Termina 2024 y se aproxima el 2025. Es tiempo de hacer balances y planificar nuevos desafíos. Es bueno hacerlo a nivel personal y también estatal. ¿Qué ha hecho bien el 2024 en su vida que le permita planificar el siguiente año?, ¿usted evalúa y piensa en su futuro?
Cada uno lucha, sueña y trabaja por lo que cree le conviene; al menos eso pensaba, pero tengo mis dudas si algunas personas todavía lo hacen. En la sociedad actual la vida es muy frágil y efímera, se vive para el momento como resultado de una fuerza centrífuga impulsada por el consumismo y la apatía; al parecer se le da poco tiempo a reflexionar sobre el sentido de lo que se hace y mucho menos a soñar por cambiar la injusta barbarie alimentada por la corrupción, la pornografía, la venta de vidas humanas, la explotación sexual y el sinsentido de una vida de apariencias y lujos que no todos pueden costear.
Me temo que las cifras de violencia e inseguridad siguen subiendo. La prevención se aprecia en escasos esfuerzos cada vez más aislados. El ciudadano y ciudadana común prioriza la fiesta y el derroche, y las selfies para mostrar una existencia virtual alejada de lo real.
En nuestro mundo actual el compadrerío, el padrinazgo, la fraternidad carnavalera o folclórica o la militancia partidaria pesan más que los años de estudio, los principios o la honestidad; se promociona la “viveza criolla” antes que la experiencia, la educación cívico-ciudadana y la ética. Se cuestiona la pedofilia de algún político, pero se acepta “con descaro” los matrimonios de adultos y ancianos con niñas y adolescentes, incluso con la “bendición” de sus padres.
Se defienden a morir los colores de un equipo de fútbol, pero no se juega limpio, se “amañan partidos”, se comercializan esas pasiones a muy alto precio y ni hablar de algunos “berrinches” dentro de la cancha de más de un entrenador técnico o los “teatritos” por lesiones exagerando la lesión para impresionar al árbitro.
Este 2024 ha sido duro para la economía de Bolivia. Lo hemos sentido en el bolsillo todas y todos los ciudadanos, la falta de dólares, de gasolina y la escasez de varios alimentos básicos han afectado la dieta de alimentos que consumen nuestras familias. Según el presupuesto de cada familia esa situación se habrá vivido con mayor agudeza y limitaciones, pero en general ya lo sienten todas las familias bolivianas. La solicitud de préstamos internacionales suena como salida fácil –una vez se rompa el bloqueo político en el Órgano Legislativo-, en lo personal endeudar más a nuestro país no creo que ayude a promover un desarrollo sostenible.
Para el 2025 tenemos más dudas y preocupaciones que certezas. El próximo año será un año de elecciones nacionales, en ese escenario empezarán las promesas y campañas políticas. Algunos políticos ya anunciaron su alianza, aunque no quién sería el candidato oficial a la presidencia. Otro político en Cochabamba ya empezó a mostrar su gestión edil para promocionar su imagen. ¿Será que nos ofrecen algo nuevo al ser políticos tradicionales que recurrentemente hicieron poco por nuestro país?, ¿será que emergen nuevos líderes políticos más jóvenes en La Paz, Tarija o Santa Cruz?
Desde mi lugar como mujer urbana y profesional, me gustaría conocer nuevos liderazgos, nuevas propuestas que no suenen a “más de lo mismo y de los mismos”, acciones más convincentes y creíbles que retóricas, menos populismo y demagogia de los partidos de “izquierda” y “derecha” sino más planes serios basados en datos y en las fortalezas de los municipios más allá de regionalismos y caudillismos que terminan siendo totalitarios.
Divago, lo sé, pero mi mayor deseo es que se impulsen liderazgos renovadores que defiendan nuestra democracia, nuestros intereses y derechos humanos como ciudadanos y ciudadanas.
Como el 2025 se celebrará el año del bicentenario de nuestra patria, hago votos porque honremos esta tierra que nos vio nacer y nos comprometamos con ella y nuestros conciudadanos por trabajar honestamente para atender sus necesidades y promover su prosperidad y bienestar.
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