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Entre las amenazas y riesgos más probables que pueden socavar la confianza de la ciudadanía en el proceso electoral, en el Órgano Electoral Plurinacional y en general en el proceso democrático, se encuentran el crecimiento de cuentas falsas en las redes sociales y la proliferación de noticias falsas. Entender estos riesgos y proponer alternativas para su control es de vital importancia en esta recta final hacia las elecciones subnacionales.

Es importante decir algunas verdades sobre las noticias falsas. El crecimiento de las noticias falsas es un fenómeno exponencial, las noticias falsas llegaron para quedarse y tenemos que convivir con ellas. Importa tener claro que lo que llamamos noticia falsa, para muchas personas no lo es, es verdadera (de otra manera su existencia no significaría ningún riesgo).  Cualquier noticia por increíble o descabellada que parezca, siempre va a ser creída y difundida por grupos de personas; ¿cómo, si no, existen grupos que creen que la vacuna tiene un chip para controlarnos o que no hay calentamiento global?

Las estrategias que se han implementado para contrarrestar el efecto de estas noticias han resultado ser complejas, costosas y, sobre todo, no solo ineficientes, sino inclusive contraproducentes. Se han ensayado acciones como el señalamiento de la fuente como sospechosa, la noticia falsa contrastada con la verdad, advertencia sobre cuentas falsas y estrategias personales como: desarrollar una mentalidad crítica, ver quiénes más reproducen la historia, revisar la autenticidad de las imágenes y hasta recomendaciones más intuitivas como “desconfíe si no le suena bien”.

Lamentablemente, ninguna de esas estrategias ha sido eficiente. Un caso paradigmático como evidencia es “el fenómeno” Trump; según monitores de redes y de datos, el presidente Trump, en cuatro años de presidencia, dijo 30.573 mentiras, exageraciones o declaraciones engañosas. The New York Times, The Washington Post y la cadena CNN sistemáticamente registraban la noticia falsa, dicha en tweet por el presidente, y aclaraban el error o la falsedad. Y, aun así, 73’632.182 personas votaron por él. Sí, casi 74 millones de personas creyeron firmemente en esas noticias “falsas”.

Lo que se ha probado como más efectivo es la divulgación oportuna, repetida, simple y “atractiva” de la información verdadera. El objetivo general de cualquier estrategia de comunicación es aumentar la fluidez y familiaridad de la información correcta, y disminuir la fluidez y familiaridad de la información errónea. En consecuencia, la estrategia de comunicación electoral debe repetir y hacer accesible a la mayoría del electorado unas verdades que actuarán como escudos, como blindaje, contra las noticias falsas o maliciosas.

Son verdades escudo que bolivianas y bolivianos demostraron su apego a la institucionalidad democrática con una masiva participación (89%), y la aceptación pacífica de los resultados; que el OEP demostró su independencia, capacidad técnica, imparcialidad y sus destrezas como mediador de conflictos; que la corresponsabilidad de todos los actores electorales fue  fundamental para el éxito electoral y para el fortalecimiento de la democracia en el país; que la cooperación entre el OEP y los científicos epidemiólogos demostró que es posible realizar elecciones en el contexto de la pandemia sin que haya un aumento significativo de los contagios.

Son verdades de blindaje que el TSE y los TED han estado trabajando en los últimos meses en la ejecución oportuna y transparente de todos los pasos del calendario electoral para las elecciones subnacionales; como resultado de estas acciones, 7’131.075 bolivianas y bolivianos están habilitados para concurrir a las urnas en 5.538 recintos electorales, para elegir de forma democrática nueve gobernaciones con sus asambleas departamentales, 336 alcaldías y sus concejos municipales, eligiendo de entre las candidatas y candidatos presentados por 122 organizaciones políticas; y que los TED departamentales han realizado más de 100 diálogos con los principales actores electorales, donde además de difundir todos los reglamentos y decisiones sobre los hitos del calendario electoral han ofrecido espacios para el intercambio entre actores y para construir acuerdos y aprobar códigos de conducta.

Estas verdades repetidas y explicadas en formas amigables para los diversos públicos en todos los departamentos, por los TED y los medios de comunicación, deberían constituir el escudo, el blindaje contra las noticias falsas y la confianza de que votando estamos contribuyendo al fortalecimiento de la democracia en el país.

Jorge Guzmán es asesor de comunicaciones, proyecto de asistencia técnica electoral del PNUD

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