A un año de conmemorar el bicentenario de su independencia, Bolivia se encuentra en una encrucijada histórica. Nos encontramos en una de las peores crisis vividas en los últimos años, en los ámbitos económico, político y social, donde aquellos conceptos que hacían a la esencia de nuestro país y a cambios estructurales parecen que han quedado en el olvido.
La Constitución Política del Estado de 2009 establece la estructura política e institucional de un nuevo Estado, fundamentado en los principios de plurinacionalidad, interculturalidad, pluralismo jurídico, económico, social y cultural, así como en el reconocimiento de los derechos colectivos de las naciones y pueblos indígenas originario campesinos. Además, reconfigura a Bolivia como un "Estado unitario, social, democrático, plurinacional, descentralizado y con autonomías" (Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, 2009).
Lo Plurinacional fue concebido por los movimientos y organizaciones indígenas originario campesinas como la esencia del Estado, ya que se refiere a la diversidad de nacionalidades existentes dentro del territorio boliviano, como un todo diverso. Se trata de un concepto que se opone a la idea del Estado–nación homogéneao, unívoco y que resalta más bien la diversidad etnocultural como un valor en sí mismo. Asimismo, se estableció el principio de interculturalidad como una relación pluriversa que acoge a distintos, pero en un marco de igualdad de derechos. Este reconocimiento formal de la diversidad étnica y cultural del país marcó un hito en la historia boliviana, simbolizando el mayor esfuerzo por construir una sociedad más inclusiva y justa.
Al asumirse formalmente en la nueva Constitución Política del Estado contenidos como lo plurinacional e intercultural, se dieron transformaciones institucionales y cambios en las estructuras económicas y sociales en distinta medida, como la participación y reconocimiento de sectores ancestralmente invisibilizados por su condición étnica.
En el ámbito educativo, la interculturalidad ha sido incorporada en los planes de estudio, con el objetivo de valorizar y preservar las lenguas y culturas indígenas. Programas de educación bilingüe y la formación de maestros en contextos multiculturales han contribuido a una mayor inclusión y respeto por la diversidad cultural en las aulas.
El desarrollo de un amplio catálogo de derechos humanos, derechos de la madre tierra, el reconocimiento de la democracia comunitaria como parte de la democracia intercultural, el reconocimiento de los modelos económicos social comunitario y productivos del mundo indígena, de la justicia indígena originario campesina como parte de un sistema de pluralismo jurídico, el reconocimiento de saberes y conocimientos propios de las naciones y pueblos indígenas originario campesinos en autonomías regionales y locales, mayor participación de la mujer en ámbitos sociales, económicos y políticos.
La creación de instituciones como el Tribunal Constitucional Plurinacional y el Órgano Electoral Plurinacional ha sido fundamental para integrar la diversidad cultural en el sistema judicial y electoral del país. Además, se ha promovido la representación política de los pueblos indígenas, permitiendo una mayor participación en la toma de decisiones a nivel nacional y local.
En cuanto al avance respecto a los derechos de las mujeres, los jóvenes, los grupos con discapacidad, etc, sin duda, también existió un desarrollo normativo fundamental.
Este monumental catálogo de avances normativos, doctrinales ideológicos y políticos situó a Bolivia en un lugar destacado en el contexto internacional ya que la gran mayoría de los países, estados, naciones y gobiernos se manifestaron claramente en apoyo a estos avances.
Sin embargo y a pesar de estos avances, los actores centrales del sistema político boliviano y especialmente del denominado “proceso de cambio”, no pudieron o supieron darle el sostén fundamental para el avance progresivo del mismo, y se han ido, poco a poco, destiñendo y desnaturalizando de su esencia creadora.
La crisis política de 2019, que culminó en la renuncia del entonces presidente Evo Morales y la posterior asunción de un gobierno interino, evidenció profundas divisiones étnicas y regionales en el país. Las tensiones entre comunidades indígenas y sectores mestizos, así como entre el campo y la ciudad, se exacerbaron, poniendo de manifiesto la fragilidad del tejido social y político boliviano.
Asimismo, la pandemia de Covid-19 reveló las desigualdades estructurales que aún persisten, afectando desproporcionadamente a las comunidades indígenas y rurales. La falta de acceso a servicios de salud de calidad y a tecnologías de la información y comunicación (TIC) limitó las oportunidades educativas y laborales para estos grupos, profundizando la brecha de desigualdad.
De cara al bicentenario y desde la perspectiva de las mayorías nacionales, Bolivia enfrenta múltiples desafíos para recuperar un proceso desviado de sus contenidos y orientaciones originales. Se trata de reconstituir su modelo de Estado Plurinacional y profundizar y consolidar su identidad plurinacional, pluriétnica e intercultural. En primer lugar, es crucial recuperar y fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la participación efectiva de todos los grupos étnicos en la vida política del país. Esto implica no sólo asegurar la representación política, sino también promover el diálogo intercultural y la resolución pacífica de conflictos.
En el ámbito educativo, es necesario recomponer el sistema educativo nacional, adaptándolo a las condiciones de un verdadero Estado diverso institucional y socialmente, implementando políticas de profundización de los valores y principios señalados en la Constitución Política del Estado, tales como la interculturalidad, el pluralismo, el multilingüismo, así como en la formación de docentes capacitados para trabajar en contextos multiculturales. La inclusión de las Tecnologías de Información en la Comunicación (TIC) en las zonas rurales y la mejora de la infraestructura educativa son también esenciales para garantizar el acceso equitativo a una educación de alta calidad.
La protección de los derechos territoriales y culturales de los pueblos indígenas es otro desafío clave. Es fundamental reconocer y respetar los territorios ancestrales, promoviendo el desarrollo sostenible y la autodeterminación de las comunidades indígenas. La implementación de políticas públicas que fomenten el desarrollo económico inclusivo y sostenible, respetando el medio ambiente y los derechos humanos, es esencial para lograr una verdadera justicia social.
Bolivia se encuentra en un momento crucial de su historia, a punto de celebrar su bicentenario como Estado independiente y soberano. Los avances logrados en la implementación de un Estado Plurinacional e intercultural son significativos, pero han ido diluyéndose en el transcurso del tiempo, sea por acción de las fuerzas políticas contrarias al modelo de Estado Plurinacional, diverso, multiétnico, plurinacional, intercultural o por la falta de capacidades y conflictos de intereses internos dentro del mismo proceso de cambio.
La retoma de los impulsos democráticos que dieron luz a un nuevo contexto social y político en Bolivia con el reconocimiento de un sujeto histórico de transformación como es el sujeto indígena originario campesino, requiere de nuevos compromisos encuadrados en el horizonte de la trasformación social con equidad y justicia para todos. Sólo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido se podrá construir un futuro en el que la diversidad cultural sea verdaderamente valorada y respetada, y en el que todos los bolivianos puedan vivir en igualdad y armonía.
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