Por Luisa Fernanda Gómez Cruz*
El tratamiento que se le da en los medios a las mujeres sigue siendo un asunto sobre el cual reflexionar en el periodismo. Aún se publican artículos y se realizan foros, paneles y conversatorios donde la ausencia de las mujeres es ruidosa. Aún hay quienes no notan que esa ausencia genera un vacío en el debate público porque omite a la mitad de la población.
Valeria Palumbo, periodista italiana de RCS Media Group e historiadora de las mujeres, fue la invitada de la cuarta sesión del taller vitual "Otros periodismos posibles desde el enfoque étnico, antirracista y diverso" dirigido por Ómar Rincón. En este espacio compartió con las y los asistentes 14 acciones que han aplicado en RCS que han representado un cambio en la forma en que se incluyen, representan y nombran a las mujeres en las noticias.
1. Buscar e integrar siempre expertas en los debates. Hay temas en los que parece más difícil encontrar mujeres, como en la ciencia, la economía y la salud, pero siempre hay que tratar de que haya al menos una mujer y procurar que se cuente con un 50 por ciento de estas. “Sin mujeres no hay transmisión”, cuenta Palumbo que suelen decir en la televisión pública italiana.
2. Tener un grupo de control en los periódicos. Su papel es verificar el lenguaje, la presencia y cómo se habla de las mujeres en el medio. Eso significa controlar lo que sale sobre el papel y en la web, así como en las imágenes.
3. Crear ‘El tiempo de las mujeres’, un festival anual organizado por el periódico en el que se elige un tema y se trata desde una perspectiva que tenga que ver con las mujeres. “En Italia hay muchos festivales y se realizan muchos sobre mujeres, pero este es específico del diario y tiene que ver con lo que nosotros tratamos con periodistas”, cuenta Palumbo.
4. Establecer La hora 27, un canal que trata solo de temas, no de mujeres, sino feministas. Algo que describe Palumbo como “muy raro” en un medio de alcance nacional. Estos dos, el festival y el canal, son espacios de representación e inclusión directa de las mujeres y los asuntos que atañen a sus realidades.
5. Cuidar las definiciones. Cuando se habla de una mujer, evitar decir que es “la madre de” o “la mujer de”, o “la hermana de” un hombre. ¿Qué hace?, ¿es profesora?, ¿es licenciada? Al nombrar a una mujer primero hay que decir qué hace y luego, si es madre o esposa. “Incluso si se habla de la mujer del presidente decimos ‘es licenciada y la mujer del Presidente de la república”, afirma Palumbo.
6. Revertir relatos y no ponerlos con el hombre como centro. Por ejemplo, al contar una noticia de un hombre que es conocido por haber tenido muchas novias, en lugar de “el hombre que ha tenido muchas mujeres”, es preferible decir que “muchas mujeres han salido con él”. Darle agencia a las mujeres y no tratarlas como objetos que los hombres poseen.
7. Controlar las descripciones que ponemos de las mujeres. Cuando se habla de una mujer política, generalmente se comenta cómo está vestida, pero con los hombres esto no se hace. Si hay alguna razón por la cual hay que mencionar cómo están vestidos los personajes de un evento, hacerlo con hombres y mujeres. Dice Palumbo: “Yo no leí nunca cómo estaba vestido el presidente de la república o el primer ministro, pero siempre sabía cómo estaba vestida Ángela Merkel o Marine Le Pen. Sabemos todo sobre los colores de los vestidos de Merkel y nada sobre cómo va vestido Scholtz”.
8. Cambiar el tono. Antes en el periódico se usaba un tono paternalista cuando se hablaba de las mujeres de otros países. “Ahora se está hablando mucho de las mujeres en Irán o en Arabia Saudita y desde Europa las tratan como si fuesen todas niñas pequeñas que tienen que desarrollarse”.
9. Dejar de tratar con ironía o mofa a los grupos feministas. El feminismo es un movimiento político, social y cultural que busca la igualdad y mejorar las condiciones de las mujeres en la sociedad. No son un grupo de mujeres que actúan sin sentido.
10. Evitar los estereotipos de género en las entrevistas. Hasta ahora cuando se entrevista a una mujer, sobre todo si es una famosa, siempre se le pregunta si quiere casarse, si quiere tener hijos y cómo va a balancear el trabajo con los hijos y el matrimonio. Pero eso no se le pregunta a un hombre.
11. Evitar el síndrome de la primera mujer. Dice Palumbo que se hacen demasiados artículos sobre “la primera mujer que va al espacio”, “la primera mujer que pilotea un avión muy grande”, “la primera mujer que arbitra un partido de fútbol”. Darle tanta importancia a “la mujer que hace algo” puede dar la idea de que con permitir que una mujer haga algo ya hay igualdad, y muchas veces la primera también es la última.
12. Evitar el lenguaje bélico. Al escribir se utilizan muchas metáforas que tienen que ver con la guerra. “Los hombres cuando hablan de política o deportes usan términos sobre vencer, destruir, términos que tienen que ver con la virilidad, con la violencia. Y eso también es un peligro”, sostiene la periodista italiana. En su lugar, sugiere utilizar otras palabras y preguntarse qué tanto tiene que ver el debate político con un partido de fútbol o una guerra.
13. Abrir el espectro en los deportes. Siguiendo el punto anterior, en el uso de las metáforas sobre fútbol se deja de lado que existen otros deportes. Cuando puede ser que la metáfora del fútbol no sea ni suficiente, ni interesante para hablar de otros problemas, como los asuntos de las mujeres. Además, es como si no hubiera más que el fútbol masculino. “Cuando tenemos una transmisión radiofónica o televisiva sobre deporte, el deporte es el fútbol y es el fútbol masculino. Y es una lucha que sigue siendo. Cuando trabajé para la Gazzetta dello Sport tuvimos realmente una batalla en el periódico porque se hable de las mujeres y de otros deportes femeninos”, sostiene la periodista.
14. Reconocer que la violencia contra las mujeres no es un chiste. Hace unos días en el colegio mayor masculino Elías Ahuja, en España, unos jóvenes gritaron frases machistas hacia las jóvenes estudiantes del colegio femenino Santa Mónica. Los hombres y también los periodistas dijeron que se trataba de “un chiste”, “es una broma”, pero no. No es un chiste, no es una broma. Es violencia.
Sobre Valeria Palumbo
Periodista de RCS e historiadora de las mujeres. Ha sido redactora en jefe de L'Europeo y Global Foreign Policy, trabajó en la edición digital de la Gazzetta dello Sport y del Corriere della Sera. Colabora con periódicos, páginas web, radio, televisión y asociaciones culturales. Es autora de los libros Préstame el voto, La perfidia de las mujeres, No sólo para mí: una historia de las mujeres italianas a través de las novelas, entre otros.
*Texto publicado por Fundación Gabo
Comentarios