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Tania se llevó a casa a un ángel y después a dos hijos del corazón delicados de salud

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Por Abril Ariñez Hernández para Guardiana (Bolivia)

Jueves 1 de junio de 2023.- De entre las ondas de su cabello rizado, nace una pequeña trenza como entretejida por detrás de su oreja. La luz se apoya sobre una que otra cana de una cabellera en la que ya ha caído el otoño de los años. Sentada sostiene entre sus brazos como si se tratase de un bebé a uno de sus hijos del corazón que ahora que ha crecido no cabe en ese espacio. Ella le mira y le sugiere al niño que guarde silencio durante la entrevista.

Tania es una mujer que decidió dedicar su vida al servicio de los enfermos. Hace 15 años junto a su esposo fundó un centro de acogida para familias en Cochabamba con la intención de ayudar a quienes están en situación de calle, personas con VIH, niños abandonados, enfermos o con alguna discapacidad.

¿Sabes a quiénes les llaman hijos e hijas del corazón, puedes leer el artículo central de esta serie en este enlace: ¿Quieres ser una mamá del corazón?

El ángel que se fue temprano

El primer pequeño que Tania y su pareja quisieron adoptar legalmente llegó al centro cuando tenía tres años. Padecía de hidrocefalia, una enfermedad en la que se acumula de manera excesiva el líquido cefalorraquídeo en la cabeza y ocasiona que ésta luzca más grande de lo normal.

El pequeño tenía ocho años cuando su mamá del corazón inició el proceso de adopción con la solicitud de guarda legal que le permitiría asumir temporalmente el cuidado y custodia del niño. El tiempo que duró el proceso de aprobación de la solicitud fue de nueve meses. Una vez aprobada la petición, el niño debía permanecer bajo el cuidado de Tania y su pareja durante dos años; aunque ya había estado a su cuidado mientras vivía en el centro desde que tenía tres años.

Lamentablemente el proceso jamás llegó a concluirse porque el niño perdió la vida a causa de su enfermedad. Sin embargo, para Tania él ya era su hijo. “Yo creo que el documento te da una legalidad, pero realmente la condición de hijo se establece en el trato, en la relación, en el hecho de cómo él estaba ligado a mí, de cómo yo estaba ligada a él. Él era ya mi hijo y todos aquí sabían también eso. Faltaba sólo un documento legal que lo avalara, pero no por eso deja de ser una realidad en nuestra vida”.

El segundo hijo de corazón

Él llegó a sus vidas cuando tenía tres meses. Padecía de hidranencefalia, una malformación en el cerebro en la que no terminan de formarse los hemisferios cerebrales. Esta condición provocó que desde muy pequeño tuviera convulsiones y por eso dependía totalmente de Tania. En poco tiempo se creó un vínculo que terminó por unirlos. 

"Él no podía dormir solo en su cuna, tenía que dormir en la cama conmigo por si le diera una convulsión yo pudiera atenderlo rápido. Además, desde muy pequeñito él empezó a succionar su mamaderita, su lechita, sólo si tomaba conmigo y con una amiga italiana que estaba en ese entonces y que también lo cuidaba. Si lo agarraban otras personas, él no tomaba la leche. Entonces, de alguna manera, es como que él también nos hubiera adoptado. Se creó ese vínculo de afecto con él y era tan fuerte el cariño que toda la intención fue hacer lo que al final creímos: que también necesitaba tener una familia y nosotros necesitábamos el reconocimiento legal a lo que ya era una realidad porque yo ya lo consideraba un hijo".

Tania inició el proceso de adopción del pequeño cuando él tenía dos años de edad. Al igual que con el primer niño que quiso adoptar, inició con la solicitud de la guarda legal. El tiempo que duró el proceso de aprobación de la solicitud fue de seis meses. Una vez aprobada la petición, el niño permaneció bajo el cuidado de Tania y su pareja durante dos años.

Tras culminar el tiempo de guarda, Tania inició un trámite de conversión para la adopción, proceso que duró un año, de modo que terminó el trámite cuando el niño tenía cinco años. "Como ya se habían cumplido los dos años de guarda porque tenía que estar dos años en guarda y él ya tenía cuatro años, entonces ya para la conversión ha sido solamente un procedimiento, la evaluación por parte del equipo del juzgado y después la audiencia de conversión. Ha sido mucho más rápido".

El tercer hijo de corazón

Este niño que padecía de hidrocefalia era ya esperado por Tania y su pareja, quienes estaban decididos a adoptarlo incluso antes de conocerlo. Ni bien llegó al centro con seis meses de vida, la pareja inició el trámite de adopción aún cuando se encontraba en proceso de adoptar a su segundo hijo.

Para adoptar al tercer niño el proceso fue más extenso porque el Sedeges modificó todo el procedimiento. "Hemos hecho todos los cursos, las evaluaciones con el equipo y todo lo demás y después recién hemos podido avanzar con el proceso, ya primero de guarda y después de adopción, pero en el caso de él ha sido un poco más lento, también porque necesitábamos haber terminado los dos años de seguimiento de la adopción del segundo niño para recién poder solicitar la adopción de un nuevo niño. Entonces ha tardado un poquito más".

Tania comenta que concluyeron la adopción del tercer niño cuando él ya tenía tres años, debido a que adicional a los nuevos requisitos que exigían desde el Sedeges se tuvo que tramitar una extinción de la autoridad materna, una figura legal en la que una autoridad judicial sanciona el ejercicio de la autoridad del padre o la madre de un menor cuando estos han vulnerado sus derechos y ponen en riesgo la seguridad, integridad y bienestar de sus hijos.

Convivencia con su hija

Mientras la entrevista continúa, un grupo de niñas que entra a la casa se acerca hacia nosotras a pasos lentos y van disminuyendo el volumen de sus voces para no interrumpir la entrevista, entre ellas está la hija de Tania, una niña de pelo castaño y ondulado como el de su mamá y con las facciones de su papá. 

Unos años después de haber concluido con éxito el proceso de adopción de los dos niños mencionados, Tania quedó embarazada de una niña que ahora tiene ocho años. Ella se lleva bien con sus hermanos del corazón, a quienes ayuda a cuidar.

“Yo le he explicado a ella -cuenta Tania- que son sus hermanos. Cuando era más pequeña jugaba un poco más con ellos, porque no tenía tantas amiguitas. Hay un cariño, una cercanía y ella sabe que ellos son hermanos del corazón y que ella es hija del vientre y del corazón porque también los hijos de vientre son del corazón”.

Dificultades

Tania no ve en los procesos de adopción por los que tuvo que pasar mayor dificultad. Sin embargo, confiesa que le resultaba un poco tedioso el tener que buscar constantemente al abogado para que realice los trámites correspondientes. “A veces hay que estar yendo donde el abogado de oficio para pedirle que por favor conteste, que haga los memoriales para que todo avance”.

Por la experiencia de otras personas que acuden a ella para recibir consejo y asesoramiento, Tania reconoce que la falta de empatía para con quienes solicitan información sobre la adopción es un problema que debe superarse.

“Sé de personas a las que tal vez cuando van a preguntar no les dan la información. Hay que ponerse en el lugar de las personas que quieren adoptar porque muchas veces están asimilando un proceso también de duelo por no poder tener hijos en muchos casos o tantas otras situaciones y para ellas puede ser muy duro encontrarse con alguien que de forma fría te dice: 'Estos son los documentos o esto es lo que tienes que hacer'”.

Observaciones de Tania a los procesos de adopción en Bolivia.

Con respecto al tiempo que dura el proceso, Tania reconoce que puede extenderse más de lo esperado y cuando ocurre eso, no queda otra que tener paciencia. 

Y cree que las parejas que quieren adoptar no deberían negarse la posibilidad de adoptar a niñas y niños enfermos cuando son pequeños porque considera que es quitarles el derecho a ser amados. “Yo pienso que si las familias tuvieran a los niños desde pequeñitos podrían encariñarse y podrían adoptarlos igual; aunque tengan algún problema o discapacidad, pero si no los conocen y los niños llegan a un hogar y se quedan en el hogar hasta que sean grandes, ya de grandes es difícil, ya nadie los quiere adoptar y es una condena para ellos, es perder ese su derecho a vivir en una familia y ser amados”.

Aprendizajes desde su experiencia

Para Tania que se ha dedicado al cuidado no sólo de sus hijos enfermos, sino que se ha puesto al servicio de otros niños y personas enfermas que residen en el centro en el que vive y trabaja, el cuidado y la adopción de niños en esas condiciones supone grandes enseñanzas que ablandan el corazón y hasta pueden generar gran impresión.

“Muchos aprendizajes se dan a diario, desde el cariño, el amor, el darse cuenta cómo a veces en el mundo sólo se valora a los que producen, a los que se mueven, a los que saben hacer todo y, en cambio, encontrarse con niños como ellos, que a veces necesitan ayuda para todo. Uno puede amar profundamente y hacerles sentir a ellos ese amor que por algún motivo la familia de origen no les ha podido dar, no ha podido hacerse cargo; aunque les han dado la vida y nos han permitido a nosotros cuidarles y poder darles ese amor que su familia no les dieron”.

Tania anima a todas las personas que desean tener hijos que puedan adoptar porque se trata de una experiencia que te enseña a amar más allá de los límites.  “Es algo muy hermoso poder adoptar un niño porque es decir que más allá de la sangre también uno puede amar desde el corazón y no hay que tener miedo si son niños que tienen alguna enfermedad o algún problema porque tampoco cuando una se embaraza sabe si el hijo va a nacer sano, va a nacer bien o cómo va a nacer. Entonces, hay que estar abiertos también a la riqueza que puede venir de tantos niños”.

SERIE MAMÁS DEL CORAZÓN

Este artículo forma parte de una serie de cuatro materiales:

¿QUIERES SER UNA MAMÁ DEL CORAZÓN?

La historia de Carolina que de ser profesora de un niño con VIH pasó a ser su mamá del corazón

La historia de Martine, una extranjera soltera que eligió tener una hija del corazón porque no veía en su vida a un hombre con el que pudiera compartir su vida

La historia de Tania que se llevó a casa a un ángel y después a otro hijo del corazón delicado de salud

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