Por Guardiana (Bolivia), foto de ABI
Viernes 10 de septiembre de 2021.- Una joven, de 21 a 22 años, apagó su propia vida en Llallagua, norte de Potosí, en julio de 2021. La Fiscalía informó que su familia sabía de sus problemas sentimentales, incluso su drama fue difundido por ella misma en las redes sociales. La depresión le llevó a consumir bebidas. Su existencia terminó en soledad, en el cuarto de una amiga que no estaba con ella porque debía atender otros asuntos.
Ese tipo de finales son los que se pueden evitar precisamente con el apoyo de familiares y amistades cercanas que, en opinión del psiquiatra Boris Flores Viscarra, deben perder el miedo de hablar de la muerte para convertirse en la primera barrera de prevención del suicidio.
Esas conversaciones –según este profesional– ayudarán a la persona que tiene ideas suicidas a renunciar a sus intenciones de quitarse la vida y buscar ayuda profesional porque sentirá que es escuchada por gente que se preocupa por su bienestar y ha notado sus cambios de conducta.
“Esa es una de las conductas claves que hay que tener –dice Flores–, hay que quitarse el miedo. Es un tabú, pero es mejor ir de frente y en muchos casos el adolescente va a hablar y se puede abrir y reconocer que está triste y que se quiere matar”.
Entre otros, el tema de la intervención del entorno cercano es citado por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una guía de aplicación para la prevención del suicidio.
“Es extremadamente doloroso para los familiares cercanos y amigos que quedan y no pueden entender la razón de lo sucedido. Inevitablemente, su tristeza se multiplica al preguntarse qué podrían haber hecho para prevenir la muerte prematura”.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS
ESTADÍSTICAS MUNDIALES
En una publicación virtual de junio de este 2021, la OMS calcula que cada año cerca de 703.000 personas se quitan la vida y el suicidio puede presentarse en personas de cualquier edad. En 2019, fue la cuarta causa de defunciones en el grupo en personas de 15 a 29 años.
Este organismo internacional confirma que muchos casos se presentan en personas que se quitan la vida de manera impulsiva, motivadas por situaciones de crisis alimentadas por su incapacidad de afrontar las tensiones de la vida, conflictos económicos, la ruptura de relaciones, enfermedades crónicas. A esto se suma los problemas agudizados por la pandemia.
“Se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas”.
Organización Mundial de la Salud
La OMS estima que cerca del 20 por ciento de los suicidios se cometen por autointoxicación con plaguicidas, la mayoría de ellos en zonas rurales agrícolas de países de ingresos bajos y medianos. Otros métodos comunes son el ahorcamiento y los disparos con armas de fuego.
En ciudades como La Paz y Cochabamba, en meses recientes hubo casos de personas que se suicidaron o intentaron hacerlo lanzándose desde estructuras como el Puente de las Américas en la sede de Gobierno, donde colocaron un enmallado para evitar que las personas puedan lograr su propósito. También se puede leer en el lugar mensajes de aliento.
LA GUÍA CON CUATRO INTERVENCIONES
La guía es difundida de manera anticipada al Día Internacional de Prevención del Suicidio, que se recuerda el 10 de septiembre de cada año. En el contenido del documento son citadas cuatro intervenciones clave para que los gobiernos, instituciones y la sociedad civil trabajen en esta problemática:
• Velar por que se limite el acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, prohibir los plaguicidas altamente peligrosos).
• Interactuar con los medios de comunicación para que informen de forma responsable sobre el suicidio.
• Desarrollar las aptitudes socioemocionales para la vida de los adolescentes.
• Actuar para detectar a tiempo, evaluar, gestionar y hacer seguimiento de cualquier persona con conductas suicidas.
Estas medidas deben estar acompañadas de medidas básicas como un análisis de la situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la creación de capacidad, la financiación, la vigilancia, y el seguimiento y la evaluación.
SEÑALES PARA TOMAR EN CUENTA
El psiquiatra Flores indica que una de las causas más comunes que pueden llevar al suicidio es un cuadro depresivo en el que ha caído la persona que no encuentra soluciones a los problemas por los que atraviesa. La persona tiene sentimientos de tristeza sostenida y profunda, desesperanza y no muestra interés por nada, lo que le impide desarrollar su vida con normalidad. Si la persona que padece de depresión profunda no recibe atención especializada, puede llegar a tener ideas suicidas.
Se evidencian cambios de conducta. En algunos casos, las personas asumen conductas de despedida, empiezan a hablar que se van a ir de viaje, regalan sus pertenencias y se vuelven más cariñosas, indica Flores. Adolescentes y jóvenes no lloran, pero se vuelven problemáticos, entran en pandillas, consumen drogas o alcohol.
El psiquiatra considera que esas conductas forman parte de aquellas que familiares y amigos deben percibir para hablar de la muerte y ayudar a construir posibles soluciones a los conflictos.
Agrega que otras causas de suicidio son los problemas que causan la sensación de inestabilidad, como la personalidad límite, el narcicismo o la esquizofrenia y el excesivo consumo de alcohol y drogas que puede provocar una muerte por accidente.
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