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Texto Dévora Canedo García y fotos Marek Malis, Praga (República Checa)

Me llamo Dévora Canedo García. Soy de Cochabamba (Bolivia), pero hace tres años vivo en la ciudad de Praga (República Checa).  Al principio no fue fácil. Me costó demasiado poder adaptarme a un lugar nuevo con gente, costumbres, idioma y clima diferentes. ¿Qué de diferente? Mucho, para empezar, el elevado consumo de carbohidratos y carne de cerdo.

Praga está, a toda hora, llena de turistas. Aunque al salir del área metropolitana de 1,9 millones de habitantes, ya no se les ve como tampoco en las instituciones públicas ni en otro tipo de centros en que los solo suelen circular los habitantes de Praga que son, en general, de piel muy blanca y ojos claros.

Marek Malis y Dévora Canedo, en Praga.

La legalización de mi estadía no fue tan difícil  porque mi novio es de nacionalidad checa y aplicamos a la visa de reunificación  familiar, mediante la que me otorgaron un permiso de residencia temporal de cinco años.

A pesar de que no hablo el idioma checo,  saber inglés me ayudó a conseguir diferentes tipos de trabajo a lo largo de este tiempo. Es cierto, no es imprescindible hablar el idioma para tener un trabajo, pero no es fácil el momento de realizar trámites ya que en  las entidades públicas casi nadie habla inglés. Actualmente trabajo en un pre-escolar internacional como asistente y en mi tiempo  libre enseño español y cuido niños.

 El castillo medieval más grande del mundo está en Praga.
Los costos en Praga

Praga, a pesar de ser una ciudad capital , tiene un costo de vida bajo y bastante accesible, con extraños casos como el hecho de que la cerveza es más barata (dólar y medio) que el agua (dos dólares una botella pequeña).

El único y mayor problema actual es el costo elevado de los apartamentos y la escasez de los mismos debido al fenómeno de AirBnB. Con el boom del turismo, los propietarios de los departamentos cobran lo que quieren y no solo a los locales, sino también a los turistas y no existe una regulación que impida este tipo de atropello.

Hace unos ocho meses ya se empezó a denunciar en internet que las plataformas de alquileres turísticos, como AirBnB, están copando la oferta de apartamentos en Praga. Airbnb gestiona ya un 25 por ciento de la oferta de viviendas del centro de Praga, una capital que en 2017 recibió a 7,5 millones de turistas, un 7,4 por ciento que un año antes. Por eso, los habitantes de la ciudad se sienten expulsados.

Ni siquiera se trata de departamentos amplios. Por ejemplo, hace tres años un departamento con dos dormitorios (uno es usado como sala), una cocina pequeña y un baño costaba 13 mil CZK (567 dólares) y hoy, el mismo está en 21 mil CZK (916 dólares).

Ahora yo pago 16 mil CZK (698 dólares) al mes por un dormitorio, cocina y baño. Si bien no está en pleno centro, pero sí está en un lugar accesible. Una persona que trabaja medio tiempo no está en condiciones de asumir estos costos con su sueldo que ronda las 17 mil CZK (742 dólares) y de ahí fácil para vivienda tienen que destinar 10 mil CZK (436 dólares).

Un apartamento mono-ambiente en la ciudad puede costar alrededor de 15.000 CZK (655 dólares) y apartamentos de más habitaciones llegan a costar 30.000 CZK (1.309 dólares) o más.  Este problema obliga a muchas personas a rentar solamente habitaciones y compartir el apartamento.

La nueva tendencia es buscar casas o apartamentos lejos de la ciudad en pequeños pueblos en las afueras de Praga para pagar menos renta.

Salarios, seguros e impuestos en Praga

El salario promedio es de aproximadamente 40.000 CZK (unos 1.747 dólares), pero antes de que impuestos se quede con el 21,5% cada mes, monto que cubre el seguro de salud y el seguro social (incluye jubilación y también un monto por si uno se queda desempleada).

Además, en marzo de cada año se debe realizar la declaración de impuestos a partir de lo ganado durante la gestión, unos 60 CZK por cada 1.000 CZK de los ingresos que se haya tenido. Nadie puede escapar a este pago porque saben incluso cuándo dinero tiene cada persona en el banco. Todo lo revisan. Todo lo controlan. Todo lo saben. Te mandan papeles, te preguntan por qué...

Dévora en una fiesta a orillas del río Vltava, en Praga.
Salud, educación y transporte

En el tema de salud, todas las personas de forma obligatoria deben tener un seguro médico que es administrado por empresas privadas. Para aquellos que trabajan con  un contrato, las empresas corren con el gasto. De igual forma todo ciudadano debe pagar los aportes al Seguro Social, el cual cubre como ya lo dije: jubilación,  maternidad y desempleo.

 Muchas empresas actualmente optan por contratar trabajadores independientes o freelancers para evitar no solamente el tema burocrático , sino también el pago de estos beneficios.

Si bien  el monto de dinero que se destina a impuestos es bastante elevado, la gente cuenta con educación gratis  y acceso a un sistema de salud y transportes de un nivel bastante bueno.

En el caso del transporte, se compra una tarjeta electrónica llamada Litacka que es recargable con diferentes montos accesibles. Por ejemplo, yo pago 150 dólares una vez al año y la uso año redondo para todo tipo de transporte en la ciudad. Muy rara vez aparece un inspector para controlar. Pero si este te agarra sin la tarjeta, la multa es tan alta que te hace hincar para nunca más. Dicen que pronto este servicio será gratuito.

Precisamente porque se tarda mucho conduciendo un auto por las trancaderas que pueden durar una hora es que todo el mundo está acostumbrado a almorzar fuera de su casa. En los trabajos dan de 30 minutos a una hora para que la gente coma y, en algunos lugares, cuentan con comedores para sus empleados. La gente está acostumbrada a esta forma de vida.

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