0

El domingo pasado se celebraron los 75 años de la existencia de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es un documento histórico y simbólico, porque encierra en sus artículos la senda para que todos los seres humanos sean y se sientan iguales y dignos; aunque sabemos que la lucha por el reconocimiento de derechos para todos y todas deviene desde los albores de la historia humana. Nunca debemos olvidar que las prerrogativas de las que ahora gozamos total o parcialmente costaron a otras personas sangre, sudor y lágrimas.

Muchos piensan que sus derechos y garantías están ahí, que cayeron del cielo y que no tienen toda una historia. No son conscientes de ella, de que guerras, revoluciones, levantamientos, protestas, etc., fueron muchas veces por conseguirlos, por arrancar su reconocimiento y ejercicio al poder; ese poder que nunca deja de ir en contra de ellos, que jamás descansa de limitarlos arbitrariamente, que los critica, que les dice “izquierdos humanos”, que los menosprecia y al final los niega de manera certera, socapada y velada a veces, y violenta muchas otras.

Nuestra historia nacional con relación a los derechos humanos ha sido y sigue siendo muy difícil. Nuestra historia colonial con toda su carga de abuso y negación de las grandes mayorías terminó en 1826 con una nueva página, pero que tampoco tuvo avances significativos, basta observar que de la esclavitud se pasó al pongueaje, a la servidumbre y al desconocimientos de la ciudadanía para indígenas y mujeres. Esto nos da una idea clara de que estábamos lejos de hablar siquiera de un principio básico de igualdad. Otra muestra se tiene en el hecho de que incluso luego de la Declaración Universal de 1948, recién en 1952 se reconoce en Bolivia la igualdad formal, mediante el voto universal, pero a punta de fuerza y revolución.

Ahora a más de 71 años de aquel suceso, y 14 años de la nueva Constitución Política del Estado que nos daba un hálito de esperanza de realmente lograr muchos avances en los derechos humanos, vemos que estamos pasando un 10 de diciembre de 2023 (otro aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos) igual o quizá incluso peor.

Se preguntará por qué peor, explico: si bien en el papel, nuestros derechos y garantías muestran muchos avances, teniendo un sinfín de instrumentos normativos que los contienen, tanto internacionales como nacionales, nos damos cuenta de que en la realidad no se cumplen o el poder no los quiere garantizar, y esto lo hacen los poderosos a propósito con un ánimo negativo a todas luces, incluso con cierta malicia.

Estamos en un siglo donde cualquier información está en cualquier parte del mundo a un click de desplegar en la pantalla del celular un sinfín de datos, páginas, normas, documentos, opiniones sobre derechos humanos, entonces, ahora no tendría que existir disculpa para no darse cuenta del error, del abuso, de la arbitrariedad. Quizá hace unos 30 o 40 años todavía podía admitirse cierta ignorancia, pero hoy, esto no podría aceptarse, por ello, se puede afirmar que si los gobernantes actúan contra la sociedad y sus componentes, lo hacen con plena consciencia de sus actos. Para mí, esto es mucho más grave y censurable.

En ese sentido, todavía muchos y muchas guardamos la esperanza de un OTRO 10 de diciembre en nuestro país, la región y el mundo.

Otro 10 de diciembre donde los gobernantes piensen plenamente en la sociedad, en su bienestar y desarrollo, en el cual realmente haya no sólo igualdad formal, sino igualdad material; donde indígenas, personas de diferente orientación sexual y de género, adultos mayores, personas con discapacidad, privados de libertad, etc. no sean ciudadanos de segunda categoría.

Otro 10 de diciembre donde, las mujeres ya no mueren por ser tales, donde las más de 40 mil denuncias al año de violencia física, sexual, etc. sólo sean un recuerdo y aparezcan como una rareza en las noticias diarias.

Otro 10 de diciembre en el que esos más de 6 mil niños y niñas no mueran por complicaciones y enfermedades que eran fácilmente tratables; otro tiempo en el que esta misma población abandone los trabajos insalubres en la minería, la zafra y la servidumbre socapada de padrinazgo. Donde la niñez y adolescencia tenga una educación de calidad, con las condiciones mínimas, no como muchos pueblos y naciones indígenas que ni aulas, pupitres, cuadernos y lápices tienen.

Otro 10 de diciembre, donde los más de 35.470 embarazos en adolescentes entre 10 y 19 años en el 2022, sean 0 en el futuro, porque exista un ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos, además de políticas adecuadas y libres que respeten la decisión de las mujeres.

Otro 10 de diciembre, en el cual los pueblos indígenas realmente sean respetados y no usados; tengan plena oportunidad y condiciones de vida digna, autonomía y autogobierno; territorios propios y cuidados, libres de minería, petroleras y avasallamientos.

Otro 10 de diciembre libre de violencia contra los adultos mayores o las personas con discapacidad, que éstas sean tratadas como seres humanos, con oportunidades y empleos que muestren su voluntad y capacidad.

Otro 10 de diciembre, con justicia independiente e imparcial, con debido proceso para todos y todas, lejos de la influencia del poder político, social o económico; y que juzgue con severidad a quien lo merece. Con magistrados y magistradas probos y con una intachable hoja de servicios a la sociedad.

Otro 10 de diciembre, con nuestros derechos y libertades plenamente garantizados. Que podamos expresarnos libremente; acceder a la información sin que un Viceministerio de Transparencia y Lucha la Corrupción señale que no es importante una Ley de Acceso a la Información Pública. En el que pueda ser objetor de consciencia y olvidarme del servicio militar. Uno en el cual los medios de comunicación sean libres y plurales.

Podría seguir y seguir avizorando un 10 de diciembre diferente. Quizá algún momento de aquí a los 80 o 90 años del aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, podamos escribir diferente y aplaudir que sus 30 artículos se han cumplido o se esta mas cerca de hacerlos plenos, pero ahora solo toca contribuir para seguir luchando por avanzar, falta mucho, pero no bajemos los brazos.

______________________

TE INVITAMOS A SUSCRIBIRTE DE FORMA GRATUITA AL BOLETÍN DE GUARDIANA

Recibirás cada 15 días el boletín DESCOMPLÍCATE. Incluye INFORMACIÓN ÚTIL que te ayudará a disminuir el tiempo que empleas para resolver trámites y/o problemas. Lo único que tienes que hacer para recibirlo es suscribirte en el siguiente enlace: https://descomplicate.substack.com/subscribe?


Si tienes dudas, escríbenos al WhatsApp 77564599.

Día Internacional de los Derechos Humanos

Noticia Anterior

Bolivia: De las elecciones judiciales fallidas a la autoprórroga de facto

Siguiente Noticia

Comentarios

Deja un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *