Por La Voz de la Naturaleza y fotos de Claudia Patricia Mamani Medina para Guardiana (Bolivia)
Miércoles 24 de noviembre de 2021.- Sucedió este mes en Berlín (Alemania). Claudia Patricia Mamani Medina expuso su proyecto “Breaking the wall of insect conservation” (Rompiendo el muro de la conservación de insectos), en la final del evento del Falling Walls Lab. Fue después de que en agosto ganara el concurso Falling Walls Lab Bolivia, lo que le permitió asistir de manera presencial a la final de un concurso en el que participaron unas 1.600 personas de 60 países y de ellas quedaron 75 finalistas; Claudia fue una de ellas en representación de Bolivia.
"The Falling Walls Lab (FWL) –dice una publicación de la Universidad Católica Boliviana– es un concurso internacional de iniciativa alemana que convoca a empresarios, emprendedores, estudiantes, investigadores y creativos que buscan innovar con proyectos de alto impacto social. La competencia tiene el formato science slam que consiste en una serie de presentaciones en las cuales cada participante tiene tres minutos como máximo, para desarrollar su idea".
Claudia Mamani, estudiante de último año de la Carrera de Biología de la Universidad Mayor de San Andrés, habló del tema central que la llevó hasta Berlín, las libélulas, en el programa La Voz de la Naturaleza (emitido el 19 de noviembre y conducido por Paola Cortés Martínez y Antonio Cajías Cueto).
“Fue en la universidad en la materia de zoología de artrópodos que me fascinaron mucho, todos los insectos en general, arañas y otros animales, y esto me enfocó a que es lo que quería especializarme en mi carrera”. Logró ser Auxiliar de Investigación en la Colección Boliviana de Fauna y ahí pudo trabajar con el ahora actual tutor de tesis Dr. Carlos Molina. “Fue él quien me animó a escoger una especie de insectos que me permita desarrollar la investigación”, cuenta Claudia. A partir de ese inicio en que eligió a las libélulas, comenzó a trabajar con ellas para conocer su ciclo de vida, las especies que existen en el valle de La Paz.
La investigación sobre las libélulas
"Conservación desde la infraestructura: el caso de las libélulas" es el nombre del trabajo de investigación de Claudia.
Las libélulas son insectos acuáticos. Pasan la primera parte de su vida en el agua y la otra parte en tierra. Ponen huevos en el agua y de ahí surgen las ninfas que, a su vez, pasan por diferentes estadios hasta salir a la superficie convirtiéndose en el adulto volador que todos conocemos.
Las libélulas pertenecen al orden Odonata (en griego odon=dientes), denominado así por sus poderosas mandíbulas, muy características en ellas porque son animales depredadores. Por ejemplo, en su estado de ninfa pueden comer alevines de peces, renacuajos e incluso a otros odonatos.
Los roles de las libélulas
Las libélulas cumplen roles muy importantes en el ecosistema. Su presencia puede determinar la existencia de otras especies. Pueden ser los depredadores más importantes que regulan un ecosistema en ambientes donde no hay peces. También brindan servicios ecosistémicos, esto significa que aportan a nuestro bienestar. Son buenos bioindicadores de hábitats perturbados y pueden llegar a controlar plagas en cultivos, además, son buenos controladores de mosquitos (vectores de enfermedad).
Problema a resolver
Como sabemos, agrega Claudia, las libélulas son animales acuáticos y para asegurar su subsistencia es vital que encuentren un cuerpo de agua, ya sea una laguna o un estanque para reproducirse. ¿Cuál es el problema? Claudia señala que los insectos acuáticos pueden terminar confundiéndose y depositar sus huevos en objetos artificiales como, por ejemplo, paneles solares. ¿Cómo es posible?, ¿cómo las libélulas pueden confundir un panel solar con un cuerpo de agua? Ella explica que las libélulas usan señales para encontrar buenos hábitats donde puedan asentarse y reproducirse, pero el hombre ha creado objetos que confunden las señales por las que se guían.
Trampas ecológicas
Los paneles solares pueden ser considerados trampas ecológicas. Se trata de escenarios donde los animales prefieren asentarse y son hábitats de baja calidad porque son más atractivos que un buen hábitat, señala Claudia Patricia.
Los animales acuáticos polarotácticos, como es el caso de las libélulas, usan el ángulo de luz polarizada y esto les ayuda a encontrar cuerpos de agua. ¿A qué es le llama ángulo de luz polarizada? Claudia Patricia señala que no es nada más ni menos que la luz reflejada; es decir, que cuando la luz solar refleja un cuerpo de agua, este emite un reflejo que es captado por las libélulas y de esta manera ellas pueden encontrar cuerpos de agua.
Ahora bien, los cuerpos de agua naturales polarizan entre un 30 y 80 por ciento, mientras que los objetos artificiales creados por el hombre como asfalto, edificios de cristal, automóviles de color oscuro, paneles solares e incluso plásticos negros, reflejan entre un 95 y 100 por ciento y, por ello, son más atractivos para las libélulas poniendo, de ese modo, en peligro su subsistencia.
En tal sentido, el trabajo de investigación se enfocó en determinar cuáles son los grados de polarización que prefieren más las libélulas del valle de La Paz, para así conocer su susceptibilidad a trampas ecológicas.
Especies estudiadas
El proyecto se realizó junto al Dr. Carlos Molina y la guía del Dr. Bruce Robertson. La laguna del campus universitario de la zona de Cota Cota en la ciudad de La Paz fue el escenario donde se realizó el proyecto. Las especies de estudio fueron Sympetrum sp. (Libellulidae), una libélula de color rojizo y Rhionaeschna peralta (Aeshnidae) de color celeste con manchas negras.
Para determinar qué grado de polarización les atrae más, se crearon tres superficies artificiales con polarización baja, media y alta. El experimento consistía en observar y cronometrar los comportamientos relacionados a la cópula que exhibían las libélulas frente a las superficies artificiales.
Los resultados mostraron que ambas especies exhiben más comportamientos en la superficie de alta polarización. Sympetrum sp. exhibe más comportamientos que Rhionaeschna peralta. Por lo que sugiere que esta especie (Sympetrum sp.) sería más susceptible a caer en trampas ecológicas de luz polarizada, es decir que tendría mayores posibilidades de confundirse de lugares para ovipositar.
¿Qué hacer de cara al futuro?
Claudia Patricia señala que con la información obtenida del proyecto se puede empezar a plantear estrategias de conservación desde la arquitectura, y una manera de hacerlo es evitando utilizar superficies oscuras, brillosas, lisas, como en el caso de los azulejos o camuflando a las trampas de luz polarizada, como es el caso de los paneles solares, que son una típica trampa para insectos acuáticos, estas se pueden “enrejar” con líneas blancas y esto puede reducir su atractivo para las libélulas.
Finalmente Claudia indica que estas son solo algunas estrategias que ya han sido planteadas previamente y, por supuesto, pueden plantearse muchas más ideas a futuro para poder ayudar a conservar a las libélulas en Bolivia.
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