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Por Dr. Javier Cotelo para Medscape

Una revisión científica de investigadores españoles confirma el influjo negativo de los edulcorantes artificiales sobre varios de los principales factores de riesgo cardiovascular, además de evidenciar su ausencia de beneficio para controlar el exceso ponderal.[1]

El Dr. Francisco Gómez Delgado y el Dr. Pablo Pérez Martínez, miembros de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), han coordinado una revisión actualizada sobre las principales evidencias científicas de los edulcorantes artificiales que muestra que lejos de incidir positivamente en nuestra salud, tienen "efectos negativos para el sistema cardiometabólico".

El documento, publicado en Current Opinion in Cardiology, incide en el consumo de estos edulcorantes y su influjo negativo para el desarrollo de obesidad y de algunos de los más importantes factores de riesgo cardiometabólicos (hipertensión, dislipidemia y diabetes).

La globalización y el aumento del consumo de alimentos ultraprocesados han llevado a la necesidad de un mayor conocimiento sobre los impactos en la salud de ciertos nutrientes como los edulcorantes artificiales (nutritivos y no nutritivos). Esta revisión pretende analizar su papel e impacto en el riesgo cardiometabólico y en la enfermedad cardiovascular.

Edulcorantes y riesgo cardiovascular

Los efectos perjudiciales de una dieta rica en calorías y azúcares están bien demostrados y por ello las autoridades sanitarias recomiendan limitar el consumo de azúcar. Esto ha llevado a la industria alimentaria a desarrollar diferentes edulcorantes artificiales con propiedades específicas, como sabor y estabilidad (edulcorantes artificiales nutritivos) y otros destinados a limitar el azúcar en la dieta (edulcorantes artificiales no nutritivos). Asimismo, pruebas recientes exploran la influencia de estos dos tipos de edulcorantes artificiales en el riesgo de la enfermedad cardiovascular que conllevan a través de factores de riesgo como la obesidad y la diabetes de tipo 2, entre otros.

Inicialmente el consumo de edulcorantes artificiales se presentaba como una alternativa para la reducción del aporte calórico en la dieta como una opción especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesidad, sin embargo, el consumo de estos edulcorantes artificiales favorece el incremento ponderal derivado de distintos mecanismos a nivel neuroendocrino relacionados con la saciedad que se activan de forma anómala tras ser consumidos, refleja este trabajo.

Favorecen el aumento ponderal

Las evidencias muestran que el consumo de edulcorantes artificiales no favorece una pérdida de peso, "incluso es todo lo contrario", comentó el Dr. Pablo Pérez Martínez, director científico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) e internista del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. "Existen evidencias que muestran un aumento ponderal derivado de los efectos de su consumo a nivel neurohormonal, al alterar los mecanismos encargados de regular la sensación de saciedad".

Tampoco se puede afirmar con la evidencia actual que el azúcar sea menos nociva. "Lo que tenemos claro es que en ambos casos hay que minimizar o suprimir su consumo en la dieta y sustituirlos por otras alternativas más saludables para el control del peso, como la ingesta de productos de origen vegetal o la realización de actividad física".

Desconocimiento médico y poblacional

Aunque estas recomendaciones tienen un carácter condicional "porque el peso de la evidencia no es excesivamente alto al no haber demasiados estudios, todos los estudios nutricionales hay que tomarlos con precaución", indicó a Medscape en español el Dr. Manuel Anguita, jefe de Sección de Cardiología Clínica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y expresidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

"Es algo que habría que incorporar a la historia clínica cuando estás analizando el riesgo cardiovascular, sobre todo, más que para identificar a los pacientes que los toman, para hacer énfasis en que no es una recomendación adecuada para controlar el peso". Hay otras medidas mucho más saludables, como la práctica del ejercicio moderado y seguir una dieta como la mediterránea.

La dieta mediterránea está basada en comidas a base de vegetales, con sólo pequeñas cantidades de carne de res y pollo. Más porciones de granos enteros, frutas y verduras frescas, nueces y legumbres. Alimentos que en forma natural contengan cantidades altas de fibra.

Diabetes y síndrome metabólico

Los edulcorantes artificiales generan importantes disrupciones en el sistema endocrino, que dan lugar a un funcionamiento anómalo de nuestro metabolismo. De esta forma se constata en la revisión que su consumo incrementa entre 18% y 24% el riesgo de causar diabetes de tipo 2 e incluso hasta 44% de desarrollar un síndrome metabólico.

El Dr. Francisco Gómez Delgado, facultativo especialista de Área de Medicina Interna del Hospital Universitario de Jaén, y autor principal del estudio, comentó a Medscape en español los efectos perjudiciales de los edulcorantes sobre el metabolismo, "por un lado, las alteraciones a nivel neurohormonal influyen en el apetito y en la sensación de saciedad que se retrasa de forma anómala", por otro lado, "generan una secreción exagerada de insulina a nivel pancreático", lo que a la larga implica una serie de trastornos metabólicos que desembocan en la diabetes y por último, lo que conocemos como "disbiosis, ya que nuestra microbiota no es capaz de procesar estos edulcorantes artificiales", que pone en marcha distintos procesos fisiopatológicos que tienen su efecto negativo a niveles cardiometabólico y cardiovascular.

Sin diferencias por el momento

Respecto al tipo de edulcorante, el Dr. Gómez puntualizó que los estudios de los que disponemos analizan el consumo de alimentos dietéticos que en la mayor parte de los casos incluyen distintos tipos de edulcorantes artificiales, "por lo que no es posible establecer diferencias certeras entre estos, con respecto a su efecto sobre nuestra salud"; se requerirían más estudios que confirmen este efecto a nivel cardiometabólico e incluso que analicen de forma concreta los distintos tipos de edulcorantes artificiales.

"Existen pruebas suficientes para establecer que el consumo de edulcorantes artificiales interfiere de forma negativa en nuestro metabolismo, en especial en el metabolismo de la glucosa, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes", indicó el especialista.

Bebidas azucaradas ricas en sodio

En cuanto al influjo de los edulcorantes artificiales sobre la hipertensión, "no hay una única explicación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya habló de este asunto hace 4 o 5 años, no solamente por su riesgo cancerígeno, sino por este riesgo cardiovascular en cuanto a falta de control de la obesidad, de diabetes y de hipertensión", destacó el Dr. Anguita.

Otro punto importante que destacó el cardiólogo "es que no solo se refiere a los edulcorantes propiamente dichos, sino a los refrescos con esos componentes donde tenemos más estudios". Hay dos factores para explicar este aumento de la hipertensión, que a nivel poblacional con seguimientos a mediano-largo plazo es un problema. "Las bebidas azucaradas comentadas tienen una mayor cantidad de sodio, es decir, los edulcorantes añaden este elemento que es un factor directamente ligado al aumento de las cifras tensionales". Y otro factor que también puede influir está en relación con "el aumento de la secreción de insulina que se ha descrito que producen los edulcorantes y se asocia a medio-largo plazo a un aumento de las cifras de presión arterial".

¿Nuevo factor de riesgo cardiovascular?

Respecto a que se consideren un nuevo factor de riesgo cardiovascular, "lo que hacen realmente es aumentar la incidencia de los otros factores de riesgo clásicos", incluida la obesidad, donde se ha demostrado ya que no la disminuye por su uso continuado, pero "no hay todavía suficiente evidencia para considerarlo al mismo nivel que los factores de riesgo clásicos", añadió el Dr. Anguita. Pero es un factor que evidentemente puede empeorar el control de los otros factores, por tanto, "está bien el hacer una llamada de alerta para indicar que no es la mejor medida para adelgazar; existen otras mucho más saludables".

"Necesitamos evidencias más sólidas para tomar un posicionamiento claro sobre el consumo de este tipo de edulcorantes y su efecto perjudicial para la salud. Mientras tanto, lo ideal sería limitar su consumo o incluso evitar añadir edulcorantes artificiales al café o las infusiones", añadió el Dr. Pérez.

Regular el consumo y modificar la ley

El Dr. Pérez comentó que las medidas concretas propuestas para regular su consumo y hacer modificaciones respecto a la legislación vigente deberían consistir en "minimizar al máximo el consumo de estos alimentos dietéticos e incluso evitar añadir estos edulcorantes artificiales en los alimentos que consumimos, por ejemplo: café, té e infusiones". Por otro lado, "es necesario proporcionar al consumidor una información lo más clara y legible posible sobre la composición de los alimentos que consume y su impacto sobre la salud".

No obstante, "necesitamos más evidencias para poder tomar un posicionamiento claro sobre qué tipo de edulcorantes podemos consumir en la dieta e incluso en que cantidades deberíamos limitar su presencia en los alimentos que consumimos".

Finalmente, "la mayor parte de las evidencias son estudios observacionales a corto plazo en los que se analizan frecuencias y patrones de consumo de alimentos que contienen estos edulcorantes artificiales". Por supuesto, "serían necesarios estudios que analicen de forma específica sus efectos a nivel metabólico, así como estudios a más largo plazo en donde el seguimiento nutricional de los participantes sea más preciso y riguroso en especial con respecto al consumo de este tipo de alimentos", concluyó el Dr. Gómez.

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