Marcia: “Mi hermano no se habría atrevido a hacer lo que me hizo si no fuera mujer”

Por Analiz Justiniano para Guardiana (Bolivia)

Lunes 27 de marzo de 2023.- La sala de estar no es muy amplia. Tiene un juego de living de mimbre, una mesita con un teléfono de línea fija y un estante mediano de madera con vidrios que contiene decenas de libros —prolijamente acomodados—, la mayoría de psicología y filosofía. Ella, sentada a la espera de comenzar la entrevista, percibe que mi mirada está fija tratando de leer algunos de los títulos, y dice: “Es mi mayor herencia para mis dos hijas”.

Marcia Q. está bordeando los 80 años, vive sola en un departamento de planta baja. Según ella, siempre fue una mujer autosuficiente y lucha cada día para continuar siéndolo, hasta cuando sea posible. Enviudó a sus 27 años, quedándose a cargo de sus hijas pequeñas, no volvió a casarse.

Después de conversar unos minutos sobre temas variados, como una manera de generar un ambiente de mayor confianza, le hago la pregunta que motivó mi visita a su casa. "¿Recuerda alguna acción o hecho de cualquier tipo de violencia o machismo que haya vivido y que dejó huellas en su vida o que incluso sienta que le cambió su destino?".

No necesitó mucho tiempo para tener una respuesta. “Una mujer sola tiene que luchar para salir adelante en una sociedad machista. Hay un episodio de mi vida que fue un punto de inflexión en mi destino profesional”, expresa con un tono de voz que denota cierta amargura; quizá porque en la vejez las vivencias y los recuerdos del pasado se sienten más vívidos y presentes.

Te sugiero leer el artículo principal de esta serie #SerMujerAyer: VIVIR EL DÍA A DÍA DESINFORMADA Y RODEADA DE HUELLAS MACHISTAS

Marcia es la quinta de siete hermanos —la mayoría ya fallecidos—. Desde que cursaba la secundaria en el colegio Santa Ana de la ciudad de Cochabamba, sabía que quería estudiar en una universidad para tener una profesión. “No quería ser como mis hermanos, que ninguno estudió nada, yo quería llegar a más”.

En el último año de secundaria, su materia favorita era Filosofía. Su profesor, de origen italiano, se percató de las aptitudes que tenía y la motivó para que estudie en una universidad de la Argentina, que ofrecía becas para la carrera filosófica.

“Era sobresaliente en su materia, me gustaba mucho y leía bastante. Me daba consejos para continuar los estudios superiores, porque decía que tenía un coeficiente de inteligencia elevado”.

Marcia sobre su profesor italiano de Filosofía

Al poco tiempo de salir bachiller, el maestro le mandó una carta desde Italia con los detalles que necesitaba para postular a la beca de estudios. Cuando Marcia comunicó a su familia lo que quería hacer, no recibió el apoyo necesario de su padre que le dijo: “Para qué, si las mujeres se casan y después se pierde plata si las haces estudiar”.

No se desanimó ante esa respuesta, por el contrario, reunió —en poco tiempo— todos los documentos para cumplir con los requisitos. “Mi hermano mayor me dijo que él tenía contacto con esa universidad, que podía mandar mis papeles, y como era el jefe de familia y de la casa (porque mi papá viajaba mucho por motivos de trabajo), creí fielmente que me estaba ayudando a salir afuera para estudiar con una beca”.

“Mientras esperaba la respuesta a la beca, lo ayudé —varios meses— a supervisar a unos empleados que tenía a su cargo en un proyecto personal. Una mañana, mientras ordenaba el cuarto de mi hermano, encontré el sobre con mis papeles escondido dentro una maleta. Me mintió. Nunca lo mandó a la Argentina”, exclama con un tono más elevado.

Ese descubrimiento le causó una gran decepción. “En esa época las mujeres estaban destinadas a casarse y tener hijos. Pensar en que estudien no entraba en la cabeza de muchos. Lloré sin consuelo y no me podía reponer”, cuenta Marcia, mientras derrama algunas lágrimas, que son rápidamente secadas con su mano.

Su hermano no le dio una explicación, o por lo menos, no recuerda que lo haya hecho. Marcia está segura de que la historia hubiera sido diferente si ella hubiese nacido hombre, “mi hermano no se habría atrevido a hacer lo que me hizo por ser mujer”.

Ante tal panorama, su madre tomó la decisión de inscribirla, por su cuenta, a la Normal Católica para que estudie en una universidad. “Nunca se me ocurrió ser profesora, no me gustaba, pero me quedé ahí y elegí las materias de Psicología y Filosofía. Mi mamá sacaba del presupuesto del mercado que le daba mi papá para pagar mis pensiones, mis profesores me regalaban libros y mis compañeras me prestaban sus copiados”.

“Fue un acto de amor de mi madre y pienso que ella también se realizó a través de mí, porque siempre quiso ser profesora de matemáticas y no pudo porque se casó joven y luego vinieron los hijos. Gracias a ella, pude tener una profesión para salir adelante con mis hijas”.   

¿Y ahora, después de tanto tiempo, qué piensa de lo sucedido?, pregunto a modo de conclusión: “Nada pues, que me cortaron las alas, nada más”.

La serie Ser Mujer Ayer está conformada por los siguientes artículos de entrega semanal en Guardiana:

Vivir el día a día desinformada y rodeada de huellas machistas

Estela: “No quería echarme, pensaba 'cómo voy a dormir con él'; que no me toque"

Teresa: “El primer día que me bajó, me asusté y me quedé llorando en mi cuarto”

Claudia: “Sufrí doble discriminación, por ser mujer y por ser gorda”

Marcia: “Mi hermano no se habría atrevido a hacer lo que me hizo si no fuera mujer”

Julia: “Me dijo ‘iremos a vivir; quiero que me atiendas, cocines y laves mi ropita’”

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