Por Abril Ariñez Hernández para Guardiana (Bolivia)
Martine lleva una blusa ennochecida holgada, el cabello castaño recogido en un moño y unos lentes que protegen sus ojos verdes de esmeralda. Acomoda la cámara de la computadora para iniciar la entrevista.
Martine llegó a Bolivia desde Luxemburgo hace más de 12 años para implementar un proyecto social. Es madre soltera de un niño de ocho años y una niña de cinco que terminó de adoptar en enero de 2023.
La idea de convertirse en la mamá del corazón de una pequeña de cinco años nació en noviembre de 2021 cuando ella paseaba con su hijo. “Pasé con mi hijo por el Salomón Klein y le dije: 'Ahí están las guaguas que salen en adopción'. Y me dijo: 'Mami, ¿recogemos una? Quiero un hermanito o hermanita”.
Para Martine que no tenía pareja, la idea de tener un hijo se le complicó. Si bien ella también había pensado en tener otro bebé, cuando su hijo le confesó que quería un hermano, no encontró mejor opción que adoptar.
“Yo quería otra guagua y los últimos años no me salió porque no he encontrado un hombre con el cual quisiera pasar mi vida. Así que he preferido no tener una guagua biológica con un padre con el cual no estoy segura de quedarme y por eso he decidido adoptar”.
A partir de entonces Martine buscó información. Era enero de 2022 cuando le sorprendió ver la lista de requisitos para adoptar. Vio que representaba una cuarta parte de los que suelen pedirle para realizar el trámite de la visa, por lo que recopilar la información le resultó sencillo.
Después de reunir la documentación solicitada (ver cuadro), Martine presentó una carta de solicitud de adopción, después tuvo que esperar hasta abril para participar en los cursos que realiza el Sedeges de Cochabamba de manera obligatoria para las personas que desean adoptar. Los tres meses de espera le generaron mucho estrés, ya que no existía una fecha establecida, por lo que tuvo que suspender sus actividades importantes durante este tiempo. “Fue un tiempo de espera porque presenté la carta y como tres meses decidí no planificar ningún viaje, ninguna reunión importante, ningún seminario, porque siempre podría ocurrir este curso”.
A Martine la experiencia de asistir de lunes a viernes al curso para padres y madres del corazón le permitió hacer amistades; sin embargo, también le pareció que lo aprendido no era suficiente.
“Fue interesante porque veías un montón de otros papás (en el curso), otras personas que también quieren adoptar y haces contactos, amistades y del otro lado, me ha parecido muy corto. Yo paralelamente he leído un montón de libros que ahorita me ayudan mucho a entender a mi hija. La información que nos dieron en ese curso fue básica”.
Martine, una mamá del corazón
Después de haber aprobado el curso que se constituye en el primer paso de la adopción, Martine tuvo que seguir la ruta de cuatro fases explicada en el artículo principal de esta serie: ¿Quieres ser mamá del corazón?".
“Para mí fue divertido porque fue durante una semana, todos los días de ocho a nueve, iba antes del trabajo porque se acomodaban a mis horarios que es algo que sí lo he visto muy positivo y la entrevista con la trabajadora social y la psicóloga eran juntas, así que no tenía que contar dos veces lo mismo, sino que cada una tomaba los apuntes que necesitaba".
Cuando aprobó todos los exámenes, tuvo que presentarse al juzgado acompañada de un abogado para que le explicaran los aspectos que podía tomar en cuenta para elegir a quien sería su hijo o hija del corazón.
La espera de Martine
Para Martine la incertidumbre de no saber cuándo llegaría su hija o hijo fue lo más difícil del proceso. En esta etapa encontró apoyo y consejo en la Asociación de Familias Adoptivas de Cochabamba. "Obviamente de un embarazo sabes que en nueve meses va a nacer la guagua, hasta el médico te da la fecha más o menos y de la adopción nada, sabes que va a llegar, pero no sabes si va a llegar en dos meses o en cinco años".
La llegada de la hija del corazón
Después de que le notificaron a Martine que habían encontrado una niña, ella tuvo una audiencia virtual en la que le informaron sobre las características de la criatura, su condición de salud y su edad, finalmente le preguntaron si estaba de acuerdo con adoptarla y Martine aceptó. Al día siguiente se dirigió al orfanato donde debía encontrarse con su hija. Para ella fue grato saber que habían preparado a la niña para este momento.
“Le han dicho: 'Va a venir tu mamá'. Y siempre le han dicho que todos los niños tienen una mamá, sólo que algunas mamás biológicas vienen a recogerte si estás de forma transitoria en el lugar y otras niñas que van a adopción recién van a tener a su mamá, pero todos los niños tienen mamá, así que para mi hija era muy claro, algún día vendría su mamá”.
Martine cuenta sobre lo que suelen decirles a las y los niños
Mientras Martine esperaba sentada acompañada de la trabajadora social y la psicóloga que previamente la habían interrogado sobre su pareja y el hijo que ya tenía, la directora del orfanato la sorprendió con la niña que ahora es su hija. “La directora apareció con mi hija atrás y me dijo: 'Mira, hay alguien para ti'. Me di la vuelta y la niña venía volando a mis brazos gritando: “¡Mi mamá!”.
Emocionada, Martine comenta que este momento vivido se convirtió en uno de los más hermosos recuerdos de su vida. “Creo que es lo más lindo que me pudo pasar porque nos enamoramos ese rato. Era como si fuera mi pareja del alma, como si mi pareja para el resto de mi vida simplemente apareciera y viene volando a mis brazos y ya no nos soltamos. Hasta ahora no nos soltamos, sólo cuando va para el colegio porque después no me suelta”.
Relación con su hijo
Para el hijo de Martine que deseaba tanto tener una hermana fue emocionante que ella llegara a su casa; sin embargo, la niña no compartía el mismo sentimiento y resultó difícil para ambos relacionarse entre sí. “El primer mes mi hija sólo estaba detrás de mí y mi hijo estaba como que yo también 'quiero mamá' y ella no me soltaba y recién después del primer mes ya aceptó que tiene hermano y ha empezado también a jugar con él, pero el primer mes él estaba frustrado porque ella no quería pasar tiempo con él, sino sólo conmigo”.
Algunas dificultades
Para Martine la mayor dificultad que se presentó fue al momento de tramitar la partida de nacimiento que le permitía cambiar el apellido de su hija para inscribirla en el colegio. Este trámite obligó a que ella junto a sus dos hijos estuvieran en la corte más de siete horas durante dos semanas.
“Teníamos que tramitar la partida de nacimiento antigua de sus padres biológicos para que tenga la doble nacionalidad. Después tenía que ir a anularla, tenía que hacer el nuevo certificado de nacimiento con mi apellido y para todo eso mi hija tenía que estar presente y lo tenía que hacer antes de febrero para inscribirla al colegio. Hemos pasado dos semanas en la corte desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde y con dos niños era grave”.
Martine y la tortura de hacer trámites en Bolivia
Aprendizaje
Para Martine esta experiencia es como un desafío que se supera cada día con amor y es ese mismo amor transformado que luego la sorprende. “Es como meterte en una aventura, como si tomaras tu auto y te vas al Brasil y te hablan en un idioma que no entiendes, pero te das modos para entender y para moverte, y te metes a una playa hermosa en la que no tienes idea de cómo moverte y aun así das tu mejor esfuerzo. Cada día aprendes algo nuevo, cada día uno se levanta de otra forma. Ahorita conmigo ella está pasando las diferentes fases de bebé hasta cinco años, pero en cinco meses, al principio no quería hacerse abrazar y un día viene y te abraza y dices: '¡Wow, ha salido de su caparazón!'. Y después viene y te da un beso o como yo que desde el primer día le digo: 'Te amo', cada noche y a cada rato y después de dos o tres meses, ella me decía: 'Te quiero'. Y digo: ¡Ah, bien!'. Y un día me dice: 'Te amo' y ¡wow!”.
Martine reconoce que todas y todos tenemos heridas del pasado y que es importante sanarlas antes de decidir adoptar. Recomienda a todas estas personas estar abiertas a aceptar a las y los niños como son y a decidir amarlos cada día.
“Primero sanen las heridas de su pasado. Todos hemos vivido temas de violencia o de nuestra infancia. También atravesar y pasar por el duelo si lo tienen, porque una niña o un niño no es para reemplazar a otro, sino es una personita aparte que hay que aceptar como es porque obviamente la criamos, pero tiene sus características y sus formas de pensar. También hay que abrirse por completo a conocer a esa personita porque es como cuando te enamoras de alguien y estás dispuesto a tomarlo como es y a descubrirlo cada día más, ver quién es ese niño que me ha tocado y creo que el amor es una decisión y es como me ha tocado esta niña, este niño y me enamoro de él, de ella cada día y refuerzo lo positivo, y lo negativo lo vamos a ir cambiando poco a poco”.
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