El 19 de marzo se celebra el Día del Padre en Bolivia, España, Italia, Portugal y Marruecos, entre otros países. En países de tradición católica como el nuestro se conmemora la fecha en honor a San José, padre de Jesús como ejemplo de hombre y vida quien era carpintero. Pero ¿qué significa ser padre hoy en día?
Ser padre actualmente representa nuevos retos, tradicionalmente la figura paterna ha sido asociada con adjetivos como ser proveedor y protector, encargo social que los hombres aceptan sin cuestionar. Pero ¿qué pasa si deciden no tener esposa o ser padres? ¿A quién protegerán o proveerán? Y ¿qué sucede si no son heterosexuales o tienen una identidad sexual distinta? ¿Serán catalogados de menos hombres? ¿Y aquellos que ya siendo padres descubren que prefieren a los varones como pareja?
Pero volviendo al rol “tradicional” de ser padre, un varón debe ser fuerte física y emocionalmente como los estereotipos norman socialmente, ese hombre no podrá permitirse estar estresado, cansado, deprimido, estar desempleado, ni ser inseguro. El sistema patriarcal se convierte en violencia de género cuando obliga a hombres y mujeres a tener hijos, aunque no lo deseen. Así como obliga a las mujeres a ser madres para cumplir su rol reproductivo, la sociedad cuestiona a los varones que eligieron no ser padres o no pueden serlo porque son infértiles. Sin embargo, muchos jóvenes afirman abiertamente que no quieren tener hijos, por tanto, ¿disminuirá el índice de natalidad en los próximos años?
Adicionalmente, ante una importante y creciente ola de reivindicaciones de los derechos de las mujeres hace décadas, la resistencia de hombres y mujeres machistas sigue vigente. Ahora muchos varones se sienten agredidos, acusados de ser sospechosos de ser todos agresores y algunos ven amenazada su masculinidad.
Desde muy niños a los hombres se les educa en el hogar para que no lloren porque es una señal de debilidad — aunque sea una emoción humana natural— porque es símbolo de feminidad. Los hombres no se permiten ser sensibles porque significaría ser dominados, ellos deben dominar. Se promueve su rol, protagonismo y liderazgo en el ámbito público para tener el poder de tomar decisiones sobre otros, pero cuando algunos hombres actúan “disfuncionalmente” al orden establecido y se convierten en cocineros, sobrecargos, amos de casa, enfermeros o peluqueros se toma su labor como excepcional y digna de destacar, cuando simplemente demuestran que más allá del rol de género, cada persona tiene el derecho de dedicarse a lo que le agrada porque es su derecho.
Los tiempos cambian y lo seguirán haciendo, por ello es importante normalizar ver a un padre con su hija o hijo en brazos, cambiar pañales, alimentarlos, llevarlos a la escuela o al médico, al parque o a sus clases de danza. Eso los hace más responsables y cercanos a su crianza, dar ese cariño los hace más valiosos y mejores seres humanos. Con algo de retraso ¡feliz día! a esos padres que dieron vida, a los que son abuelos-padres, a los que forman una familia con hijos de otros y a quienes son padres-madres que más allá “del qué dirán” ejercen su paternidad con cariño entrañable porque les nace, porque les hace felices; no por obligación, sino por la convicción de sentirse realizados dando y recibiendo el amor de su familia.
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