Por Eliana Quiroz* //
Las últimas semanas hemos podido ver unos videos en redes sociales que probablemente han llamado tu atención. Son videos de periodistas como Amalia Pando, Raúl Peñaranda y la presentadora de noticias Gabriela Oviedo, e incluso del vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, y del expresidente Evo Morales que publicitan un servicio de negocios financieros en línea mediante los que se invita a las personas a invertir un mínimo de Bs 450 o invertir con un supuesto empresario exitoso que apoya a familias de escasos recursos.
El contenido de los videos es algo extraño porque estas personalidades no suelen hacer publicidad para productos o servicios; pero además cuando se leen las notas se pueden encontrar imprecisiones como la mención de que estas personas son ecuatorianas o se intercambian los géneros, nombrando en masculino a quien se conoce como mujer.
Estos videos son falsos; aunque evidentemente vemos a estas personalidades y las escuchamos publicitando los servicios. Los videos han sido producidos con inteligencia artificial, en algunos casos las imágenes y los audios y en otros casos, sólo los audios. Y mencionan instituciones como el Banco Central de Bolivia, lo que contribuye a hacerlos creíbles.
Varias personas podrán sospechar y confirmar que estos videos son falsos; sin embargo, se evidencia una brecha digital entre quienes tienen esas habilidades y capacidades necesarias para identificar las señales que muestran que estos videos son falsos y quienes tendrán más dificultad para hacerlo. Quizás lo que salva parcialmente a estas últimas personas, por el momento, es que ver los videos requiere un uso alto de datos porque las imágenes en movimiento y especialmente las que tienen larga extensión, requieren un alto uso de datos móviles.
Si bien los contenidos de los videos en este caso tienen objetivos comerciales, es fácil imaginar que las tecnologías y equipos de producción que están por detrás pueden lanzar videos falsos y creíbles durante la campaña electoral que viviremos en pocos meses. Esto es muy preocupante por el potencial daño al proceso electoral y a la deliberación pública.
Por otro lado, ya existen ejemplos en otros países como Brasil donde se han utilizado imágenes de adolescentes en videos sexuales con el objetivo de humillarlas, y esto sería también muy fácil de replicar en Bolivia.
Estos son dos ejemplos de lo que el abuso de imágenes con inteligencia artificial generativa puede provocar en la vulneración de derechos humanos en línea.
*Miembro del directorio de la Fundación Internetbolivia.org
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