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La palabra que más se escucha y lee en esta nueva era, denominada Cuarta Revolución, es "innovación". El avance de la tecnología, en muchas de las industrias tradicionales, ha ocasionado cambios profundos en buena parte de las empresas. Sin embargo, las que no han entendido que la innovación puede ser una actividad sistemáticamente planificada y organizada han quebrado o han visto reducir su participación en el mercado. La esperanza de vida de las empresas hoy es cada vez menor. Según estudios publicados por Harvard, el promedio de vida de una compañía Fortune 500 ha disminuido de 75 años, en la década de 1950, a solo 15 en la actualidad. Por eso,  nadie quiere quedarse en el camino o morir, ni empresas ni personas y, por ese motivo, el nuevo mantra en estos tiempos es innovar o innovar.

Así como la gestión de la calidad ha evolucionado en estos últimos 50 años hasta convertirse en un área estratégica en cualquier compañía, ahora la innovación también puede gestionarse en las empresas, a través de metodologías y herramientas prácticas, y no dejarla al azar.

Para iniciar el proceso de innovación, una primera recomendación es que las empresas salgan de su statu quo y eso significa romper las reglas actuales. En efecto, según Jeremy Gutsche (Director de Trend Hunter), “todas las empresas quieren ser innovadoras, pero ninguna se atreve a salirse del camino para conseguirlo, tienen una estructura muy marcada que distrae cualquier posibilidad de que los trabajadores se motiven a buscar cosas nuevas, deben atreverse a romper sus reglas”. Por eso, las empresas que tengan una visión estratégica, donde la innovación es un elemento central, deben “aprender a valorar las ideas que tienen sus trabajadores, porque pueden ellos estar, sin querer, generando algo de mucho valor para su desarrollo”.

Las empresas, al mantener su statu quo, añade Gutsche, caen en  las  tres “trampas del granjero”: se vuelven repetitivas, complacientes y protectoras. Más bien, es necesario crear una cultura que nutra los tres “instintos del cazador”: insaciabilidad, curiosidad y disposición a destruir, este último punto significa estar dispuesto a probar algo nuevo, abandonando todo lo que funcionó en el pasado.

En Bolivia hemos comprobado, en los últimos años, que las empresas y organizaciones que no se atrevieron a romper sus viejos moldes o reglas quedaron obsoletas y tuvieron que cerrar. El caso de la industria textil que un día fue una de las más importantes en la economía a nivel nacional, ha quedado reducida a la mínima expresión por el ingreso de ropa de origen chino y la ropa usada. Las cooperativas de teléfonos fijos que no se reinventaron, hoy sobreviven con serios problemas financieros. Las oficinas de correo boliviano quebraron porque nunca se atrevieron a innovar su antiguo modelo de negocio. Los cines tradicionales son otro caso de empresas que nunca vieron cómo se estaba transformando el mundo del entretenimiento en países del exterior, entre otros.

Sin embargo y, pese a estas tristes experiencias, todavía quedan sectores y empresas del país que se han quedado ancladas en el pasado con esquemas de operación antiguos y viejos modelos de negocio, y aún no se han dado cuenta de que necesitan desarrollar esa habilidad de cambio e innovación  que les permita detectar oportunidades y aprovecharlas cuando se presenten, de lo contrario, seguirán rezagadas con alta probabilidad de quebrar o quedarse obsoletas.

Y entonces: ¿Innovar es fácil? ¡¡Definitivamente sí !! En estos casi 20 años que vengo enseñando como docente  universitario y trabajando en el tema con la Fundación de Emprendedores y Finanzas MAYA, he podido ver de cerca experiencias universitarias y empresariales que han demostrado que se puede innovar en productos, servicios o modelos de negocio en nuestro país, siempre que se tenga la voluntad de gestionar la innovación y se la considere una disciplina.

Mi contribución en este medio digital será comentar y entender de manera simple los procesos de innovación que suceden en el mundo y en nuestro país, así  espero corresponder a la gentil invitación de su Directora Amparo Canedo y mantener una relación interactiva con ustedes, distinguidos lectores de esta columna. Bienvenidos/as al mundo de la innovación.

*La Dirección de Guardiana da la bienvenida al ingeniero industrial Jorge Velasco, quien es Presidente de la Fundación de Emprendedores y Finanzas MAYA; Director de Idepro IFD; Coordinador Facultativo de Calidad, Investigación, Posgrado, Innovación y Difusión de Ingeniería de la UMSA, además de Director del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial. Ha trabajado 30 años en banca y el sistema financiero como Vicepresidente Nacional de Negocios de Banco Bisa S.A., Gerente General de Bisa Leasing, Presidente de Linkser administradora de tarjetas y Director Titular de la IFD Idepro.

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