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Cecilia Loreño canta desde los cuatro años y ya toca cuatro instrumentos a sus 12 años

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Texto y foto de portada de Abril Ariñez Hernández para Guardiana (Bolivia)

 Miércoles 19 de abril de 2023.- Bajando las escaleras de su casa ubicada en el kilómetro cinco sobre la avenida Blanco Galindo, me saluda alegre Cecilia Loreño Vargas. Hay en su sonrisa el brillo del tratamiento de ortodoncia. A los 12 años, prácticamente ya es una adolescente, la cuarta y última hija de Shirley Vivian Vargas Luna y José Félix Loreño Sejas. Nació en Cochabamba.

Sólo tenía cuatro años cuando Cecilia empezó a cantar. Su primera canción fue “Ya te olvidé” de Yuridia. Al recordarlo, ella cubre su boca con una mano para evitar reírse; sus cachetes se pintan de rojo y la emoción le gana: suelta una pequeña carcajada.

A los cuatro años cuando empezó, su pequeño cuerpo contrastaba con la potencia de su voz. Ni bien iniciaba la canción dejaba impactados a todos. Probablemente sea por eso que actualmente encuentre de referentes a Ariana Grande y Rihanna por el dominio de su voz, la potencia con la que cantan y las notas elevadas que alcanzan.

Cuando tenía seis años, Cecilia aprendió a tocar el violín y también el teclado; a sus 10 años, la flauta y la guitarra, este último instrumento es su especialidad en el Instituto Eduardo Laredo que se encuentra en la ciudad de Cochabamba, donde estudia actualmente y cursa el segundo grado de secundaria.

Desde que Cecilia descubrió el poder de su voz no hubo más retorno. Se puso como meta convertirse en cantante, un sueño que con la ayuda de sus papás va construyendo día a día y aunque reconoce que fue una decisión precipitada, considera que de otro modo sería un desperdicio olvidar los años y el esfuerzo que ha invertido. “Fue como muy de prisa, digamos que yo a mis cuatro años empecé a cantar y dije quiero ser cantante y bueno ya ni modo, ni vuelta atrás porque toda mi familia me metió a cosas para ser cantante”.

Su principal inspiración fue su hermana mayor Abigail, quien si bien no canta a nivel profesional, cautivó con su voz a Cecilia. “Yo veo a mis hermanos cantar canciones desde chiquititos, cantar canciones que les gustaba y yo pues cantaba con ellos y era bonito”.

A sus 10 años, en plena pandemia empezó a participar en concursos virtuales de canales en YouTube que encontraba su mamá, entre ellos están Diamond Talent, en el que obtuvo el primer lugar y recibió un premio de 200 dólares.

Desde pequeña cantaba en público en reuniones familiares, kermeses o en el restaurante que tenía su familia “Tuna Papita”. Ahora, además de cantar en obras de la escuela, canta en dos ferias: “Wicca” y “Rincón Vecinal”. Con los años ha ido dejando el nerviosismo a un lado. Cuando sube a un escenario siente la adrenalina y disfruta del momento.

Cecilia Loreño Vargas canta en la Feria de emprendedores “Rincón Vecinal” (foto: Vivian Vargas).

“Los primeros años era súper de sentirme nerviosa porque yo subía y todos mis movimientos estaban planeados, pero ahorita si hay un concierto no estoy tan de nervios, y me llega como la adrenalina, la dopamina, no sé qué será y es emocionante. A veces me estresa pensar que tengo un concierto, me cansa, pero luego en medio del concierto la paso bien y luego con todas las felicitaciones, el estar feliz y sentir que ha sido un día bonito, es genial”.

Para equilibrar su carrera musical con las obligaciones que tiene en la escuela, ella organiza su tiempo con un “Bullet Journal”, un método que sirve para organizar tareas, hábitos e ideas y tiene la finalidad de organizar una planificación.

A Cecilia esta herramienta le facilita la elaboración de sus tareas, pero también el desarrollo de su carrera musical porque le permite asistir a eventos en los que explota su talento. “El tiempo es súper valioso para mí porque como mi colegio es mañana y tarde, es súper difícil tener tiempo para salir, para descansar; aunque también hay horarios. Entonces todo es como una rutina bien hecha y ya los fines de semana hago lo que quiero hacer. En la semana si tengo puente de dos horas, ahí hago mi tarea”.

Cecilia recomienda usar el método del Club de las 5 de la Mañana de Robin Sherman y que ella utilizaba durante la pandemia junto a su hermana.  “Es un método que consiste en levantarte a las cinco de la mañana, de las cinco a las seis tienes una hora que se divide en tres partes, cada una de 20 minutos: la primera, tienes que hacer ejercicio; la segunda, meditar, y la tercera, aprender algo nuevo. Entonces, eso es más que nada para iniciar el día bien”.

Según Sherman, la clave para alcanzar las metas diarias está en la hora a la que nos despertamos. Es decir, las cinco en punto. Asegura que, teniendo el control de las mañanas, el individuo le da un empuje importante a su vida diaria. Y lo hace ejemplificando con los pasos de empresarios exitosos que tienen este hábito matinal.

Cecilia cree que este método permite que las personas desarrollen nuevos conocimientos y trabajen en sus sueños. “Yo siempre quiero aprender harto. Siento que no me alcanza el tiempo. Siempre he sentido que la vida no es suficiente. Yo quiero viajar, quiero aprender esto, quiero ser filósofa, pero también tengo que ser realista, tengo que ser cantante”.

Ella sugiere ir por pasos y categorías para no terminar haciendo de todo de manera acelerada, partir por lo más urgente y plantearse las tareas a realizar para alcanzar su sueño o cualquier meta. Si es difícil, por eso hay que dividir lo que se debe hacer por tiempos y tener alarmas que presionen de alguna manera para el cumplimiento de cada una de ellas. Insiste en que la constancia es un factor clave para llevar adelante cualquier proyecto.

Sus planes de cara al futuro son claros. Si bien su sueño es ser cantante, ella reconoce la dificultad de dedicarse a esta habilidad, opinión similar a la de sus padres. En todo caso, está convencida de que lo que sea a lo que se dedique estará relacionado con la música. “Yo digo, voy a hacer una banda, quería estudiar ingeniería de sonido o licenciatura en música”.

Sea como fuere, ella sabe que cuenta con el apoyo de sus padres y no sólo implica tiempo para trasladarse a los eventos y acompañarla en sus presentaciones como recuerda su madre, sino también entusiasmo para motivarla.

Cecilia recomienda a todas las personas que tienen un sueño, no compararse con quienes persiguen la misma meta. “Nunca mires relojes ajenos. Si tú quieres hacerlo, sé constante, ve a tu propio ritmo, pero no te presiones tanto para ser como los otros. Si tú das pasitos, aunque sea pequeñitos, puedes alcanzar mucho más”.

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