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Por Fundación Voces Libres

Martes 13 de agosto de 2024.-La mañana del 7 de agosto, Sonia Arraya Rocha, de 38 años, fue golpeada y degollada en su casa del Sindicato Chasqui, en Ivirgarzama. Su esposo se dio a la fuga, pero fue capturado tras una búsqueda de tres días y presentado por la Fiscalía, en una audiencia cautelar, como el único imputado por el feminicidio de la mujer. El Juzgado de Instrucción de Ivirgarzama ordenó la detención preventiva del agricultor en el penal El Abra, sin plazos.

La abogada del Observatorio de Justicia del Observatorio de Justicia, Leticia Huanca, informó que durante la audiencia se reveló que la víctima denunció tres veces a su marido, Juan José Z.Z, por violencia intrafamiliar. Los dos primeros casos fueron cerrados. La última denuncia llegó a un juicio abreviado en el que él admitió su culpabilidad al haberla golpeado hasta fracturarle la nariz.

Fue sentenciado, pero no fue a la cárcel, sino que se le ordenó el cumplimiento de siete sanciones alternativas, entre las que estaba el desalojo de la vivienda familiar y no acercarse más a Sonia, pero él incumplió las siete y ninguna autoridad supervisó, ni hizo seguimiento de este caso, para evitar que ella terminara perdiendo la vida a manos de su agresor.

"El juez Gualberto Quispe Alba, del Juzgado de Instrucción Penal 1 de Villa Tunari, cuestionó durante la audiencia el por qué no se hizo el seguimiento respectivo. El caso de violencia era de 2023 y el hombre estuvo detenido preventivamente. La sentencia fue dictada en junio de 2024, pero si en julio se hubiera detectado que él no estaba cumpliendo las sanciones alternativas y se habría tomado una determinación inmediata, quizás Sonia hoy estaría viva", lamentó la abogada.

De acuerdo con los antecedentes, Sonia Arraya tuvo tres hijos con Juan José Z.Z. Dos ya tienen más de 20 años y el menor cumplió 14. Ellos fueron testigos de las constantes golpizas que soportó por años su madre y también de su cansancio ante tanto maltrato.

A medianoche del 6 de agosto, el hijo adolescente de la pareja bajó de su cuarto y vio que su padre entraba donde estaba descansando su mamá, pero vio que se sentaba y empezaba a pijchear o acullicar hojas de coca y a fumar. El menor subió a dormir y al día siguiente, cuando se levantó a las 9:00 de la mañana, salió al patio en busca de su mamá y la halló tendida en el piso, en medio de un charco de sangre y cubierta con una frazada.

El adolescente lloró esperando que su mamá estuviese solamente herida, pero la mujer que confió en la justicia y denunció tres veces a su agresor ya estaba sin vida. El menor fue a buscar a un vecino para pedirle ayuda y él llamó a la Policía.

No había rastros de Juan José Z.Z. por lo que la Policía inició una búsqueda de tres días hasta que lograron capturarlo en Totora, en la casa de un familiar. En primera instancia, solicitó someterse a un juicio abreviado, pero a última hora se retractó y se sometió a una audiencia cautelar en la que se configuró, como riesgos procesales, los numerales 1, 2,4,6,7 del artículo 234 y numeral 2 del artículo 235 del Código de Procedimiento Penal.

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