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¿Cuáles son los factores y efectos que están incidiendo en la sequía del sistema hidrológico de la Laguna Cáceres?, ¿estamos en Bolivia frente a un proceso de sequía y riesgo ambiental irreversibles? Para responder es importante tomar en cuenta los aportes realizados por Marlene Quintanilla, directora de Investigación & Gestión del Conocimiento de la Fundación Amigos de la Naturaleza, y Marcelo Arze, consultor en Turismo Sostenible, quienes hablaron al respecto en el programa La Voz de la Naturaleza del 12 de noviembre.

Recordemos que este sistema hidrológico se encuentra localizado en el extremo este del departamento de Santa Cruz, en el municipio de Puerto Suárez, dentro del Área Natural de Manejo Integrado Otuquis. Tiene ocho kilómetros de largo por seis kilómetros de ancho y una superficie de 26.5 kilómetros cuadrados. Se encuentra en una región ligeramente ondulada e hidrológicamente está dentro del Pantanal boliviano y brasilero. Los principales afluentes son el Río Pimienta, Canal Sicurí y el principal efluente es el Canal Tamengo. Además de las recurrentes sequías, presenta problemas de contaminación por residuos sólidos y líquidos.

Marlene Quintanilla mostró, a través de un análisis multitemporal, imágenes satelitales de la Laguna Cáceres desde 1990 hasta 2020. Explicó que los cuerpos de agua en tierras bajas tienen una dinámica de inundación según las temporadas con años hidrológicos muy húmedos y muy secos. Recordó que esta variabilidad es normal en las tendencias climáticas.

Desde siempre, la Laguna Cáceres se recarga de las inundaciones, arrastrando sedimentos y nutrientes que son muy importantes para su funcionalidad ecológica y es ahí donde se concentra la biodiversidad que genera toda esta complejidad que le da vida a este lugar. Asimismo, las épocas secas posibilitan ecosistemas terrestres en la Laguna Cáceres, los cuales cumplen un rol importante en procesos de sucesión ecológica, generando una dinámica heterogénea que concentra riqueza en nutrientes para la biodiversidad.

En la imagen de 1994 se puede apreciar una reducción importante del cuerpo de agua, esto quiere decir que probablemente fue un año seco. También se aprecian áreas secas en las que la biodiversidad se concentra. Es un proceso hidrológico que ayuda a la regulación de toda la cuenca, es decir que es un proceso natural.

En 1998 se puede observar que se recuperó el nivel de agua. Pero esto no significa que este fenómeno sucederá siempre.

Lo crítico es que desde hace 20 años están ocurriendo en Bolivia fenómenos en los que se puede observar que la reducción de los cuerpos de agua es cada vez más extrema y está por encima del umbral de lo que podría ser normal.

En el año 2001 se puede observar la modificación del entorno de la Laguna Cáceres que está alterando su composición hidroecológica.

El 2010 fue un año con bastante sequía y con una considerable reducción del nivel del agua. Este fenómeno natural está avanzando hasta niveles demasiado extremos en la actualidad, es decir que ya no le da tiempo a dicha laguna para recuperarse, lo que significa que en años lluviosos, esta precipitación no alcanza para recuperar esa lámina de inundación que tenía dicha laguna. No solo eso. Se está modificando toda la hidrología y, por tanto, toda la composición del sistema hidrológico de Laguna Cáceres.

En el año 2017 se observa una severa reducción de la lámina de agua.

La imagen de 2020 es la que más llama la atención, ya que en las áreas donde existían sistemas acuáticos con presencia de vida se observa una condición crítica. La tonalidad del agua está cargada de sedimentos y el nivel ha bajado de manera drástica, mientras las especies acuáticas que probablemente habitaban en esta laguna terminaron muriendo. Y los efluentes que Laguna Cáceres alimentaba prácticamente han desaparecido.

Pero no solo es la Laguna Cáceres la que sufre los embates del cambio climático, sino también el Pantanal boliviano que representa el tres por ciento de los humedales del mundo, además de ser el más extenso (340.500 kilómetros cuadrados). Su extensa llanura forma un mosaico de ecosistemas según flujo de las inundaciones y régimen del ciclo hidrológico regulado por mesetas o serranías cubiertas de Bosque Seco Chiquitano, Cerrado y Chaco. Esta simbiosis (área de inundación, vegetación y serranías) determina la dinámica de crecidas y sequías, y define la manutención del Pantanal.  

La ecorregión del Pantanal comprende más de 3,2 millones de hectáreas (9 por ciento del departamento de Santa Cruz).

El sistema hidrológico de la cuenca del Pantanal boliviano abarca 9 millones de hectáreas (24 por ciento del departamento de Santa Cruz); integra tres subcuencas: Bahía Cáceres, Otuquis y Pantanal. Las áreas de inundación estacional alcanzan a 4,1 millones de hectáreas (46 por ciento de la cuenca) y las inundaciones frecuentes y aguas claras abarcan más de 884 mil hectáreas (10 por ciento de la cuenca).

La Laguna Cáceres y todo el sistema hidrológico que lo alimenta tienen procesos que le dan funcionalidad: servicios ecosistémicos, áreas de alta representatividad ecológica, la conectividad hidroecológica y los territorios indígenas junto a las áreas protegidas que están siendo afectadas por síntomas y cambios cada vez más intensos en las áreas de baja protección (fuera de áreas protegidas), entonces, es importante mirar estos espacios que están fuera de áreas protegidas y territorios indígenas porque es donde está sucediendo la conversión de estos ecosistemas. Por lo que, señaló la experta, es imperante ver estos vacíos de conservación para tomar en cuenta estrategias de conservación que atenúen estos impactos. 

Marlene Quintanilla hizo notar que en el departamento de Santa Cruz, el área correspondiente a Laguna Cáceres se encuentra entre las de mayor pluviosidad del departamento, por tanto, es fundamental para la hidrología de la Chiquitanía Sur, y lo que suceda en la Laguna Cáceres afecta al balance hídrico del departamento, las zonas de inundación, los humedales, la fisiografía, el almacenamiento del carbono, todos los afloramientos rocosos que existen en las cabeceras de cuenca interactúan con la humedad que generan las lagunas y humedales de esta región.

Como Laguna Cáceres es parte del Pantanal, se han venido presentando diferentes síntomas y cambios. La deforestación tiene un crecimiento. Si bien se concentraba en el Norte Integrado, este fenómeno está afectando a todo el trayecto que une la carretera bioceánica a Puerto Suárez y Puerto Quijarro. Si bien las áreas protegidas sirven como barreras de protección, pero todo lo que se está eliminando afecta a Laguna Cáceres.

Hasta 2019 en el Pantanal se eliminaron 289.888 hectáreas de bosque. En cuanto a los incendios, según datos de la FAN, se quemaron 2,5 millones de hectáreas que han afectado a la cuenca del Pantanal, donde los incendios fueron recurrentes. Tanto el ANMI Otuquis como Laguna Cáceres fueron las zonas más afectadas durante los incendios de 2019 y 2020. Por otro lado, el cambio de uso de suelo está afectando a los cuerpos de agua y al sistema hidrológico de la Laguna Cáceres.

El incremento de la temperatura (+1,7ºC entre invierno y primavera de los últimos 20 años) en Puerto Suárez y Puerto Quijarro como las zonas más golpeadas en Santa Cruz está provocando meses más secos y la consecuente disminución de las  precipitaciones pluviales (por encima del -30 por ciento).

Entonces, tenemos que ver la conservación como un portafolio de estrategias y lograr llenar los espacios vacíos de protección como la cuenca Laguna Cáceres, Serranía Sunsas como ejemplos, donde actualmente no existe la protección, por tanto, se incrementan la deforestación y los incendios. Los actores claves, los pueblos indígenas y comunidades originarias son fundamentales para la conservación de ecosistemas y valores culturales. Con cada hectárea deforestada o incendiada, les quitamos sus medios de vida; es decir, los árboles para la recolección, los ríos y lagunas para la pesca, los animales para la cacería. Estamos afectando su capital natural.

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