atletismo “Mario Paz y Julia Iriarte” (Cochabamba, junio 2022), el equipo boliviano se impuso con 5 de 10 pruebas competidas, se obtuvo 17 medallas, siendo 3 de oro, 7 de plata y 7 bronce en las diferentes categorías de competición frente a atletas de Brasil, Argentina y Chile. En la categoría femenina, la atleta boliviana Jhoselyn Camargo obtuvo la medalla de oro (4'46''18c), el segundo lugar fue para la boliviana Tatiana Jahuira (4'43''22c) y el tercer lugar lo ocupó Edith Mamani también boliviana con el marcador de 4’46”18c. En la prueba de 110 metros las medallas del oro, plata y bronce fueron para los atletas bolivianos Enrique Bellot (15”64c), Josué Loaiza (16”16c) y Roly Padilla (16”72c).

En los últimos años, el discurso político habló mucho de construir canchas de fútbol en todo el país, priorizando esa inversión en infraestructura sin vincularla al diseño e implementación de políticas públicas que garanticen el incentivo al deporte en su integralidad (distintas disciplinas deportivas, participación equitativa de mujeres y hombres de distintas edades, clases sociales diversas y distintas regiones del país) desde la educación a nivel nacional.

Sin embargo, al pensar en políticas públicas serias para impulsar el deporte, deberían repensar esa lógica de “deporte social” para promocionar su práctica desde la edad temprana en las escuelas y colegios sin importar la distinción de clase, filiación política o posición económica. Las y los estudiantes que demuestren aptitudes para el deporte deberían formar parte de equipos de alto rendimiento de unidades educativas fiscales (públicas) o privadas en el área urbana y rural desde el enfoque de la equidad de género, generacional e intercultural.

A nadie le importa…

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