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Solo el momento en que fallecemos dejamos de tener movimiento porque el movimiento es vida y la vida es movimiento. Todo cuanto nos rodea está en movimiento: los alimentos en la mesa fueron antes semillas. Solo basta con observar a la naturaleza y prestar atención al crecimiento del niño. El movimiento, al ser otra de las tendencias humanas, deberá satisfacerse y en nuestras manos estará promoverlo. Asimismo, el “movimiento” es un periodo sensitivo por el que las niñas y niños atraviesan a lo largo de sus primeros seis años aproximadamente. Podemos recordar que los periodos sensitivos se podrían comparar a un faro encendido que ilumina interiormente. Esa sensibilidad va a permitirles ponerse en contacto con el mundo exterior de un modo particularmente intenso, donde todo les resulta fácil, todo es entusiasmo y vida. Una vez pasado este periodo y cuando hayan adquirido unos conocimientos, sobrevendrá la indiferencia.

Sin embargo, no se puede percibir al movimiento de forma aislada. La Dra. Montessori nos recuerda que mente y movimiento son dos facetas de un mismo ciclo y que conforman una unidad. La inteligencia se desarrolla a través del movimiento. De esta forma, no se puede considerar al movimiento solo desde el punto de vista físico. Por ejemplo, el deporte no solo mejora la salud física, sino que también infunde valor y confianza en sí mismo, eleva la moral y suscita un enorme entusiasmo en las multitudes. Esto significa que sus resultados psíquicos son muy superiores a los de orden puramente físico.

El principio

Todo comienza a partir de seres que parecen inertes al nacer. Muy pronto, el bebé, cuando esté boca abajo, reforzará sus bracitos y empezará a gatear. Después, podrá pararse sujetándose de algo. Pondrá un pie delante de otro. Podrá pararse sin ayuda, apoyar todo el pie en el suelo y pronto se complacerá de su nuevo logro que lo llevará hacia su independencia, así como el lenguaje. Habrá aprendido espontáneamente a caminar a partir de la creación de cada movimiento físico, lo cual le permitirá estar en contacto con el mundo.

Con respecto a la motricidad fina, la prensión pasará de ser un acto instintivo a ser un acto consciente. A los seis meses, el movimiento es totalmente intencional. A los diez, han empezado a interesarse en la observación del medio y quieren alcanzar cualquier objeto, es decir que la prensión viene acompañada por el deseo. Ejercitará la mano, cambiando las cosas de lugar, abriendo y cerrando las puertas, abriendo los cajones, poniendo tapas a las botellas, y así sucesivamente. Irá de conquista en conquista y, para ello, debemos preparar un ambiente seguro para ellas y ellos, enchufes que son imanes entre otros peligros.

Un sistema

Recordemos que todo está integrado, como engranajes. Las tendencias humanas van satisfaciéndose de forma entrelazada para lograr el desarrollo humano. El humano, al aparecer en la Tierra, evolucionó primeramente poniéndose de pie y fortaleciendo piernas y brazos cuyas funciones y desarrollo son diferentes a los de otras especies. Gracias a la observación, se vio obligado a ‘orientarse’ y ‘explorar’ con ‘curiosidad’ el lugar donde se encontraba para encontrar alimentos. Para eso tuvo que ‘moverse’ y ‘adaptarse’ a diferentes climas. Al ver a los mamuts, supo que podía comer su carne y para cazarlo, decidió atacarlo con lanzas fabricadas con ‘creatividad’. Le tomó tiempo ‘perfeccionar’ sus movimientos y armas para lograr ‘exactitud’ en su puntería y poder ‘calcular’ distancias. Para vestirse, pensó en ‘imitar’ y vestir el pelaje de ese mamut. Frente a la necesidad de ‘comunicarse’, encontró una forma de arte. Todo esto representó ‘trabajo’. No cabe duda de que fue llamado al ‘gregarismo’ y a la ‘espiritualidad’. Estas tendencias humanas pueden ser ejemplificadas en la película Náufrago de Robert Zemeckis, mencionada en la formación. Se puede observar que el movimiento tuvo, tiene y tendrá un papel fundamental.

Evitando obstáculos

Ahora bien, nos toca promover este movimiento ofreciendo un sinfín de actividades a nuestras niñas y niños. Éstas contribuyen a la coordinación motriz gruesa, fina y al reconocimiento de su esquema corporal. Gracias a la exploración motriz y sensorial se mantienen activas/os que es lo que necesitan. A mayores experiencias motrices, visuales, etc., habrá mayor conocimiento.

En la formación nos dieron la posibilidad de reflexionar sobre el siguiente hecho. Las niñas y niños, aun sabiendo caminar, muchas veces se los alza o se los lleva en cochecito. Les queda imaginarse que están caminando. Hoy hay una especie de triciclos con una manija para empujarlos, lo que nos hace pensar entre la actividad versus pasividad que genera.

El hecho de caminar les permite continuar desarrollando y fortaleciendo sus músculos, pero aparte de ello, caminar les permite saber cuántos pasos se necesita para llegar a un determinado lugar, es decir, empezar a calcular. Permite también desarrollar la vista, calculando distancias de los autos cuando cruzan con nosotros llevados de la mano. Ejercitar la paciencia también entra en juego. En las escuelas Montessori una de las directrices generales para guías y asistentes es la de no hacer nada por las niñas y niños que puedan hacer solos. Esto da pie a que demasiada ayuda les alejaría del esfuerzo.

Hablando de la Casa de Niños, sus áreas permiten desarrollar esas habilidades motrices en las tareas del lenguaje, la vida práctica o en matemáticas con el material concreto diseñado por la doctora Montessori, pero también en el área de la vida sensorial, cuyo material permite manipular y afinar coordinación a través del ejercicio y repetición muscular. Como ellas y ellos tienen que aprender a controlar movimientos, el material que se encuentra es de vidrio para saber transportar el peso real de los objetos a su escala. “El verdadero carácter motor ligado a la inteligencia es el movimiento de la mano al ejecutar trabajos” (M. Montessori). Por eso, la doctora le da tanta importancia al trabajo de las manos.

Autorrealización

A través de los movimientos, las niñas y niños desarrollan su atención y puede decirse que cuando están distraídos es porque hay muchísimos estímulos. Por ello, debe existir un estímulo a la vez. La atención se altera porque se acostumbra a que sus periodos de observación sean rápidos. Entonces, cada vez que hacemos una actividad, debemos pensar si se está promoviendo autonomía, independencia, iniciativa, autodisciplina, orden, respeto, concentración y libre elección.

Una de las actividades que responde a la utilidad podría ser hacer bolitas, pero de chocolate como alternativa a las de papel crepé. La Dra. Montessori nos propone como actividad atraer de manera creativa e incesante la energía infantil hacia actividades interesantes que demanden la aplicación de sus habilidades y la consecución de la concentración integral de su potencial. Pero, nada de esto sería posible sin la guía interna llamada ‘horme’ que es la energía natural que se transforma en voluntad a través de la toma de decisiones. Esa voluntad cosechará frutos en la autorrealización que es el sentimiento que experimentan niñas y niños cuando son autónomos, independientes y capaces de afrontar nuevos retos.

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