Por Guiomara Calle, infografía Ramiro Moncada y foto de la Defensoría del Pueblo, Guardiana (Bolivia)
Lunes 20 de septiembre de 2021.- El embarazo adolescente es una problemática muy arraigada en Bolivia y con un impacto muy fuerte, sobre todo en menores de 15 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). En promedio, cada día hay 6 embarazos en menores de 15 años y la mayoría es a causa de una violación. Entre los 15 y 19 años, la cifra se eleva a 104 gestaciones por día. La pandemia y sus restricciones ahondaron la inaccesibilidad a los métodos anticonceptivos y a los servicios de orientación e información.
Las cifras del Sistema Nacional de Información en Salud (SNIS), dependiente del Ministerio de Salud, revelan que en el 2020 hubo 2.170 embarazos en menores de 15 años, es decir, un promedio de 6 cada día; y 37.829 gestantes de entre 15 y 19 años, equivalente a 104 por día. En total, Bolivia registró 39.999 embarazos adolescentes, que en promedio resultan 110 cada día. En comparación a otras gestiones, el país muestra una disminución paulatina desde 2017, año en el que reportó un total de 60.850 embarazos precoces (167 por día); en 2018 hubo 56.910 (156 a diario) y en 2019 fueron 49.048 (134 cada día).
El responsable de Salud Materna del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Gustavo Tapia, informó a Guardiana que la mayoría de los embarazos en menores de 15 años es producto de una violación, una situación preocupante que debe movilizar a las autoridades del Estado para la creación de estrategias y la toma de decisiones con el fin de atender la problemática.
“Son datos de adolescentes que acuden a los servicios de salud; sin embargo, existe un número que no asiste y esos embarazos no se están registrando. Los datos reales los tendremos con una Encuesta de Demografía y Salud (EDSA), pero ésta se hace cada 4 o 5 años lamentablemente y no tenemos datos desde el 2016, esperemos que haya una nueva encuesta en este año o el próximo para tener el dato u obtenerlo del Censo de Población”.
Gustavo Tapia, responsable de Salud Materna del Fondo de Población de las Naciones Unidas
Los datos del SNIS, basados en los controles prenatales en hospitales y centros de salud del país, señalan que entre enero y agosto de este año hubo 1.372 embarazos en menores de 15 años, es decir, también 6 cada día; y 20.849 en adolescentes de 15 a 19 años, igual a 86 a diario. Santa Cruz y Beni tienen las mayores cifras en cuanto al primer grupo; Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, Potosí y Beni, en ese orden, en cuanto al segundo.
Efectos de la pandemia
Adela Hernández, responsable del Programa del Adolescente del Servicio Departamental de Salud (Sedes) Beni, detalló que Riberalta, Guayará y San Borja son los municipios que más embarazos precoces registran, de acuerdo con sus evaluaciones, y que la pandemia de la Covid-19 perjudicó los trabajos de prevención que realizan.
“Lamentablemente Beni siempre está entre los primeros departamentos con más embarazos adolescentes. Estamos trabajando en la información y prevención, pero tropezamos con muchos problemas y la falta de presupuesto es el principal. También hemos tenido dificultades a causa de la pandemia, todo el trabajo se paralizó, no pudimos llegar a los adolescentes”.
Adela Hernández, responsable del Programa del Adolescente del Sedes Beni
Agregó que su principal acción se centra en los consultorios AIDA (Atención Integral del Adolescente), que están habilitados en los cuatro nosocomios del departamento. No obstante, admitió que enfrentan el obstáculo de la falta de demanda. “Los adolescentes, aunque esto también pasa con los adultos, piensan que solo se debe ir a un hospital cuando hay enfermedad, no lo relacionan con orientación, pero estamos trabajando para cambiar esto”.
Este medio intentó contactar en reiteradas oportunidades con los responsables de la atención de esta problemática en la Gobernación de Santa Cruz y el Ministerio de Salud, pero no hubo respuesta alguna. Por su parte, Tapia coincidió en los perjuicios de la pandemia en cuanto al acceso a servicios de salud y métodos de anticoncepción. “En los mismos municipios hubo disminución en recursos económicos para la salud sexual y reproductiva, y ahí se afectó a los adolescentes. No se abastecieron las farmacias con anticonceptivos y, por ende, disminuyó la oferta de servicios de salud sexual y reproductiva, y eso permanece hasta hoy pese a que ya no hay medidas restrictivas”.
Consecuencias para la adolescente y el Estado
El Responsable de Salud Materna de UNFPA resaltó que, primero, están las consecuencias individuales porque hay mayor riesgo de muerte en la adolescente durante el embarazo, parto y posparto, debido a que su cuerpo está en desarrollo y no está preparado para la etapa de gestación.
Pero también hay consecuencias socioeconómicas para el Estado porque se disminuye la capacidad productiva de la población, que cuando es joven adulta es activa, aporta con impuestos, trabaja y produce. “Las adolescentes que quedan embarazadas tienen mayor riesgo, estadísticamente hablando, de tener trabajos poco remunerados y generar un ciclo de pobreza para ellas mismas y sus hijos e hijas. También existe el riesgo de replicar un patrón intergeneracional de embarazo adolescente en hijas y nietas, por eso en la actualidad vemos a abuelas jóvenes”.
Las consecuencias también están en el costo de atención de un embarazo para el Estado, que es más caro en relación al costo de medidas de prevención, orientación y capacitación para adolescentes. “Le cuesta mucho más a Estado atender un parto que desarrollar programas de prevención”, advirtió.
Estos temas y las acciones que se desarrollan en el país en torno a la problemática cobrarán mayor protagonismo esta semana, pues entre hoy y el domingo se llevará a cabo la Semana de Prevención del Embarazo Adolescente en América Latina, una actividad que pretende hacer un llamado a los Estados de la región para que esta población acceda a la información y orientación sobre los servicios de salud sexual y reproductiva. En Bolivia, el Ministerio de Salud aprobó el 19 de agosto de 2010 la Resolución Ministerial 0941, que declara la cuarta semana de septiembre de cada año como la "Semana de la Prevención de Embarazos en Adolescentes".
Los desafíos para el Estado
Tapia hizo hincapié en la necesidad de un trabajo intersectorial articulado entre las diferentes carteras de Estado, el abordaje de la problemática desde múltiples sectores y el trabajo con la sociedad civil. Además, el fortalecimiento de espacios de diálogos con adolescentes, la creación de mecanismos de retroalimentación sobre la calidad de servicios de salud y anticoncepción que reciben los adolescentes cuando son víctimas de violencia o cuando acuden a un servicio de protección.
“La idea es mejorar la calidad de los servicios de protección y los mecanismos para aumentar la demanda de adolescentes porque a veces solo mejora la oferta. También generar ambientes propicios para su atención integral desde las alcaldías. Las gobernaciones deben generar mecanismos para hacer cumplir la normativa sobre servicios públicos. Para Justicia, Salud, Educación y el Ministerio Público está la inversión de recursos y políticas públicas”, dijo.
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