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Eficiencia del mercurio va del 40% al 60% en la minería, pero no lo cambian por 7 razones

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Por Wálter Vásquez para Guardiana (Bolivia)

Miércoles 17 de julio de 2024.- En marzo de este año, se anunció que el segundo productor mundial de oro, Barrick Gold, utilizará la tecnología ecológica GlyCat de la empresa checa Draslovka. Así, la compañía inició el uso comercial de la lixiviación con glicina en la minería de oro, con lo que conseguirá mejorar su huella ambiental. Mientras en otros países las empresas auríferas buscan este tipo de alternativas para disminuir el daño al medioambiente y a las personas, en Bolivia se sigue usando mercurio para explotar oro.

"En la mina de oro de Bulyanhulu (Tanzania), el programa piloto de GlyCat ha permitido reducir en un 80% el consumo de cianuro y obtener recuperaciones de oro comparables a las de la cianuración tradicional, afirma Draslovka. Con GlyCat como parte del proceso, los residuos de la mina presentan niveles indetectables de WAD (ácidos débiles disociables) y están libres de cianuro, lo que reduce las necesidades y los costes de desintoxicación".

Director ejecutivo de Draslovkam, Pavel Bruzek Jr

En el caso boliviano la glicina es una de las opciones que se estuvo manejando para reemplazar al dañino mercurio que contamina los ríos (aunque su uso no convence a todos) y, por ende, los peces y la sangre de los seres humanos que habitan en gran parte de la Amazonía de Bolivia, a lo largo de los cauces de los ríos de La Paz, Beni y Pando que, a su vez, atraviesan áreas protegidas y territorios indígenas. Sin embargo, las más de 1.700 cooperativas auríferas que hay en Bolivia no usan esa ni otras opciones que se explicarán en este reportaje.

La inclusión en la minería aurífera artesanal de procesos simples o equipos con un costo mínimo puede evitar graves daños al medio ambiente y a la población que vive en las riberas de los ríos explotados, pero los mineros no dan este paso. ¿Por qué?

Guardiana habló con expertos y entendidos en minería, quienes llegaron a la conclusión de que son al menos siete los factores por los que quienes se dedican a extraer oro en Bolivia no frenan ni reemplazan hasta hoy el uso de mercurio:

  1. La falta de capacidad técnica en el sector cooperativo y el poco interés por aprender procedimientos nuevos.
  2. La ausencia de voluntad para hacer el cambio.
  3. La falta de conciencia sobre el daño que está ocasionando la minería del oro con la forma en la que trabaja.
  4. Las rápidas ganancias que los cooperativistas buscan obtener; no miran a largo plazo.
  5. El elevado precio del oro que permite obtener rápidamente ganancias a corto plazo.
  6. La abundante disponibilidad de mercurio en el mercado nacional.
  7. La debilidad del Estado para obligar a sustituir el mercurio y dejar de usarlo en las operaciones mineras.

Desde hace más de una década, la explotación legal e ilegal de oro se ha expandido por gran parte de la Amazonía de Bolivia, a lo largo de los cauces de ríos de La Paz, Beni y Pando, que a su vez atraviesan áreas protegidas y territorios indígenas.

Según información del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) de junio de 2024, de los tres operadores mineros que reconoce la Constitución Política del Estado (CPE), las cooperativas mineras son las que concentraron casi la totalidad de la producción de oro en 2023 (99,8%) gracias a la flexibilidad de la normativa vigente.

En esos lugares donde se produce la explotación de oro trabajan unas 180.000 personas, siguiendo tres etapas básicas:

Segunda etapa: Se procesa todo el material extraído que normalmente está conformado por rocas, piedras, arena y otros, para separar el oro. Para tal efecto, se echa todo el material sacado de los ríos dentro de equipos de molienda, para amalgamar (combinar) con mercurio las partículas de oro presentes en rocas o piedras. Entonces el mercurio funciona como si fuera un imán del oro porque forma una amalgama adhiriéndose al oro y así facilita la separación y extracción del oro del material en el que se encuentra.

Tercera etapa: La amalgama se quema para que el mercurio se evapore y quede el oro como se puede ver en la siguiente foto.

"Se usan entre 5 y 10 kilos de mercurio para producir 1 kilo de oro".

Ramiro Villavicencio, exministro de Minería y Metalurgia de Bolivia
Así queda el oro cuando se amalgama.

Este proceso de tres etapas es el que más contaminación con mercurio produce. En el siguiente video elaborado en Colombia se podrá ver que este problema no es sólo de Bolivia y que la forma en que se está depredando y afectando al medio ambiente, peces y seres humanos es similar en varios países. También se podrá observar la explicación médica detallada sobre la manera en que se contaminan con este metal líquido los peces y se manifiesta en el deterioro de la salud de las personas.

Y el uso del mercurio ni siquiera es eficiente como para que alguien justifique su uso frente al daño que ocasiona al medioambiente y la salud de las personas.

“La eficiencia de estos sistemas de tratamiento (de amalgamado con mercurio) no supera el 40%”, es decir, se recupera no más del 40% del oro que hay en todo el material. Y 'por la molienda intensa, la mayor parte del mercurio se atomiza, formando una ‘harina’ de mercurio que no sirve para amalgamar. Esto obliga a los mineros a usar más y más mercurio".

Ingeniero metalúrgico Félix Carrillo, asesor técnico de la Iniciativa Suiza Oro Responsable (SBGA) y PlanetGold Bolivia

Si bien Félix Carrillo indicó que la eficiencia del mercurio no pasa del 40%, un ingeniero ambiental especializado en temas mineros que pidió guardar su nombre en reserva (por eso lo llamamos E.M.) y Héctor Córdova, exviceministro de Desarrollo Minero Metalúrgico y expresidente de la Corporación Minera de Bolivia, señalaron que se llega a un 50% y hasta a un 60%. Todo depende de la composición geológica del yacimiento, del tamaño de las partículas de oro que están en ese lugar y de la técnica que se esté utilizando.

Y debido a que casi ninguna operación aurífera de las cooperativas dispone de un apropiado sistema de almacenamiento y de gestión de los residuos resultantes de este proceso, la “harina” de mercurio generada en los molinos se echa junto con los residuos a los ríos, con la consiguiente contaminación del agua, de la tierra, de la flora, de la fauna y de la población.

Para frenar este trastorno ambiental, analistas y legisladores han propuesto productos alternativos al mercurio como la glicina, la tiourea, el bórax y el cianuro, entre otros.

Pero “más que productos” alternativos se trata de “procesos y equipos” alternativos, subrayó el ingeniero metalúrgico José Antonio Ruiz, consultor especialista en geología, exploración, minado y medio ambiente.

“Hay productos alternativos, pero casi todos son contaminantes”, coincidió Damián Jiménez, experto en gestión ambiental minera. En esta línea, 'lo primero que hay que hacer es reducir la cantidad de mercurio que se usa' para separar el oro. “Es decir, disminuir la cantidad de mineral, de tierra, a la cual le vas a meter mercurio. Si reduces el volumen de mercurio que utilizas, reduces el daño que estás haciendo”, explicó el experto, exespecialista de Minera Inti Raymi.

Esto se puede hacer en la etapa de procesamiento, en la que con canaletas y equipos que funcionan con la fuerza de gravedad (gravimétricos), se puede separar la pequeña fracción de mineral donde se encuentra el oro de la fracción mineral más grande tomada del lecho del río. Así se echa mercurio no a todo el material dragado, sólo a la fracción de mineral preconcentrado. Esto es mejor que amalgamar todo el mineral, porque se pierde ya no el 90%, sino entre el 10 y 15% del mercurio utilizado.

“Los procesos de recuperación son muy importantes, incluso más que el solvente que vayas a usar. La clave está en moler tu material y concentrarlo”, precisó E.M.

La reducción del uso de mercurio puede seguir, asimismo, en la etapa de recuperación del oro, al reciclar los vapores de mercurio resultantes de la quema de la amalgama obtenida al tratar el mineral preconcentrado.

Jiménez aseguró que los métodos para capturar el mercurio que se libera al aire en esta etapa son relativamente sencillos. Uno de ellos es la retorta, un recipiente de acero inoxidable que se coloca invertido sobre el fuego en el que se quema la amalgama y que captura y condensa los vapores de mercurio. Con este sencillo equipo, más del 95% del mercurio que se recicla puede reutilizarse.

El exViceministro de Desarrollo Minero Metalúrgico y expresidente de la Corporación Minera de Bolivia sostuvo que una de las razones por la que las cooperativas no usan la retorta es porque el mercurio reciclado va contaminándose con otras partículas y perdiendo su capacidad de amalgamar el oro.

Sin embargo, aclaró que hay una técnica sencilla para que el mercurio vuelva a tener el 100% de capacidad; aunque requiere de una máquina pequeña disponible en el país que funciona a electricidad y que limpia el condensado de impurezas.

Estos equipos pueden ser adquiridos con relativa facilidad por el sector cooperativo, que no sólo se beneficia de exenciones tributarias, combustible subvencionado, un mínimo pago de regalías (entre 1,5% y 2,5%) y participación en las decisiones políticas del Gobierno, sino también de los altos precios del oro en el mercado internacional.

Concentración de capitales

De acuerdo con datos oficiales, las cooperativas producen el 99,5% del oro de Bolivia, un metal que en 2022 alcanzó un valor de exportación de 3.073 millones de dólares y por el que se pagó sólo 63,2 millones de dólares en regalías (el 2%).

En julio de 2023, el anterior ministro de Minería, Marcelino Quispe, reconoció que existen ya en el mercado boliviano tecnologías que pueden reemplazar al mercurio en la minería aurífera o que pueden reducir su uso de manera significativa, como sistemas de recirculación o centrifugadoras. Estos equipos, aseguró, pueden ser adquiridos por las cooperativas “con suma facilidad”, ya que su costo oscila entre los 10.000 y 18.000 dólares. Esta fue su respuesta a la demanda de las cooperativas de tener apoyo estatal para la migración tecnológica.

Con la actual cotización del oro en el mercado internacional, que supera los 2.300 dólares la onza troy, los especialistas coinciden en que el sector cooperativo aurífero está en condiciones de realizar al menos inversiones mínimas para reducir el uso de mercurio en sus operaciones.

Héctor Córdova detalló que la retorta cuesta hasta 100 dólares (ver cuadro) y el equipo eléctrico para limpiar el mercurio reciclado unos 150 dólares.

Pero estas compras mínimas no se realizan, ni tampoco se inicia la migración tecnológica debido a múltiples factores.

Guardiana solicitó al Ministerio de Minería y Metalurgia –hoy a la cabeza del cooperativista Alejandro Santos– información sobre las acciones que lleva adelante para reducir el uso de mercurio en la minería aurífera nacional, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición.

Este medio llamó también en reiteradas ocasiones a Róger Coata, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras Auríferas de Bolivia (Fecmabol), para conocer las medidas que implementa su sector para reducir el uso de mercurio, pero en todas esas oportunidades el dirigente rechazó las llamadas.

En un fugaz contacto telefónico, Eloy Sirpa, presidente de la Federación Regional de Cooperativas Mineras Auríferas (Ferreco), una de las más grandes del país, informó sin entrar en detalles que su sector suscribió “acuerdos” con instituciones gubernamentales para trabajar en el menor uso de mercurio. El dirigente alegó después tener una reunión y se comprometió a responder las consultas horas más tarde. No obstante, no volvió a responder las llamadas.

Los expertos consideran que las cooperativas siguen apostando por el mercurio por diferentes razones: el precio económico del mercurio (entre 250 y 500 el kilo), la facilidad de uso, el hábito, la disponibilidad en el mercado (Bolivia es uno de los mayores importadores del mundo), la rápida obtención de oro que permite la cotización alta del oro y la debilidad del Estado.

Héctor Córdova explicó que “la gente ya se ha acostumbrado y domina el manejo del mercurio. No se necesita un asesoramiento profesional para recuperar el oro, lo hace cualquier persona; no se necesita una instalación especial; no se necesitan grandes medidas de seguridad –aunque debería haberlas–. Son bastante conservadores, incluso si les demuestran que hay una alternativa mejor, vuelven a su zona de confort y se mantienen ahí”. Así, las “limitaciones del conocimiento profundo de la técnica hacen que ésta sea ineficiente y que contamine”.

“El valor del oro –añadió E.M.– compensa la baja recuperación (de 40%) y el incremento del precio del mercurio”. Mientras la cotización internacional se mantenga alta, “siempre va a haber una ganancia interesante para las cooperativas”.

Jiménez considera que el uso continuo de mercurio, pese a la existencia de alternativas más amigables con el medio ambiente, se debe a las normas ambientales y a la capacidad de control y sanción del Estado. “Es un tema de responsabilidad” de los mineros auríferos, pero también de “una debilidad institucional del Estado, de sentar presencia en estas áreas con medidas suficientemente fuertes que desanimen a incurrir en este tipo de daños”.

Córdova recordó que el Convenio de Minamata, ratificado por Bolivia, obliga al país a tomar medidas para reducir hasta eliminar el uso libre de mercurio. En ese marco, normas como la Ley de Medio Ambiente y el Reglamento Específico de Minería ponen algunos límites a este uso libre y la obligación de reciclarlo, pero esto no se cumple.

Éste es, para Jiménez, “un tema de un poco de inversión, un poco de responsabilidad, de concientización en la que hay que insistir mucho con los mineros”.

Una migración a nuevas tecnologías, “partiría de una política” del Gobierno, porque “las tecnologías alternativas al mercurio existen”, observó E.M. Sin embargo, “no se ve una política clara sobre cuál debería ser la ruta” en este tema. “Entendemos que los procesos de transición tecnológica llevan su tiempo, pero si vas a usar mercurio, lo mínimo que podría hacer es utilizarlo bien”.

“Lo que vemos es la falta de voluntad de las cooperativas para hacer una transición tecnológica. Hay como un conformismo, una costumbre, o la ley del mínimo esfuerzo para mantenerse como están con el mercurio”.

Ronald Huanca, diputado de Comunidad Ciudadana, quien presentó en 2023 un proyecto de ley “que declara de interés nacional la prohibición del uso de mercurio en la minería privada y pública”, y que propone la tiourea como alternativa al mercurio, opinó que el Gobierno “no está interesado en debatir” estas opciones.

El mencionado proyecto de ley fue enviado en consulta a los ministerios de Medio Ambiente, Minería, Economía y Planificación, pero ninguno de ellos ha devuelto el informe respectivo hasta la fecha, porque según Huanca “el Ejecutivo no tiene voluntad de implementar” proyectos de este tipo por la alianza que tiene principalmente con los cooperativistas del norte de La Paz”.

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Inversión y conocimiento técnico

Otras opciones para reducir el uso de mercurio en la minería aurífera exigen de mayores inversiones en tecnología y de un conocimiento más técnico. Los menos dañinos al medio ambiente son los gravimétricos, que se emplean en las etapas de procesamiento y recuperación. Con la concentración gravimétrica o “cribado”, las partículas de oro (más pesadas) se concentran en el fondo de la cribadora y el agua se lleva las partículas más livianas.

Córdova explicó que muchas cooperativas no usan este método porque “el oro que está en los yacimientos aluviales es muy fino, casi polvo, e irrecuperable con los métodos gravimétricos de concentración”.

Una solución a este problema son las ultracentrifugadoras, que no utilizan activos químicos y que permiten separar y recuperar hasta las partículas más pequeñas del oro. Estos equipos, no obstante, requieren de técnicos, de mantenimiento para su correcto funcionamiento y de energía eléctrica constante. No se fabrican en el mercado nacional, pero sí pueden ser importados por el sector, que solo en 2022 ha exportado 3.073 millones de dólares.

Córdova calculó que una pequeña planta ultracentrifugadora y su molino pueden costar entre 200.000 y 250.000 dólares, costos a los que se deben sumar la instalación, el mantenimiento y el personal técnico.

“Si uno hiciera un balance global, a pesar de los costos de mantenimiento y operación al parecer más altos de estas máquinas, la recuperación de oro es más alta (hasta el 90%) y uno sale ganando. Pero la gente no ve a largo plazo, busca la solución inmediata. Las otras técnicas que también exigen asesoramiento profesional les parecen inalcanzables por los costos y por la necesidad de contar con personas (técnicas) ajenas a la operación".

Héctor Córdova

Jiménez está de acuerdo en que los métodos gravimétricos requieren de inversiones en tecnología y personal técnico. “Esta es la gran dificultad que existe para que no se implemente de manera masiva el uso de alternativas tecnológicas que reemplacen al mercurio”.

Otra técnica opcional es la fusión directa, que casi no contamina. En este proceso, el mineral que se extrae del fondo del río, primero se seca y luego se funde con bórax (también separa el oro), en un pequeño horno adecuado que hoy se puede encontrar en la minería nacional.

Otra alternativa muy eficiente es la cianuración, técnica profesional que Minera Inti Raymi utilizó a gran escala en Bolivia. Pero siendo este producto un veneno muy activo, su manejo debe ser extremadamente cuidadoso en el transporte, en el almacenamiento, en la recuperación del oro y en el desecho de residuos, es decir, de la tierra y piedras que no se disuelven porque no tienen oro, pero que quedan empapados en cianuro.

Para Jiménez, el cianuro también es una opción, porque se degrada al exponerse al sol, mientras el mercurio se queda en el medio ambiente por décadas. Sin embargo, en otros países el cianuro también está siendo sustituido por otros productos para disminuir la contaminación.

A diferencia de lo que causa hoy el mercurio, “el cianuro, llevado a cabo bajo estándares y protocolos, es muy controlable, aunque igual tiene sus riesgos. Pero generalmente quienes desarrollan estas operaciones, son ya empresas privadas, con grandes inversiones, altos estándares en seguridad y gestión ambiental, y mayor planificación”, sostuvo E.M.

“La cianuración permite una recuperación mayor al 90%, pero en las cooperativas no encuentras personal calificado y generalmente no quieren hacer inversiones grandes, y tampoco proyectos a largo plazo con mayor planificación”, agregó el experto.

Para evitar dificultades en el manejo profesional, los especialistas proponen que una empresa privada o estatal sea la que procese el material preconcentrado que obtienen los operadores en los lechos de los ríos con canaletas o por medios gravimétricos. Ese material, al que hoy se le echa mercurio, podrá ser tratado con tecnología de punta que no contamine y que garantice una recuperación de oro mayor a la que hoy consiguen los mineros artesanales.

“Ya hay en Beni esa forma de procesar. Los mineros quedan felices porque obtienen su oro directamente y la empresa también, porque se le paga por ese trabajo”, apuntó Córdova. “Políticamente, esto podría ser una salida viable, dada la cercanía entre el Gobierno y las cooperativas mineras”.

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