Suecia abre debate para retomar el libro en papel en las escuelas, ¿cuáles las ventajas?

Curaduría de Lucía Aliaga Chávez para Guardiana (Bolivia), foto de Red Educa

Cultivar el hábito de la lectura de manera constante es esencial para el desarrollo humano y profesional, pero hay un debate sobre si en la era de la digitalización que vivimos es mejor y más efectivo leer libros electrónicos o textos impresos.

La polémica ha surgido ya que Suecia. Según las noticias provenientes de ese país, habría dado un paso atrás a la introducción de tecnología en la enseñanza y también habría decidido orientar sus inversiones, y comprar libros físicos para sus escuelas.

El argumento es que el libro impreso tiene más ventajas que una tablet u otro dispositivo digital para mantener la concentración de niños y jóvenes durante la lectura.

Según el portal noticioso Infobae, la ministra de Educación de Suecia, Lota Edholm, anunció a mediados de mayo que su país invertirá, entre 2023 y el 2025, un total de 104 millones de euros (112 millones de dólares estadounidenses), para comprar libros y garantizar que los estudiantes tengan un texto físico por materia.

Edholm expresó su preocupación por la baja en la comprensión lectora en relación con el aumento del uso de pantallas para leer. “Tenemos una crisis de lectura en las escuelas. Corremos el riesgo de ver una generación de analfabetos funcionales”, advirtió la ministra. La preocupación del gobierno sueco se origina en que el nivel de lectoescritura se desplomó respecto a 2016.

Pero, otras versiones, como la difundida por el sitio web Educación 3.0, aclaran que el país escandinavo anunció la revisión de su Plan de Digitalización para mejorar la comprensión lectora de sus estudiantes.

Según esta publicación, Héctor Ruiz Martin, director de la International Science Teaching Foundation, dijo que la intención de la ministra Edholm no es abandonar el plan aprobado en 2022, sino que sea estudiado por expertos y que después sean aplicados los ajustes que se consideren oportunos.

Digitalización, un proceso constante

La advertencia sobre ese riesgo se hizo a pesar de las ventajas que tiene el libro digital. La digitalización es un proceso en constante crecimiento impulsado a medida que la tecnología avanza y se vuelve más fácil adaptar el contenido a diversos dispositivos electrónicos.

Con el tiempo, cada vez más libros están disponibles en formato digital con beneficios tanto para los lectores como para los editores, facilitando la amplia disponibilidad y accesibilidad de los libros en línea. Además, la posibilidad de adaptar el contenido de los libros a diferentes artefactos digitales como tabletas, teléfonos inteligentes o lectores electrónicos ha permitido a las personas disfrutar de sus obras y autores favoritos en cualquier momento y lugar.

Ventajas del libro físico

Sin embargo, hay expertos que consideran que los libros físicos son esenciales a la hora de enseñar y aprender. Algunas de las ventajas, explicadas por el profesor y psicopedagogo Pablo Carrasco, son la concentración y la practicidad en la tangibilidad, además de características explicadas en diferentes estudios como el aspecto emocional.

Un estudio llevado a cabo por académicos de la Universidad de Stavanger en Noruega reveló que las personas que optan por leer libros impresos tienen una mayor habilidad para retener y recordar lo que leen en comparación con aquellas que utilizan dispositivos electrónicos como el Kindle u otros dispositivos similares.

Carrasco considera que “si bien podemos estar leyendo en un iPad, los chicos pueden salir en dos segundos de la aplicación que tiene el libro y entrar a jugar o entrar a redes sociales, entonces, la atención realmente se hace un poco más corta”. Sin intenciones de generalizar, Carrasco explica que muchos niños tienen muchas distracciones dentro de un mismo dispositivo y esto obstaculiza una plena concentración.

El libro impreso es tangible y nunca se apagará

Los libros impresos, al ser un objeto tangible, no pueden tener las fallas tecnológicas que sí pueden llegar a tener las obras digitales. “Un libro de papel nunca se quedará sin batería, ni se apagará o dejará de funcionar por motivos desconocidos, ni requerirá de la asistencia de un servicio técnico, ni será imposible de volver a ser leído por incompatibilidades de formatos”, se menciona en un artículo en el medio digital Consumo Claro.

Además de que se trata de un objeto que no puede tener daños digitales. Sobre ese punto, Carrasco explica que dentro de la enseñanza, “un libro lo tienes a la mano, a veces es más fácil, desde mi perspectiva, sentarte con un niño o con una persona al leer algo que es tangible”. Esto lo relató el profesor como parte de su experiencia enseñando a niños y jóvenes.

Conexión emocional

Aunque los libros digitales ofrecen comodidades y facilidades en términos de almacenamiento y acceso a una amplia gama de contenido, el valor de los libros impresos implica la sensación de sostenerlos en las manos, pasar las páginas y la experiencia física de la lectura crea un vínculo especial con el texto y puede resultar más gratificante, especialmente en entornos educativos y al compartir la experiencia de lectura con otros, según los expertos.

En ese sentido, los libros impresos perduran a lo largo del tiempo y se convierten en objetos cargados de significado y memoria. En última instancia, la elección entre libros impresos y digitales depende de las preferencias y necesidades individuales, pero sin duda los libros físicos ofrecen una experiencia única y duradera en el hábito de la lectura.

Además, que no se nos olvide que lo importante es fomentar un buen hábito de lectura en las formas en las que más nos sintamos cómodos, partiendo de nuestros intereses.

“Hay que empezar buscando que los niños encuentren algo que les llame la atención y ya después ir fomentando nuevos temas que vayan acorde a su realidad, que vayan acorde a sus intereses en lo posible”, concluye Carrasco, destacando la importancia de estimular este hábito desde temprana edad.

El director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés, el argentino Alejandro Artopoulos, dijo que “las pantallas no son un sustituto del libro. La lectura de redes sociales o de textos en pantallas brillantes resulta tediosa pasado cierto umbral de tiempo, cansa los ojos y la atención. Es difícil cultivar buenos hábitos de lectura en la sociedad de la inteligencia artificial”, según Infobae.

Es decir, que además de la falta de concentración provocada por las lectura en dispositivos digitales, incluso puede presentarse el obstáculo del cansancio visual debido a la luminosidad de las pantallas. El debate está abierto no sólo por el tipo de soporte que es mejor para conectar a los estudiantes con los libros, sino también por la necesidad de desarrollar el hábito de leer en la sociedad.

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