La anterior semana algunos medios de comunicación hacían eco de una investigación realizada por la sociedad civil, específicamente por la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación, una entidad de larga trayectoria en la lucha por los derechos educativos y principalmente por la mejora en la calidad educativa en nuestro país. Sin embargo, es lamentable que no se haya profundizado por el mundo mediático en este estudio sobre la “Situación de la Educación en Bolivia”, que debería realmente preocuparnos, ya que si pensamos y analizamos un poco, seguro podremos llegar a la conclusión de que nuestra actual coyuntura, social, política y económica tiene que ver en demasía con el hecho de no haber trabajado con más ahínco en este aspecto.
Es otro punto negativo para el supuesto “Proceso de Cambio”, que en algún momento nos bombardeó con propaganda sobre que en Bolivia ya no había analfabetismo y, por otra parte, se estaba haciendo una Reforma Educativa “Ley Avelino Siñani y Elizardo Pérez” que solucionaría las falencias educativas, que ahora, tras 14 años y una generación fallida, muestra resultados reales y tristes.
Algunos datos reveladores del señalado estudio nos dicen, por ejemplo, que siete de cada diez estudiantes no comprenden lo que leen. Esto es sumamente grave debido a que los niños y niñas, en primer lugar, no están logrando decodificar las palabras; es decir, combinar letras y sonidos, y, así, lograr pronunciar las palabras para pasar a la fase comprensiva, donde se traduce el significado de la palabra. En concreto, un/a estudiante no entiende lo que lee si no sabe resumir o no es capaz de imaginar con claridad y evocar su significado. ¿Será por este motivo nuestra anacrónica costumbre de no comprender la ley y no cumplirla? ¿Es la causa de nuestra poca comprensión de la realidad? ¿Es la causa de creer cualquier barbaridad que los medios tradicionales y nuevos nos dicen? ¿De reaccionar sin pensar o comprender el entorno? ¿De no comprender a mi congénere o al que piensa diferente?
La investigación afirma que ocho de cada diez estudiantes tienen un desempeño deficiente en matemáticas. La mayoría de investigaciones sobre las causas de este problema encuentran dos elementos preponderantes: por una parte, el nivel motivacional de los/as alumnos/as y, por otro, los métodos aplicados por los docentes al momento de enseñar matemáticas. Algunos autores también agregan en este punto la formación académica de los padres.
Lo anterior cada quien podrá de una u otra manera atestiguarlo. ¿Cuántos estudiantes no han sido más bien ridiculizados por no resolver un problema de aritmética básica? ¿Cuántos estudiantes no han sido violentados por profesores/as al no solucionar un problema? ¿Cuántos profesores/as dejan de elaborar estrategias pedagógicas para los estudiantes etiquetados de “tontos” para los números, denotando que sólo aquellos/as que pueden valen o son buenos estudiantes?
Algo que afirman los autores es que las metodologías usadas por quienes son educadores no han cambiado en demasiados años, obviamente si seguimos usando “Álgebra de Baldor”, elaborada en 1941, sin contextualizarla a nuestra época y avances del siglo XXI, será muy difícil avanzar.
Asimismo, muchas veces las y los estudiantes no comprenden por qué la tortura de aprender ciertas cosas en la ciencia matemática. Entonces, nace la pregunta: ¿Para qué me servirá el trinomio cuadrado perfecto si en el futuro yo quiero ser abogado, sociólogo, médico, veterinario?
Y los profesores deberían absolver eso señalando que les servirá para aprender a resolver problemas de la vida con lógica. En conclusión, les ayudará a ser racionales; aspecto que tanta falta nos hace hoy, donde las y los bolivianos queremos resolver nuestros conflictos sólo por la fuerza, con el bloqueo, con la movilización irracional. Donde los políticos y políticas tuercen la lógica y razonabilidad de la Constitución y las leyes, interpretando que dos más dos son cinco o lo que usted desee. Las y los magistrados no saben interpretar la norma razonablemente en sus fallos, haciendo maravillas como el derecho humano a la reelección o la autoprórroga, quebrantando el estado de Derecho. Quiérase o no todo eso tiene mucho, pero mucho que ver con las matemáticas y el pensamiento lógico.
Continuando con la revisión de este relevante estudio, nos dice que en el área de ciencias naturales, nueve de cada diez estudiantes presentan grandes falencias en esta materia. Esto ya es muy llamativo. ¿No será que por ello no velamos por el medio ambiente? ¿Será por falta de educación que la gente destruye la selva, los bosques, el agua, nos llena de mercurio y otros metales pesados? Seguro que sí porque la conciencia ambiental sólo deviene de leer, de experimentar, de sentir el daño que los humanos hacemos a la tierra en que vivimos con nuestras acciones para frenarnos y revertir esta situación.
Por otra parte, esta área de ciencias naturales tiene que ver con otros aspectos de la vida en los que estamos fallando, incluso con nosotros mismos. Hace días también se difundió información en los medios de comunicación que decía que seis de cada diez mujeres en edad fértil y cinco de cada diez hombres sufren de sobrepeso u obesidad en nuestro país, y algo más grave, ocho de cada cien infantes ya tienen sobrepeso. Esto también tiene mucho que ver con la educación y la necesidad de que el sistema educativo instruya sobre una vida más sana, puesto que los efectos son graves para el Estado y su pobre sistema de salud, ya que este problema acrecienta los problemas de personas con diabetes, hipertensión, fallas renales y otros.
Finalmente, la importante investigación de la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación revela que en las áreas rurales cuatro de cada diez estudiantes abandonan la educación secundaria, y en las áreas urbanas sólo uno, aproximadamente. Es un dato muy serio porque nos muestra que sigue existiendo esa odiosa diferencia de oportunidades, sin dejar de mirar que, con seguridad, en el área rural se afectan todavía los derechos de pueblos y naciones indígenas, cuyos hijos e hijas deben dejar de estudiar y ponerse a trabajar para sobrevivir en sus comunidades o migrando a las ciudades e incluso al exterior para buscar mejores días, pero siempre como mano de obra sin cualificación, mostrando en cierta manera el fracaso del Estado Plurinacional como fue concebido por esas mismas organizaciones y que el gobierno destruyó de a poco desde el 2012.
Es evidente que estos hallazgos, que son escondidos por el gobierno, interpelan a todos los actores. Hemos perdido casi una generación que debió mostrar el cambio, que debía ser la actora de proyectar una nueva realidad; pero vemos día a día que en lugar de avanzar estamos retrocediendo como país y sociedad, con más violencia cada día, con actitudes que nos retrotraen a siglos de oscuridad, con caudillos mesiánicos que no nos llevan a ninguna parte, líderes sólo con angurria de poder y hambre de dinero, con ignorancia política, con mentiras e irracionalidad. Debemos poner un alto y reconducir un proceso que pudo ser interesante y beneficioso para Bolivia. Tratemos de salvar la siguiente generación y pidamos que el siguiente congreso educativo considere estos aspectos y no sea una mirada al ombligo.
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